Los desechos plásticos de los ríos albergan tipos específicos de bacterias potencialmente patógenas y que pueden llegar a actuar como reservorios de genes de resistencia a los antibióticos, según un estudio publicado en Microbiome, que analizó muestras recogidas en el río Sowe (Reino Unido). Esa mezcla de bacterias es distinta a la que se encuentra en el agua de río que rodea a los plásticos, pero parecida a la que está en superficies de madera. El equipo, que cuenta con participación española, destaca la presencia de las bacterias Pseudomonas aeruginosa, Acinetobacter y Aeromonas.
Sergio Martínez - plastiesfera ES
Un equipo de investigadores de las universidades de Antofagasta (Chile), Warwick (Reino Unido), [Halifax (Canadá) e Islas Baleares] ha publicado en la revista Microbiome un estudio en el que se describe el riesgo sanitario que supone la plastifera (ecosistema desarrollado sobre plásticos desechados al medio como residuo) en medios fluviales, al servir como un vector potencial de especies microbianas patógenas o como reservorios a genes de resistencia a antibióticos.
Para valorar este proceso se realizó la incubación de LDPE [polietileno de baja densidad] virgen y envejecido artificialmente seis meses en dos experimentos diferentes. El primero de ellos se realizó en el río [Sowe en] Stoneleigh (Reino Unido) durante siete días en el que se analizaron las comunidades microbianas asociadas mediante metagenómica y la abundancia de genes de resistencia a antibióticos asociados. El segundo se realizó en microcosmos e incluyó también el uso de polipropileno y concentraciones crecientes de antibióticos para la cuantificación de genes de resistencia a antibióticos mediante HT-qPCR, una técnica que permite cuantificar la presencia de genes de manera masiva.
El estudio de la colonización en mesoplásticos es de sumo interés, ya que la mayoría de los casos se centran en los microplásticos, desestimando el riesgo que suponen los plásticos de mayor tamaño, comúnmente bastante más representativos debido a su mayor abundancia. Además, es destacable la metodología de este estudio, al combinar metodologías de estudio in situ y ex situ, principalmente porque en el primero de ellos consideras las variables reales que existen, mientras que en el segundo puedes modificarlas (en este caso, mediante la adición de antibióticos) de manera que puedes reflejar lo que pasaría si se produjeran cambios significativos en la concentración antibiótico del medio.
Los resultados obtenidos corroboraron lo demostrado en estudios previos, al confirmar cambios en la diversidad entre la comunidad microbiana asociada a los plásticos en contraste a los organismos del agua circundante, aunque el biofilm desarrollado no presentaba cambios significativos entre el plástico y la madera. El estudio de metagenómica, además, mostró la presencia de géneros potencialmente patógenos como Acinetobacter o Aeromonas, además de la detección de gran variedad de genes de resistencia a antibióticos asociados a la plastisfera. Posteriormente, el experimento ex situ se implementó incorporando antibióticos relevantes clínicamente, y encontrados en concentraciones previas similares en aguas residuales, y se cuantificaron hasta 48 genes de resistencia a antibióticos. Los resultados mostraron la abundancia predominante de ciertos genes en los plásticos como los asociados a la sulfamida (sul1) o las fluoroquinilonas (como qepA). Por el contrario, otros, como los asociados a las tetraciclinas, mostraron correlaciones negativas en los plásticos, en vez de enriquecerse como se esperaba en un inicio.
La relevancia de estos estudios permite demostrar cómo la presión antrópica de otros factores, como la abundancia de distintos antibióticos, puede resultar en un factor modulador de la plastisfera que puede generar repercusiones significativas y desconocidas en la salud pública a corto plazo y, que aún hoy en día, desconocemos.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
Vinko Zadjelovic et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares