Andreu Ollé Cañellas
Investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA), profesor asociado de la Universitat Rovira i Virgili y codirector del proyecto Atapuerca
El estudio presenta diversas líneas de evidencia sobre la presencia de fuego en el yacimiento; se presentan análisis multidisciplinares y complementarios.
De entrada, el estudio encaja bien con información que ya conocíamos para Europa occidental. Hay otros yacimientos de cronologías similares (como, por ejemplo, Menez-Dregan o Terra Amata, en Francia, la cueva de Aroeira, en Portugal, o la Cansaladeta, en Tarragona) donde tenemos evidencias del uso del fuego alrededor de los 400.000 años. Aunque esto choca, por ejemplo, con su nula representación en yacimientos de cronología similar y bien documentados, como es el caso de Atapuerca.
La principal novedad que aporta el artículo es la propuesta de que esos fragmentos de pirita encontrados en Barnham estén relacionados con la producción intencional de fuego. Esto no había sido observado en el resto de yacimientos con evidencias de presencia de fuego. Por lo tanto, a partir de este descubrimiento, se refuerza la idea de que alrededor de esta fecha tenemos ya un uso ‘estructural del fuego’.
Es muy probable, pues, tal y como propone el artículo, que el descubrimiento de Barnham nos esté mostrando el inicio de la socialización del fuego, de su uso controlado y generalizado.
A nivel personal, por lo aprendido de la arqueología experimental y de las observaciones etnográficas, creo que la producción de fuego por fricción de elementos vegetales es más fácil que la que implica la interacción con óxido de hierro, pero las evidencias presentadas en el artículo son sólidas y deben ser tenidas en cuenta.
No veo limitaciones importantes que considerar.
Es un estudio relevante porque aporta evidencias sólidas de un aspecto crucial en la evolución humana como es el control del fuego. A nivel metodológico, para la arqueología paleolítica, propone una batería sólida de análisis a reproducir en otros contextos donde se han detectado evidencias de la presencia de fuego.