Tom Sanders
Catedrático emérito de Nutrición y Dietética del King's College de Londres (Reino Unido)
Este es un estudio interesante que encuentra un aumento inesperadamente grande en el riesgo de enfermedad cardiovascular asociado con la alimentación restringida en el tiempo reportada al inicio. Las fortalezas del estudio son que hubo un período de seguimiento relativamente largo (8 años) y los 20.000 participantes, que fueron parte de una encuesta nutricional nacional que es representativa de la población estadounidense. Lo que no está claro es si aquellos que informaron sobre la alimentación restringida en el tiempo al inicio continuaron con esta práctica a lo largo del estudio. Tampoco está claro si el individuo que informó sobre la alimentación restringida en el tiempo hizo una elección voluntaria para adoptar este patrón. Es probable que las personas que informan sobre la alimentación restringida en el tiempo estén trabajando en horarios antisociales (por ejemplo, conductores de camiones, personal de seguridad, profesionales de la salud, trabajadores nocturnos). Esto es importante porque hay evidencia de que este tipo de práctica laboral está asociada con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. No está claro si se han realizado ajustes estadísticos para factores de confusión (fumar, actividad física, consumo de alcohol, clase social). Será necesario examinar cuidadosamente el estudio con más detalle cuando se publique en su totalidad.
Aunque la alimentación restringida en el tiempo se ha vuelto popular en los medios de comunicación, hay una falta de evidencia que muestre que tenga algún beneficio en términos de pérdida o mantenimiento de peso. Con respecto a los factores de riesgo cardiovascular, sabemos a partir de evidencia existente previa que probablemente sea mejor distribuir la ingesta de alimentos a lo largo del día (pequeñas pero frecuentes) en lugar de consumir comidas grandes en un período más corto. Esto se debe a que se producen aumentos grandes en las grasas y glucosa en sangre después de comidas abundantes. Estos aumentos postprandiales [después de comer] en las grasas y glucosa en sangre pueden alterar la función endotelial y aumentar el nivel de factores de coagulación en sangre, particularmente el factor VII. El ayuno prolongado puede contribuir a aumentar el colesterol en sangre porque promueve la liberación de ácidos grasos del tejido adiposo que estimulan la síntesis de lipoproteínas de muy baja densidad en el hígado que dan lugar a lipoproteínas de baja densidad en la sangre.