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Álvaro Páez Borda

Jefe de Servicio de Urología del Hospital Universitario de Fuenlabrada, profesor asociado de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos y Chairman de la rama española del European Randomized Study of Screening for Prostate Cancer

Este estudio, bien diseñado y mejor ejecutado, analiza las posibilidades de la resonancia magnética (RM) como medio de reducir el sobrediagnóstico en el diagnóstico precoz del cáncer de próstata (CP), pero sin perder de vista el riesgo de omitir tumores potencialmente letales. Brevemente, se analiza el abordaje estándar (biopsia de lesiones sospechosas asociado a biopsia al azar del resto de la próstata) frente a la sola biopsia de las lesiones sospechosas. El estudio se despliega en un escenario con unas connotaciones que lo convierten en ideal para cualquier tipo de cribado: un seguimiento extremadamente exhaustivo, una población diana (nórdica) muy disciplinada en sus hábitos de salud y un registro del cáncer dotado de una extraordinaria credibilidad. Solo sorprende la ‘modesta’ tasa de participación, un 50 %, en comparación con otras experiencias escandinavas similares. Por ilustrar el asunto, téngase en cuenta que el programa de screening para el CP que activó en su día el Hospital Universitario de Getafe solo consiguió una participación del 20 %.    

El presente estudio aborda una cuestión central a todas las iniciativas relacionadas con la detección precoz (o cribado, que, en esencia, es lo mismo) del CP: el sobrediagnóstico, esto es, la detección de tumores potencialmente no letales. Esa circunstancia es la que hace inviable la generalización del cribado del CP. Y únicamente la evitación de la detección de ese tipo de tumores permitirá que los beneficios del cribado –que existen, no lo olvidemos–superen a sus efectos adversos. En ese sentido, la RM tiene la capacidad de actuar como filtro para evitar el diagnóstico de tumores indolentes, siempre y cuando se observe una rigurosísima secuencia diagnóstica: entre otras cuestiones, en el presente estudio todas las imágenes (más de 13.000 estudios) fueron interpretadas por un equipo de cuatro especialistas en radiología con más de cinco años de experiencia en RM. Además, los estudios se llevaron a cabo utilizando un resonador de tres teslas, un equipo de última generación. Esa combinación de dedicated radiologist, en la terminología anglosajona, y un equipo de altas prestaciones, resulta imprescindible para obtener datos comparables. 

Tras un seguimiento promedio (mediano, en realidad) de cerca de cuatro años, el diagnóstico de tumores indolentes –esto es, el sobrediagnóstico– disminuyó en más del 50 % en comparación con el abordaje estándar, sin que se haya detectado hasta la fecha un incremento significativo de tumores incurables. Esta es precisamente una de las aspiraciones del Plan Contra el Cáncer de la Unión Europea (UE). En la actualidad, varios países –España, entre otros– analizan en el territorio de la UE la factibilidad de programas de cribado para el CP que incluyen la RM. La variedad de aproximaciones en cada uno de los centros piloto resulta verdaderamente llamativa. Y a todo esto, todavía no está probado de modo incontrovertible que los programas de screening para el CP salven vidas. ¿Es legítimo el esfuerzo? ¿Están preparados los sistemas de salud europeos para asumir semejante sobrecarga?

ES