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Adrián Regos Sanz

Investigador posdoctoral Ramón y Cajal en la Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC) y jefe del grupo de investigación ECOP – Ecología del Paisaje

Por lo que veo, en este estudio utilizan mapas globales de Usos y Cubiertas del Suelo ya disponibles. Analizan cómo cambia en el tiempo la interfaz urbano-forestal y lo cruzan con información de áreas quemadas del satélite MODIS. Han encontrado un incremento de la categoría de 'urbano’ que explica el incremento de lo urbano-forestal. Considerando el actual escenario de grandes incendios forestales en el que estamos, un incremento en el interfaz urbano-forestal aumenta la vulnerabilidad a los grandes incendios. Estas áreas están muy expuestas al impacto de los grandes incendios, ya que están rodeadas de masas forestales muchas veces sin gestionar y sin barreras o distancias mínimas de seguridad. 

Parece un trabajo sólido, aunque los mapas utilizados tienen una precisión que ronda el 80 % (variando entre clases y años) lo que indica que hasta un 20 % de los píxeles de los mapas pueden estar mal clasificados —son limitaciones que los propios autores reconocen en el trabajo—. Mas allá de eso, no deja de ser un toque de atención a la actual (o pasada) planificación territorial y la tendencia actual hacia una mayor exposición y vulnerabilidad a futuros incendios forestales en áreas urbanas. Se deben tener en cuenta y valorar cómo se puede reducir esa interfaz urbano-forestal, y asegurar los perímetros de las zonas rurales y urbanas con fajas de seguridad o hábitats más abiertos que rompan la continuidad del combustible (vegetación) y proporcionen oportunidades para la extinción en caso de incendios en estas zonas.

ES