Ernesto Rodríguez Camino
Meteorólogo Superior del Estado y presidente de la Asociación Meteorológica Española
Se viene hablando recientemente del incremento en la frecuencia de las transiciones rápidas entre situaciones con extremos de temperatura y precipitación opuestos en un contexto de calentamiento global. En el caso de precipitación, ya se ha estudiado en otros trabajos el aumento en la frecuencia en la que situaciones de sequía finalizan con lluvias intensas y viceversa. En el caso de este trabajo referido a temperatura, se demuestra que ha aumentado desde el año 1961 la frecuencia, la intensidad y la velocidad de las transiciones rápidas entre una situación de temperatura alta extrema a otra de temperatura baja extrema y viceversa. Este comportamiento se ha demostrado sobre más del 60 % de las regiones estudiadas, siendo Europa occidental una de las regiones más afectadas. Los autores también han estimado cuánto crecerá este efecto en situaciones de altas emisiones durante el siglo XXI y la población que potencialmente se verá afectada.
Este aumento de cambios bruscos entre extremos de temperatura constituye un desafío adicional a la adaptación, ya que los efectos son claramente más negativos cuando el calentamiento muestra adicionalmente fuertes oscilaciones entre temperaturas extremas. Especialmente afectados pueden ser los ecosistemas y sectores más vulnerables a estas fuertes oscilaciones de temperatura que dejan muy poco margen para la adaptación. Un ejemplo de esto puede ser unas más frecuentes pérdidas de cosechas por heladas tras un periodo cálido que ha dado lugar a una floración o fructificación temprana.
Desde el punto de vista de la comunicación del cambio climático, estos cambios bruscos entre temperaturas extremas que se superponen a la tendencia general al calentamiento pueden ser utilizados para poner en duda el cambio climático, cuando en realidad es un efecto adicional negativo que se superpone a la tendencia de fondo al calentamiento.