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Juli Peretó

Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Valencia

El trabajo es extraordinario, yo diría que titánico, por la infinidad de problemas técnicos, previstos e imprevistos, que han tenido que resolver. Se dice pronto, lo de sintetizar cromosomas que sean funcionales, pero es una tarea extraordinariamente compleja con la biología que sabemos hoy. El mayor beneficio inmediato, en mi opinión, es aprender sobre los fundamentos del funcionamiento de los genomas complejos. 

Hay bacterias y virus con genomas sintéticos, pero esta es la primera aproximación al genoma sintético de una célula eucariótica, con el avance de que se ha conseguido la mitad de sus cromosomas artificiales. Es todo un hito y las etapas siguientes pueden ser aún más difíciles. Se han probado alteraciones genómicas que pueden ser útiles para futuras ingenierías de los cromosomas. Incluso se ha sintetizado un cromosoma (un ‘neocromosoma’) que contiene todos los ARN de transferencia (esenciales para el descifrado del código genético y la síntesis de proteínas) juntos, algo que no existe en la naturaleza y que demuestra que se pueden reubicar genes de manera drástica sin afectar significativamente a su función. 

Una de las limitaciones es nuestra ignorancia y el hecho de que se han de resolver algunos problemas a medida que surgen, sin poderlos anticipar. Es una tarea casi artesanal. Aunque los escollos actuales se han salvado, como prueba el hecho de las células funcionen bien con la mitad de los cromosomas sintéticos, lo que queda por hacer puede ser todavía mucho más complicado, entre otras cosas porque hay una fracción significativa de genes de levadura de los que se desconoce por completo su función. Esto requerirá un esfuerzo adicional enorme para poder llegar a un genoma completo artificial.

ES