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Cristina Santín Nuño

Científica titular del CSIC y jefa del Departamento de Biodiversidad y Cambio Global del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (Universidad de Oviedo-CSIC)

Bajo estas condiciones meteorológicas tan extremas de calor, sequedad y, en algunos casos, más viento, es más fácil que los incendios que se producen sean más virulentos: más rápidos, más intensos y, por tanto, más peligrosos y difíciles de controlar.  

Para que se produzca un incendio necesitamos tres ingredientes: algo que lo empiece (fuente de ignición), vegetación que lo alimente y condiciones meteorológicas que hagan que esa vegetación esté suficientemente seca para que queme. Las olas de calor facilitan este tercer ingrediente. Además, muchas veces estas olas de calor conllevan tormentas eléctricas que, cuando no vienen con lluvia, son fuentes de ignición importantes.  

Parece que por suerte esta ola de calor está remitiendo ya, con lo que es de esperar que la situación de incendios mejore también. Lo que pase el resto del verano dependerá de cuantas olas de calor más vengan. Llevamos ya tres y no hemos acabado julio.  

El cambio climático ya ha hecho que el riesgo meteorológico de incendios aumente en todo el mundo. Por ejemplo, en la cuenca mediterránea, el riesgo meteorológico extremo de incendio (asociado a olas de calor como las que estamos viviendo) se ha duplicado en los últimos 40 años. Además, la temporada de incendios se ha alargado ya casi un mes. Esto quiere decir que el cambio climático está facilitando que haya más incendios y más graves. Pero no es solo cuestión del cambio climático; el abandono rural en nuestro país está haciendo que haya más vegetación en nuestro paisaje y esta vegetación sea más continua. La combinación de más vegetación y más calor es la que desencadena situaciones desastrosas como las que estamos viendo ahora.  

En cuanto a las fuentes de ignición, el origen natural es siempre por rayos y, en algunas zonas de España, esta causa es bastante frecuente. Pero en muchas regiones de nuestro país, la mayoría de los incendios son de origen humano, bien por accidentes o negligencias o por incendios intencionados causados por incendiarios. Es esencial entender estas causas e intentar limitarlas todo lo posible. Por ejemplo, prohibiendo algunas actividades al aire libre cuando el riesgo de incendio es extremo (por ejemplo, barbacoas o trabajos con maquinaría que desprenda chispas). En el caso de los incendios intencionados, es un tema muy complejo. La gente habla siempre de aumentar las penas legales pero esa no puede ser la única solución ya que, para empezar, demostrar que alguien ha sido el culpable es tremendamente complicado. En mi opinión hay que trabajar con y desde la población rural para intentar solucionarlo.  

ES