Autor/es reacciones

Óscar Zurriaga

Profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universitat de València y presidente saliente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE)

Realmente es muy difícil detener el avance de nuevas variantes y su introducción en nuestro territorio. Ya hemos visto, en más de una ocasión, cómo no transcurre excesivo tiempo entre que se detecta una variante en algún lugar del mundo y en nuestro territorio. La movilidad de la población sigue siendo hoy en día, y pese a la pandemia, muy elevada, y circula por muy diferentes vías.

Impedir o cancelar los vuelos directos con un determinado país, salvo que se haga de forma unánime y uniforme por el resto de países, y todos en el mismo momento temporal, no parece ser la solución. Y ni siquiera cumpliendo esta condición se está asegurando la efectivad de esta medida.

La mejor opción es, seguramente, mantener y reforzar la vigilancia de la aparición de la variante y de su distribución. De esta manera se contribuye a incrementar su conocimiento, lo que nos debe permitir saber el alcance real de esta nueva variante no solo en cuanto a transmisibilidad, sino también en lo que se refiere a gravedad y a su escape vacunal real. Así podremos actuar con las medidas más apropiadas y con las que sean realmente necesarias.

Desde luego, la aparición de esta variante en el continente africano, en el que es tan baja la cobertura vacunal, no hace otra cosa que reforzar el argumento de que es necesario colaborar, de una manera más decidida, en que se incremente la vacunación en todos los países. Para ello no solo es necesario dotarlos de más cantidad de dosis, sino también de los medios (logísticos, humanos y económicos) para que puedan administrarlas.

ES