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Marta Marcos

Profesora titular de Física de la Tierra en el Departamento de Física de la UIB e investigadora en el IMEDEA

Los extremos de nivel del mar se producen como respuesta del océano a las perturbaciones atmosféricas (por ejemplo, tormentas o ciclones). Las variaciones de presión y de viento asociadas a estos fenómenos atmosféricos producen un aumento temporal del nivel del mar (de varias horas o días) sobre las zonas costeras que pueden tener unas consecuencias potencialmente peligrosas, tanto para las infraestructuras, como para la población. De hecho, la ocurrencia de estos extremos de nivel del mar es uno de los fenómenos naturales con un potencial destructor mayor. Es lógico por tanto preguntarse cómo han cambiado en el pasado y si lo van a hacer en el futuro. La posibilidad de extremos más frecuentes o más intensos debe tenerse en cuenta a la hora de planificar la protección costera.

Hay que tener en cuenta que estas ondas de tormenta (storm surges), que se generan por las perturbaciones atmosféricas llegan a la costa sobre un nivel del mar determinado. Este nivel medio del mar ha ido aumentando como consecuencia del cambio climático. Lo que sabíamos hasta ahora, antes de este artículo, es que los extremos de nivel del mar han ido cambiando en gran medida porque el nivel medio del mar sobre el que alcanzan las costas ha ido aumentando. Para un observador en la costa son mayores. Pero también sabíamos que los extremos de nivel del mar han variado de forma independiente, no asociados al nivel medio. Análisis anteriores demuestran que estos cambios existen, pero que son difíciles de cuantificar porque los extremos son fenómenos raros, por su propia definición, y las observaciones son limitadas. Además, no sabíamos si estas variaciones son de origen natural o tienen su raíz en el cambio climático.

Esta última pregunta es la que responde el artículo de Calafat. Primero, usa una metodología nueva que es capaz de aprovechar las observaciones de forma óptima, usando propiedades de observaciones cercanas unas de otras. Segundo, ha podido separar la contribución de la variabilidad climática natural de una tendencia asociada al calentamiento de origen humano durante las últimas 6 décadas. La metodología es novedosa y no se había aplicado nunca a este tipo de observaciones. Las conclusiones son robustas, relevantes y de clara aplicación práctica porque básicamente se demuestra que el cambio climático está produciendo extremos de nivel del mar cada vez más intensos en las costas europeas y esto es algo a tener muy en cuenta a la hora de gestionar la protección costera”.

 

ES