Fernando González Candelas
Catedrático de Genética de la Universidad de Valencia e investigador en la Unidad Mixta Infección y Salud Pública FISABIO/Universitat de Valencia
Este trabajo se basa en el descubrimiento previo de la presencia de nuevos coronavirus en murciélagos de herradura procedentes del sur de Rusia. Son muchas las especies de murciélagos de esta familia que albergan distintos coronavirus y son los mejores candidatos para representar el huésped original del SARS-CoV-2 antes de su salto a la especie humana. Por tanto, la pregunta que se plantean responder es si estos nuevos virus podrían infectar a individuos de nuestra especie.
Para ello han realizado distintas pruebas con cultivos celulares y proteínas del virus, en concreto, la espícula y su porción de unión al receptor celular, para comprobar si la proteína del virus es capaz de reconocer y unirse a distintos receptores presentes en células humanas. La respuesta es que uno de estos virus, el llamado Khosta2, sí es capaz de hacerlo y, además, reconociendo el mismo receptor celular usado principalmente por SARS-CoV-2 para infectar nuestras células, el ACE2 (enzima convertidor de angiotensina-2).
El resultado no es completamente novedoso porque otros coronavirus también han mostrado esta capacidad y algunos de ellos han sido analizados en este trabajo. La mayor sorpresa radica en que esa capacidad se presenta en un virus que no está emparentado estrechamente con el SARS-CoV-2, sino que pertenece a un linaje diferente. El estudio pone de relieve la gran plasticidad en la capacidad de unión a distintos receptores celulares de los coronavirus, incluidos algunos emparentados con patógenos humanos, como el SARS-CoV-1, y otros con virus que nos infectan pero que no causan síntomas graves, como HCoV-229E.
El descubrimiento de que coronavirus próximos a SARS-CoV-2 aislados a partir de murciélagos fuera del sudeste asiático podrían infectar a humanos –recordemos que los ensayos se han realizado en condiciones de laboratorio– representa una nueva llamada de atención sobre la necesidad de mantener una estrecha vigilancia sobre nuevos patógenos emergentes incluso en áreas del planeta que hasta el momento no se ha considerado que albergasen amenazas relevantes.