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Cigarrillos electrónicos: guía rápida para conocer qué tipos hay, sus riesgos y si sirven para dejar de fumar

Vapeadores, cigarrillos electrónicos, mods, pods… La popularidad de estos dispositivos sigue creciendo, sobre todo entre los más jóvenes. Según una encuesta española, más de la mitad de los adolescentes de 14 a 18 años los ha consumido en alguna ocasión. Su control varía por países: en España, están regulados desde 2017 y el nuevo plan antitabaco aspira a equiparar su legislación a la del tabaco, mientras que Estados Unidos impone menos restricciones. En esta breve guía explicamos lo que se sabe y lo que no sobre cuestiones controvertidas como su seguridad, sus riesgos o si son útiles para dejar de fumar.

30/05/2024 - 09:30 CEST
 
vapeadores

Hay muchos tipos de vapedores, pero todos tienen en común que no contienen tabaco, llevan aditivos, sabores y pueden contener nicotina y otras sustancias. Adobe Stock.

¿Son todos los vapeadores iguales?  

Lo que se sabe 

Todos calientan un líquido que se aspira en forma de aerosol y ese líquido: 

  • No es ni contiene tabaco. Los cigarrillos electrónicos a menudo se confunden con los llamados cigarros ‘sin humo’. Pero estos dispositivos no son vapeadores, ya que utilizan tabaco calentado y sus riesgos son muy similares a los del tabaco tradicional.  
  • Lleva aditivos y sabores. Como mínimo, tiene una mezcla de propilenglicol y glicerina para conseguir que el vapor de agua parezca humo. También suele incluir otros aditivos para dar algo de sabor y olor al producto.  
  • Puede contener nicotina y otras sustancias de uso más o menos restringido (por ejemplo, sustancias derivadas del cannabis como el THC o el CBD), pero no siempre es el caso. 

Los vapeadores tienen riesgos, pero unos más que otros. El líquido y el dispositivo importan. Pueden llevar cantidades de nicotina distintas, contener aditivos más o menos conocidos, o presentar defectos de fabricación peligrosos relacionados con las baterías, que pueden llegar a incendiarse, como ha alertado la agencia reguladora de medicamentos y alimentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés). 

Lo que no se sabe  

Cuáles son los más nocivos. El aerosol de los vapeadores contiene sustancias tóxicas y metales pesados como cobre o plomo. Es probable que la toxicidad varíe en función del tipo de líquido y dispositivo, porque no todos los aditivos son iguales y, en algunos productos, la nicotina se absorbe más deprisa que en otros, pero no está claro qué productos son los más peligrosos. 

“El grado de adicción dependerá de los ingredientes de sus cartuchos y del sistema de calentamiento”, señala por correo electrónico al SMC España Rodrigo Córdoba, médico de familia, miembro del Grupo de Tabaco de la semFYC y profesor asociado de la Universidad de Zaragoza. “La distinta concentración de tóxicos respecto al cigarrillo convencional no significa menos riesgo a corto, medio y largo plazo”, aclara. 

Los defectos que pueden presentar. En Estados Unidos y Australia diferentes investigaciones han encontrado nicotina en cigarrillos electrónicos que dicen no tener esta sustancia. Además, a nivel internacional abundan los casos de ingestión accidental y otros daños por defectos en el dispositivo. 

tipos de vapeadores
Diferentes tipos de cigarrillos electrónicos. Fuente: CDC.

¿Los cigarrillos electrónicos generan dependencia? 

Lo que se sabe  

Los que llevan nicotina sí enganchan. “Hemos visto casos de personas que los fumaban de manera muy compulsiva y con muchos problemas de autocontrol”, afirma por correo electrónico al SMC España Francisca López Torrecillas, catedrática y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la facultad de Psicología de la Universidad de Granada.  

La dependencia a la nicotina está muy bien documentada. En gran medida, depende del tiempo y de la cantidad de nicotina que se fume, pero también es importante evitar los altibajos. “Si ahora haces una cosa y tienes un premio enseguida, esa gratificación tiene mayor efecto sobre el comportamiento que si el premio lo recibes dentro de tres días o tres años”, explica en videollamada con el SMC España Josep Mª Suelves, jefe del Servicio de Prevención y Control del Tabaquismo y de las Lesiones en la Agencia de Salud Pública de Cataluña. “Cuanto más próximo a una conducta es un reforzador mejor funciona”, añade el experto, que es vocal de la Junta Directiva del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.

Los cigarrillos electrónicos están diseñados para que la nicotina se absorba muy rápido, como en el cigarro tradicional. “A los pocos latidos la nicotina está actuando a nivel cerebral”, apunta el experto. En cambio, los parches o los chicles con nicotina suelen buscar un efecto más estable. “Es lo mismo que la metadona en la heroína”, compara Suelves, “es decir, buscar una cosa que, en lugar de funcionar a picos, un flash, un subidón, te deje aguantándote”.  

Los sabores influyen. Aunque los cigarrillos electrónicos produzcan dependencia, de momento, su regulación es más laxa que la del tabaco. Se pueden comprar en más establecimientos y tienen multitud de sabores que los hacen parecer más inocuos y atractivos. “Saben a limón y melocotón, e inducen a pensar que son más ‘chuches’”, señala Suelves. “En el tabaco está prohibido poner aromas”, compara. 

Al no haber leyes que lo prohíban, los fabricantes utilizan sabores para atraer a la población más joven. Según un reciente informe de la OMS, titulado Enganchar a la próxima generación: cómo la industria del tabaco capta clientes jóvenes, estos sabores son la razón principal para probar estos productos entre los jóvenes no fumadores. De hecho, en un estudio realizado en Estados Unidos, más del 70 % de los adolescentes que utilizan estos productos dicen que dejarían de consumirlos si solo tuviesen sabor a tabaco.  

La dependencia beneficia a la industria. Hay fabricantes de cigarrillos electrónicos que basan su modelo de negocio en la venta de dispositivos desechables y, por tanto, tienen un interés comercial en que ese producto se siga utilizando. Ari Atkins, ingeniero de la marca de vapeadores JuuL, llegó a reconocer en 2015 que sus cigarrillos electrónicos no están pensados para dejar la nicotina. “Aquí no pensamos mucho en la adicción porque no, de ninguna manera estamos intentando diseñar un producto para dejar [de fumar]”. 

En el informe que acaba de publicar la OMS, el organismo denuncia las estrategias de márquetin que utilizan las empresas relacionadas con el tabaco para limpiar su imagen y captar al público joven. “En algunos países, la industria patrocina becas de estudios o la construcción de escuelas para fomentar un ánimo positivo y distraer de su manipulación hacia los jóvenes”, denuncia el informe. Pero su principal estrategia ha sido el márquetin digital en redes sociales como Instagram o TikTok. De hecho, en un estudio realizado en cuatro países que restringen la publicidad del tabaco, el contenido promocional sobre cigarrillos electrónicos llegó a alcanzar al 85 % de las personas de entre 15 y 30 años. 

El informe de la OMS también alerta de las presiones que sufren quienes legislan en contra de los intereses de estos grupos de presión, que a menudo amenazan o se querellan contra las medidas antitabaco, aunque estas estén dentro del marco de referencia de la Organización Mundial de la Salud.  

Se están usando para generar una nueva ola de dependencia a la nicotina. La OMS estima que unos 37 millones de menores de entre 13 y 15 años usan productos derivados del tabaco en el mundo. En España, la popularidad de los cigarrillos electrónicos sigue creciendo, sobre todo entre los jóvenes. Según la encuesta ESTUDES de 2023, más de la mitad del alumnado de 14 a 18 años (el 54,6 %) los había consumido en alguna ocasión. En Europa los datos están en esa línea: el 32 % de los adolescentes de 15 años reconoce haber usado alguna vez estos productos. 

Detrás de esta tendencia estarían, según la OMS, las estrategias de márquetin de los fabricantes de estos productos. La industria insiste en que no están enfocados a niños y adolescentes, pero, al mismo tiempo, ofrece formatos y diseños cuestionables. Hay cigarrillos electrónicos que parecen juguetes, chucherías o que incluyen dibujos animados. Otros, en cambio, son discretos y usan como reclamo que se pueden esconder de familiares y profesores. 

Lo que no se sabe  

Si los vapeadores sin nicotina son adecuados para dejar de fumar. Si no tienen nicotina, en principio no tienen por qué producir dependencia. De hecho, según López Torrecillas, “podrían servir para dejar de fumar cigarros con nicotina”. Pero contienen otras sustancias tóxicas, de las que aún no se conocen muchos de sus riesgos y, en general, no está claro que sean tan efectivos como otras terapias para dejar de fumar.  

Si el hábito va a más. Según Suelves, el problema de los vapeadores, más allá de la dependencia, es el hábito que generan. “En un momento en el que el tabaco había perdido cierto glamour, chavales de 12, 13, 18 años acceden a un producto con nicotina o sin ella, aprenden a fumar y multiplican por cuatro la probabilidad de convertirse en fumadores”, alerta el experto.  

Si el usuario sabe lo que está consumiendo. Aunque en el etiquetado se puede ver si un producto lleva nicotina o no, según Suelves la composición puede ser difícil de entender y eso da lugar a confusiones. “Cuando yo compré esto [y muestra en la videollamada un cigarrillo electrónico] había una gama de 10, 12, 15 presentaciones diferentes. A lo mejor alguna de ellas sin nicotina, pero al final compré el amarillo porque me pareció más llamativo”, explica. 

También podría haber problemas con el etiquetado, ya que, como hemos visto, se ha encontrado nicotina en productos de origen estadounidense que dicen no llevar esta sustancia y también en Australia. En principio, España hace controles para evitar estos problemas, aunque Suelves es escéptico. “Se pueden vender por internet”, alerta. 

¿Estos dispositivos son peligrosos? 

Lo que se sabe  

Ningún producto relacionado con el tabaco es seguro para la salud, tampoco los vapeadores, aunque algunos riesgos se conocen mejor que otros.  

La nicotina es un problema. Provoca dependencia y daños a nivel pulmonar y cardíaco (EPOC, angina de pecho o infarto, entre otros). Además, los vapeadores pueden producir quemaduras, lesiones graves o incluso la muerte si el producto se usa mal o está defectuoso (por ejemplo, si explota o se ingiere el líquido). 

No es lo mismo ingerir algo que calentarlo e inhalarlo. Aunque los vapeadores contienen algunos aditivos que son seguros y habituales en los alimentos, como el propilenglicol, se desconoce qué efecto pueden llegar a tener si se queman e inhalan durante décadas. De hecho, algunos estudios ya empiezan a alertar del riesgo de algunos aditivos concretos, como el cinamaldehído, la etil-vainillina o el benzaldehído.  

El consumo dual, combinar cigarrillos tradicionales y electrónicos, es más peligroso que fumar solo tabaco. “Según una reciente revisión de 107 trabajos, considerando cinco grandes problemas de salud, el cigarrillo electrónico es un 20 % menos peligroso que el cigarrillo de combustión, pero el consumo dual es un 20 % más dañino que el consumo de cigarrillos”, señala Córdoba, que es delegado del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.  

Lo que no se sabe 

El brote de EVALI. En agosto de 2019 empezaron a aparecer los primeros casos de lesiones pulmonares asociadas al cigarrillo electrónico, un cuadro conocido como EVALI por sus siglas en inglés (e-cigarette, or vaping, product use-associated lung injury). Los síntomas son parecidos a los de una gripe o infección respiratoria grave, con tos, falta de aire, fiebre, vómitos o dolor abdominal. En febrero de 2020, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) habían confirmado 68 muertes y se habían notificado más de 2.800 hospitalizaciones. 

Los casos disminuyeron rápidamente poco después de saltar la alerta, pero la comunidad científica empezó a cuestionar la seguridad de estos productos a medio y largo plazo. Algunos estados restringieron el uso de vapeadores a raíz del incidente, aunque no parece que el riesgo de EVALI sea común a todos los cigarrillos electrónicos. Los CDC sugieren que el cuadro podría estar ligado a la presencia de acetato de vitamina E y THC (sustancia activa del cannabis) en vapeadores de origen dudoso. Es posible que influyesen otras sustancias, pero no se ha podido comprobar. 

Sus efectos en el embarazo. En algunos informes e investigaciones se apunta a que vapear puede ser una alternativa para dejar de fumar durante el embarazo, pero es una postura controvertida. No se ha llegado a comprobar que vapear dañe al feto, aunque la mayoría de los estudios estiman que el riesgo es alto, ya que investigaciones en modelos animales han confirmado los peligros de la nicotina en el desarrollo fetal. Por su parte, la OMS desaconseja su uso en adolescentes y embarazadas por los efectos que podría tener en el desarrollo del cerebro.   

Hay riesgos que aún no se han podido comprobar por cuestión de tiempo. “Las mujeres que mueren hoy son mis compañeras de adolescencia. Son personas que empezaron a fumar hace tres décadas”, explica Suelves. “El cáncer asociado a cualquier tipo de producto es algo que requiere muchos años para desarrollarse”, añade. Los vapeadores llevan poco tiempo en el mercado. A corto y medio plazo, como hemos visto, hay estudios que muestran que suponen un riesgo para la salud respiratoria y cardiovascular, pero aún no se ha hecho un seguimiento adecuado a largo plazo. 

El riesgo de desarrollar cáncer. El humo de los vapeadores contiene sustancias tóxicas y cancerígenas, pero ¿vapear produce cáncer? Es pronto para saberlo. Aún no se ha podido hacer un seguimiento adecuado a largo plazo y la evidencia es limitada. “El efecto carcinogénico se está investigando”, afirma Córdoba aunque, según el médico, ya hay indicios en modelos experimentales

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El humo de los vapeadores contiene sustancias tóxicas y cancerígenas. Adobe Stock.

¿Son adecuados para dejar de fumar? 

Lo que se sabe 

Aunque pueden ser eficaces para dejar el tabaco, no lo son para dejar la nicotina. Es decir, que quienes dejan el tabaco, pueden pasar a fumar cigarrillos electrónicos con nicotina de por vida. “Un análisis superficial de la evidencia nos sugiere que, bajo asesoramiento profesional, puede ayudar en algún caso a dejar el tabaco.  Pero, frecuentemente, conduce a una dependencia permanente de la nicotina”, señala Córdoba. Además, “se trata de una evidencia muy endeble con preocupantes conflictos de interés”, recalca el experto. “Entre 1992 y 2016 el 20 % de los autores estaban financiados por la industria”, señala. “De 50 trabajos seleccionados para una revisión sistemática, al menos 15 de sus autores tenían conflictos de interés”, afirma.

A corto y medio plazo, los cigarrillos electrónicos presentan menos riesgos que el tabaco. La exposición a metales pesados y sustancias tóxicas es menor y algunos estudios muestran que fumar estas sustancias tiene menos riesgos que el tabaco, siempre y cuando se sustituya un producto por otro.  

En vez de sustituir, suman. Según un informe de la OMS, casi el 70 % de los adultos estadounidenses que fuman cigarrillos electrónicos consume también cigarrillos convencionales. A juicio de Córdoba, estas medidas no ayudan a sustituir un producto por otro y fomentan el uso dual, es decir, que se consuman cigarrillos convencionales y electrónicos a la vez, una forma de consumo que presenta más riesgos que el tabaco.  

Hay opciones más seguras y eficaces. Todas las terapias tienen riesgos, también medicamentos nuevos y relativamente seguros como el Zyntabac o el Todacitan. El primero, por ejemplo, puede producir crisis epilépticas y el segundo suele generar trastornos del sueño, irritabilidad o síntomas digestivos, entre otros. La diferencia es que son tratamientos cortos, que se toman durante semanas o meses y es fácil asumir y contener el riesgo, pero en los vapeadores no hay una fecha límite. 

Lo que no se sabe 

Si la estrategia de que son 'menos malos’ funciona. El principal argumento en defensa del uso del cigarrillo electrónico para dejar de fumar es que presenta menos riesgos que el tabaco. Es decir, que es mejor que no hacer nada y seguir fumando tabaco. Esta postura tiene mucho apoyo en países donde vapear está muy extendido, como Estados Unidos o Reino Unido y se basa en un estudio de 2014 que afirma que los cigarrillos electrónicos son un 95 % más seguros que los cigarrillos tradicionales. Algo que choca con la evidencia actual, pero que la industria sigue defendiendo a día de hoy.  

“La industria del tabaco lleva jugando a este juego desde el siglo pasado”, comenta Suelves. “Cuando se empieza a decir que el tabaco es perjudicial, nos enseñan una zanahoria que nos tranquiliza y durante un tiempo todo el mundo se queda más tranquilo”, añade.  Según el experto, primero fue el filtro. Luego, los cigarrillos light, que tenían menos nicotina y alquitrán. Después, el cigarro ‘sin combustión’, que sigue teniendo tabaco y combustión, aunque sea a una temperatura más baja y, desde 2013, es el cigarrillo electrónico. “Y todo eso es verdad,” aclara. “Un cigarrillo con filtro es un poco menos malo. Pero al final el objetivo es convencer a la gente de que deje de fumar. Pierden las energías con esto cuando podríamos ponerle un tratamiento más seguro y efectivo”, afirma. 

Si los beneficios se mantienen a largo plazo. Estos productos no llevan mucho tiempo en el mercado, por lo que se desconoce si seguirán siendo ‘menos malos’ que el tabaco o generarán otros problemas más adelante. 

Si fumar vapeadores sin nicotina es adecuado para dejar de fumar. Aunque algunos especialistas lo consideran una alternativa para dejar de fumar, es una opción que conlleva riesgos a largo plazo y que, de momento, no está claro que sea tan efectiva como otras terapias para dejar de fumar.  

Cómo es su regulación en la Unión Europea y en España 

En la Unión Europea, la directiva 2014/40/EU del Parlamento Europeo limita el tamaño y la concentración de nicotina de los vapeadores desde 2014. Los cartuchos no deben llevar más de 2 ml (10 ml si son botellas de recambio) y la concentración de nicotina no puede superar los 20 mg/ml. La legislación española ha mantenido esos límites hasta la fecha y no se esperan cambios con el nuevo plan antitabaco (el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027).

La fijación de estos límites “es una solución algo tramposa”, a juicio de Suelves. Según el experto, estos valores transmiten una falsa sensación de seguridad que anima a fumar más. Además, la toxicidad de la nicotina y otras sustancias depende de cómo fume la persona. “Unos encienden un cigarro, lo dejan abandonado en el cenicero y se acuerdan cuando ya se ha consumido, y otros dan muchas caldas o retienen el humo en los pulmones”, compara.  

En España, el Real Decreto 579/2017 regula el uso de cigarrillos electrónicos desde 2017. Además de recoger los límites de la directiva del Parlamento Europeo, la norma incluye cierto grado control. Los fabricantes tienen que presentar informes calidad anuales y deben seguir unas reglas para el etiquetado, como indicar los componentes, no sugerir que un producto es menos nocivo que otro o decir que tiene efectos curativos o energizantes. También está restringida la publicidad y el envase debe incluir una alerta sobre los riesgos de la nicotina. 

Pero, según Suelves, el control “es incompleto”. “No es lo mismo que tener un número limitado de estancos, que son un número fijo y tienen el control de un monopolio público que limita las reglas del juego”, compara. 

En general, la regulación actual es más laxa que la del tabaco. Se puede hacer publicidad en la calle, solo está prohibido su uso en hospitales y centros públicos, y se pueden comprar en cualquier supermercado. Además, el control es mínimo en los productos sin nicotina: la publicidad también está permitida y se pueden comprar en cualquier sitio, incluido internet.  

El nuevo plan antitabaco busca endurecer esta normativa y equiparar la regulación de estos productos (lleven o no nicotina) a la del tabaco. El plan prevé prohibir la venta a menores, restringir la publicidad y hacer un empaquetado genérico parecido al del tabaco. También considera prohibir su uso en otros espacios públicos donde no está permitido fumar, aunque no entra en detalles. Este plan “sienta las bases y la hoja de ruta para los siguientes avances que se tienen que dar en materia legislativa”, declaró la ministra de Sanidad, Mónica García, el pasado mes de abril cuando el Consejo Interterritorial dio luz verde al documento.  

La normativa en otros países 

Como hemos visto, Europa ha sido relativamente rápida a la hora de regular los cigarrillos electrónicos. El uso de vapeadores empezó a generalizarse en 2012 y para 2014 ya tenía la primera norma. Pero la directiva ha dejado margen de maniobra. Por ejemplo, la normativa abre la puerta a regular los vapeadores como medicamentos o productos sanitarios. Países como Noruega, Finlandia o Suecia han optado por esta vía y regulan los vapeadores como si fueran chicles o parches de nicotina. Es decir, que no se pueden vender en cualquier sitio, deben seguir unas normas de fabricación y, antes de salir al mercado, un comité de expertos tiene que valorar si la eficacia y el riesgo del producto merece la pena.  

Más allá de Europa, Australia y Japón regulan los productos con nicotina como medicamento, pero no controlan los vapeadores sin nicotina. Estados Unidos impone pocas restricciones en general y países como Kuwait y Arabia Saudí prohíben completamente el uso de vapeadores, lleven nicotina o no.   

Entre los países que más recientemente han regulado estos dispositivos está Reino Unido, que este mismo año ha prohibido los vapeadores de un solo uso y ha añadido un impuesto al líquido que contienen estos dispositivos. El Gobierno ha justificado la medida como una forma de proteger a los menores y que va en línea con los objetivos de desarrollo sostenible y las recomendaciones de la OMS.  

Recursos para saber más 

Guía resumen de los CDC (en español): 

Informes de la OMS sobre cigarrillos electrónicos: 

Informes sobre legislación internacional:  

Buscadores de legislación por país:  

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