Un estudio canadiense halla más abortos espontáneos en mujeres que se han hecho escáneres antes de su embarazo
La tasa de abortos espontáneos es mayor en mujeres que se han sometido a una tomografía computarizada –antes conocida como TAC– de forma previa a su embarazo que en las que no han sido expuestas antes de la concepción, según un estudio publicado en Annals of Internal Medicine. La investigación incluye datos de más de cinco millones de mujeres embarazadas entre 1992 y 2023 en Canadá. Según el trabajo, la tasa de abortos espontáneos aumenta con el número de escáneres: de 117 abortos espontáneos por 1.000 embarazos en mujeres que se han sometido a una única prueba, a 142 en quienes han tenido tres o más –comparado con 101 abortos por 1.000 embarazos en mujeres que no han tenido escáner previo–.
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Alex Polyakov
Profesor clínico adjunto de la facultad de Medicina, Odontología y Ciencias de la Salud de la Universidad de Melbourne y director médico de Genea Fertility Melbourne (Australia)
Este impresionante estudio retrospectivo canadiense, que incluyó más de cinco millones de embarazos, examinó si las tomografías computarizadas (TC) realizadas antes de la concepción podían influir en el resultado del embarazo. Los resultados mostraron un ligero aumento en las tasas de aborto espontáneo y anomalías congénitas entre las mujeres que se habían sometido a una TC antes de quedar embarazadas.
A primera vista, esto resulta alarmante. Sin embargo, el aumento fue pequeño. Por ejemplo, el aborto espontáneo se produjo en aproximadamente el 10 % de los embarazos sin exposición a la TC, frente al 11,7 % tras una sola exploración. Estas diferencias son estadísticamente significativas en un gran volumen de datos, pero pueden no ser relevantes a nivel individual. Otro desafío es separar los efectos de la TC de las razones por las que se realiza. Las mujeres sometidas a TC tenían más probabilidades de tener afecciones médicas —como diabetes, hipertensión o ser fumadoras— que aumentan los riesgos durante el embarazo. Además, una mujer sometida a una TC por traumatismo, sospecha de cáncer o enfermedad grave, probablemente ya presentaba un riesgo elevado antes de la exploración.
Si bien los investigadores intentaron ajustar estos factores, es casi seguro que persiste cierto grado de sesgo. La asociación no implica causalidad: el hecho de que un evento siga a otro no significa que el primero lo cause. El estudio se basó en bases de datos de atención médica, que no recogen todos los abortos espontáneos, anomalías o características de las pacientes. Esto significa que los riesgos absolutos probablemente sean imprecisos.
En general, estos hallazgos no deberían desalentar el uso adecuado de la TC. El estudio no demuestra que las TC antes del embarazo sean perjudiciales. Sin embargo, refuerza el principio de precaución: usar la TC cuando sea necesario, pero preferir alternativas sin radiación, como la ecografía o la resonancia magnética, siempre que proporcionen la misma información. Es necesario considerar la accesibilidad y el coste, ya que las TC son más comunes y probablemente más rentables que otras técnicas de imagen.
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Gavin Pereira
Investigador de Epidemiología y Bioestadística en la Curtin School of Population Health de la Universidad de Curtin y director del Programa de Salud Familiar e Infantil del enAble Institute (Australia)
El estudio de cohorte de Ontario informa una modesta relación dosis-respuesta entre la TC antes del embarazo y los riesgos de aborto espontáneo y anomalías congénitas. La principal preocupación es la confusión por indicación, ya que muchos escáneres se realizan por afecciones que, por sí mismas, aumentan el riesgo de aborto espontáneo, como traumatismos graves, emergencias abdominales o pélvicas agudas e infecciones graves, ninguna de las cuales se refleja completamente en los datos de rutina.
Dado que el análisis solo incluye embarazos reconocidos, también es posible el ‘sesgo de colisionador’: si la TC reduce la fecundabilidad y esta se relaciona con el aborto espontáneo, el condicionamiento a la concepción [del estudio] selecciona a las mujeres expuestas más resilientes y atenúa el efecto observado. Estos sesgos opuestos actúan en direcciones diferentes, por lo que la magnitud real del efecto sigue siendo incierta.
La replicación debe utilizar diseños que fortalezcan la inferencia causal. Los médicos deben seguir interpretando las asociaciones con cautela y, cuando sea clínicamente razonable, preferir las imágenes no ionizantes.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos
Simard et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos