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Roberto Rosal

Catedrático de Ingeniería Química del departamento de Química Analítica, Química Física e Ingeniería Química de la Universidad de Alcalá

El artículo (Health Policy) publicado en The Lancet tiene como objetivo presentar proyecto Lancet Countdown on Health and Climate Change que ofrece un sistema de seguimiento para evaluar la exposición a los plásticos y sus posibles daños asociados, tanto en la salud humana como en el medio ambiente. Siguiendo las tendencias científicas más actuales, las acciones pretenden ser globales en términos geográficos y extenderse a lo largo de todas las etapas del ciclo de vida del plástico. 

Simultáneamente, el artículo revisa la evidencia actual sobre cómo los plásticos, incluidos sus productos químicos asociados, pueden afectar a la salud y al medio ambiente. Señala aspectos importantes, como la falta de transparencia respecto a las sustancias químicas presentes en los plásticos como aditivos, muchos de las cuales carecen de datos toxicológicos o ecotoxicológicos. También aborda otros aspectos preocupantes, como el hecho de que una gran proporción de los residuos plásticos no se gestione adecuadamente, especialmente en países con infraestructuras deficientes, así como su alta movilidad y facilidad para ser colonizados, lo que puede contribuir a la diseminación de microorganismos patógenos o especies invasoras. Estos hechos son bien conocidos y están ampliamente documentados en la literatura científica. 

Sin embargo, el artículo incurre en algunas afirmaciones que resultan infundadas o excesivamente alarmistas. En primer lugar, no está demostrado de forma general que los plásticos causen "enfermedades y muerte desde la infancia hasta la vejez", ni que sean responsables directos de las pérdidas económicas que se mencionan. Las proyecciones que se manejan, de 1200 Mt para 2060, también parecen sobredimensionadas. Una estimación más realista basada en las tendencias de crecimiento observadas en los últimos 5 a 10 años, y que cualquiera puede calcular a partir de los datos abiertos disponibles, situaría esa cifra sobre los 850 Mt (business as usual). Asimismo, los efectos sobre la salud humana son cuestionables ya que en muchos casos se apoyan en resultados cuestionables o incluso poco plausibles, derivados del uso de técnicas inapropiadas, errores de cálculo o contaminación de muestras. 

En definitiva, el problema de la contaminación por residuos plásticos es real y sumamente preocupante. Sin embargo, la exageración de sus efectos negativos no contribuye a una solución efectiva. Es importante recordar que el plástico no se emplea como resultado de una conspiración para dañar a la humanidad, sino porque se trata de un material extraordinariamente útil para la sociedad. Su uso permite, entre otros beneficios, la conservación de alimentos, la reducción del peso de los envases con el consiguiente menor consumo de combustible durante su transporte, así como múltiples aplicaciones médicas e industriales para las cuales existen pocas o ninguna alternativa viable. Por supuesto, ello no exime a los fabricantes ni a los reguladores de la responsabilidad de garantizar materiales seguros y establecer sistemas adecuados para su gestión al final de su vida útil.

ES