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Una agencia estatal para proteger la salud pública en el siglo XXI

La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria reclama la creación de una institución "que nos prepare para proteger la salud de nuestra población ante la actual pandemia, las que puedan llegar y los actuales retos de salud".

salud de poblaciones

La salud pública es el conjunto de actividades que tienen por objeto prevenir la enfermedad y proteger, promover y recuperar la salud de las poblaciones. / Adobe Stock.

En la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) creamos un grupo de trabajo de 28 personas expertas para proponer la creación y desarrollo de una Agencia Estatal de Salud Pública (AESP) que nos prepare para proteger la salud de nuestra población ante la actual pandemia, las que puedan llegar y los actuales retos de salud. Con este objetivo publicamos hoy un artículo en la revista Gaceta Sanitaria en el que describimos con detalle las necesidades, retos y funciones de esta Agencia y que resumimos a continuación.

Antes de justificar la necesidad de esta Agencia, es importante definir el término “salud pública”. La salud pública es el conjunto de actividades que tienen por objeto prevenir la enfermedad y proteger, promover y recuperar la salud de las poblaciones mediante acciones que involucran a distintas instituciones (municipales, territoriales, estatales e internacionales) y sectores (sanitario, educativo, transportes, urbanismo, etc.).

¿Por qué necesitamos una Agencia de Salud Pública?

La necesidad de contar con una Agencia de Salud Pública, aunque ya existía antes, se ha puesto especialmente de manifiesto en el contexto de la pandemia, que sin duda constituye el problema más relevante de salud colectiva del último siglo, con importantes consecuencias sociales y económicas: más de 90.000 personas han fallecido en España como consecuencia de la covid-19 (5 millones y medio en todo el mundo), y más de 9 millones se habían contagiado hasta enero de 2022.

Es necesario contar con una institución potente y bien articulada que dé soporte a medidas para proteger la salud de nuestra población, basadas en la mejor evidencia científica disponible; y que comunique claramente el balance de riesgos y beneficios de estas medidas

Si tenemos en cuenta que el virus no conoce de fronteras y que las probabilidades de contagio y enfermedad grave dependen de múltiples circunstancias relacionadas con cómo las personas viven, trabajan y se relacionan, es fácil entender por qué se precisan instituciones de amplio alcance para proteger a la población. Pero, más allá de esta coyuntura, es fundamental reconocer el papel que juegan el entorno medioambiental, social y económico en la salud de las personas: sirvan como ejemplo el caso de la contaminación atmosférica y las enfermedades respiratorias que de ella se derivan, o los problemas de salud mental que se asocian a las circunstancias laborales, económicas o incluso de limitación de la vida social.

Por ello es necesario, ahora más que nunca, contar con una institución potente y bien articulada que dé soporte a medidas que puedan proteger la salud de nuestra población, basadas en la mejor evidencia científica disponible. La ciudadanía merece una institución que, además, comunique claramente el balance de riesgos y beneficios de estas medidas.

Situación y retos de España

En España, la salud pública se ha desarrollado bajo una escasez crónica de financiación, acentuada durante los recortes producidos durante la Gran Recesión. En 2019, el gasto en salud pública en términos nominales (esto es, sin tener en cuenta la evolución de la inflación) era menor que el correspondiente al año 2007. En términos relativos, el peso de la salud pública también se ha reducido en los últimos años: si en 2009 apenas representaba el 1,6 % del total del gasto sanitario público, en 2019 el porcentaje había caído al 1 %.

Una inversión elevada en tecnología sanitaria, no acompañada de un proceso de análisis e identificación de necesidades, que carece de mecanismos claros y transparentes de priorización, y donde brilla por su ausencia un enfoque claro de prevención de la enfermedad y protección de la salud, han reforzado un sistema de salud asistencialista, ineficiente y deudor.

La situación actual, sumada a los retos más inmediatos, como los que se derivan de la crisis climática, nos pide constituir inmediatamente un modelo de provisión de servicios preventivo y generador de salud en lugar de asistencialista y de trinchera

La situación actual, sumada a los retos más inmediatos, como los que se derivan de la crisis climática, nos pide constituir inmediatamente un modelo de provisión de servicios preventivo y generador de salud en lugar de asistencialista y de trinchera, que debe ir de la mano de acciones de distintos sectores, dibujando un horizonte habitable y equitativo para todas las personas sin excepción. En el momento actual, necesitamos que la agenda pública priorice la salud de las personas y el desarrollo de comunidades sanas que mantengan una relación sostenible con el planeta y sus ecosistemas.

¿Cómo ha de ser la Agencia Estatal de Salud Pública?

Necesitamos una institución con una dotación adecuada de recursos, que haga valer las enormes capacidades de las y los profesionales provenientes de múltiples y variadas disciplinas que ya trabajan en distintas instituciones españolas. Para estar a la altura de los retos que se le plantean, la futura agencia debería contar con un presupuesto suficiente para poder desarrollar, con el personal adecuado, las funciones que describimos más adelante.

Proponemos que esta institución adopte la forma de agencia estatal, independiente del poder político y con una alta capacidad técnica, que le permita ir labrándose una reputación de excelencia. La concebimos como una institución que, sobre la base del mejor y más completo conocimiento científico, y ajena a conflictos de interés de diverso signo, sirva para asesorar a los decisores sobre cómo proteger, promover y mejorar la salud de la población. Una institución de estas características puede contribuir, junto con algunas otras ya existentes (por ejemplo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, AIReF), a dar ejemplo en el proceso de modernización de las estructuras institucionales del país, donde el buen gobierno y la buena gestión pública sean señas de identidad.

La nueva agencia deberá abordar, además de las necesidades de organización de la salud pública, la conexión de estas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, coordinando una estrategia estatal que integre a distintos sectores y actores de salud (servicios sociales, educación, transporte, tercer sector…) en una red generosa y cooperativa, y desarrollando una estrategia de comunicación en salud pública innovadora, referente y priorizada, entre otras funciones.  

La naturaleza de la organización político-administrativa de España exige que la agencia sea un centro en red, constituido por un nodo central coordinador, nodos autonómicos y nodos temáticos

Dada la internacionalización de la salud, será imprescindible que la AESP colabore estrechamente con organismos supraestatales (Unión Europea, OMS, etc.). Del mismo modo, la naturaleza de la organización político-administrativa de España exige que la agencia sea un centro en red, constituido por un nodo central coordinador, nodos autonómicos (centros u órganos de salud pública de las administraciones autonómicas y locales) y nodos temáticos (entidades científicas excelentes, universidades, centros técnicos, etc.). La agencia deberá trabajar en estrecha colaboración con las CC. AA. para dar respuesta a sus diferentes necesidades en materia de salud pública. Todas las funciones de la agencia también deben llevarse a cabo en colaboración y comunicación directa con las CC. AA.

Existen algunos referentes, a nivel internacional y nacional, que pueden servir de inspiración para la nueva agencia. Un ejemplo es el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York, actualmente una de las agencias de salud pública más grandes del mundo, que atrae y recluta a distintos profesionales, epidemiólogos y otros investigadores. Otro buen ejemplo es el que proporciona la Agencia de Salud Pública de Barcelona, que desarrolla todas las funciones de salud pública en la ciudad desde hace casi dos décadas.

¿Qué funciones debería desempeñar la Agencia Estatal de Salud Pública?

La futura agencia debería desarrollar, al menos, las siguientes funciones:

i) Vigilancia de la salud de la población desde un modelo integral basado en los determinantes sociales de la salud (el trabajo, la vivienda, etc.).

ii) Gestión de la información para la preparación y respuesta a emergencias de salud como la actual pandemia, pero también otras derivadas, por ejemplo, de la crisis ecológica.

iii) Coordinación con organismos europeos e internacionales, como la Organización Mundial de la Salud o el Centro Europeo para el Control de Enfermedades.

v) Evaluación del impacto en salud y en la equidad de los distintos proyectos legislativos (ley antitabaco, ley de vivienda…) y otras medidas de política pública.

vi) Desarrollo de una estrategia de salud en todas las políticas, que tenga en cuenta los determinantes sociales de la salud y que promueva el enfoque de Una Sola Salud (One Health), que aúna esfuerzos para lograr una salud óptima para las personas, los animales y el medioambiente, todo ello en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

vii) Desarrollo de una estrategia comunicativa y de respuesta ante demandas o necesidades de información en las administraciones y en la sociedad.

viii) Apoyo en el desarrollo de legislación básica, y desarrollo y trasposición de legislación de la UE.

ix) Orientación de las prioridades de investigación y formación en salud pública.

x) Apoyo y asesoramiento a todas las administraciones para la toma de decisiones que afecten a la salud pública.

El desarrollo de las funciones de la AESP requerirá́ el reclutamiento y retención de una fuerza de trabajo interdisciplinar y altamente cualificada. La AESP precisará también de mecanismos que eviten la captura de su labor por poderes fácticos. La credibilidad, legitimidad, liderazgo y prestigio de la institución dependerán de estos mecanismos y de su capacidad de guardar coherencia con sus valores científicos y éticos.

La creación y desarrollo de esta agencia creemos que es decisiva para la necesaria actualización de la salud pública española, de acuerdo con el más alto nivel científico y administrativo que exige el siglo XXI para proteger la salud de nuestra población.

La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) creó un grupo de trabajo amplio de 28 personas expertas, que colaboró en diferentes fases hasta publicar el Informe final SESPAS y el artículo en Gaceta Sanitaria.

Este artículo fue publicado originalmente en la agencia SINC.

Manuel Franco es epidemiólogo, profesor e investigador en las Universidades de Alcalá y Johns Hopkins. Portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria SESPAS.
Daniel G. Abiétar es médico residente en Medicina Preventiva y Salud Pública, Hospital del Mar, Barcelona.
Rosa Urbanos es economista en la Universidad Complutense de Madrid, presidenta de SESPAS.

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