Miguel Motas
Profesor de Toxicología en el departamento de Ciencias Sociosanitarias de la Universidad de Murcia
¿El estudio se apoya en datos y métodos sólidos?
“El estudio se apoya en datos que emanan de una técnica robusta, fiable, consolidada y altamente sensible en el análisis de elementos inorgánicos como es el ICP-MS. Los métodos, teniendo sus limitaciones por la dificultad del muestreo, tienen el rigor que garantiza el interés de los resultados obtenidos”.
¿Qué novedades aporta?
“Es un trabajo bastante novedoso pues es escasa la bibliografía de la presencia en plátanos de muchos de los elementos estudiados. Además, permite aclarar la influencia de la actividad volcánica en la liberación de contaminantes al medioambiente y, por tanto, la posible contaminación de la cadena alimentaria y el riesgo para la población”.
¿Hay limitaciones importantes que haya que tener en cuenta?
“El número de muestras debido a la dificultad de recolección en zonas expuestas al volcán y, al ser un muestreo oportunista por la erupción del volcán, hay factores no tenidos en cuenta que pueden influir en la absorción y transporte de elementos como son el tipo de suelo, la topografía y el contenido en humedad”.
¿Qué significan estos resultados en la práctica para los consumidores?
“Que, si bien aumentan los niveles de elementos tras la erupción, el riesgo tóxico por estos elementos tras la erupción es mínimo (ingesta estimada menor del 1 % de la ingesta diaria tolerable) y no suponen ningún problema para la población, siendo el plátano una opción no solo segura sino también saludable”.
¿Qué recomendaciones prácticas podríamos hacer en base a este trabajo?
“Es muy interesante comer plátanos, especialmente para la población con deficiencias de molibdeno y cobalto, pues el plátano aporta el 37 % y el 21 % respectivamente de la ingesta diaria recomendada para estos importantes elementos”.