Gustavo Saiz
Científico titular en el departamento de Medio Ambiente y Agronomía del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC)
Este es un estudio que emplea un gran número de experimentos internacionales de simulación de sequía mediante cubiertas de exclusión de lluvia en pastizales y ecosistemas de matorral. Este trabajo tiene como objetivo discernir el impacto que tanto la severidad como la duración de las sequías tienen en el funcionamiento de estos ecosistemas, en particular, sobre su productividad vegetal. El estudio muestra que, en general, durante el primer año de sequía se produce una disminución de la productividad. Sin embargo, se sugiere que estos ecosistemas pueden presentar aclimatación (es decir, mantienen una productividad similar a la observada durante el primer año de sequía) si durante años siguientes no se producen sequías extremas. Por el contrario, se observa que un aumento de la severidad de la sequía a niveles históricamente extremos podría resultar en un patrón de pérdida de productividad acumulativa a lo largo del tiempo.
El trabajo es riguroso e incorpora una amplia base de datos con análisis e interpretaciones robustas. Se echa en falta que no se incluyan experimentos en regiones críticas (por ejemplo, aquellas que presentan suelos altamente degradados y que están ampliamente distribuidas, como es el caso del Sahel o las vastas regiones de Asia central). Por otro lado, tal y como los autores explican, otra clara limitación de este trabajo radica en la falta de manipulación de la temperatura en los experimentos. Este aspecto es relevante ya que la sequía lleva asociada tanto temperaturas como déficits de presión de vapor más elevados, que tienen el potencial de reducir la fotosíntesis y, por tanto, la productividad. De esta forma, es posible que el estudio haya minimizado el impacto causado por la sequía en la variable estudiada.
Con todo, se concluye (acertadamente) que las pérdidas de productividad observadas en los ecosistemas estudiados podrían intensificarse debido al más que probable aumento de los episodios extremos de sequía que se proyectan en el actual marco climático. Por último, es muy probable que el impacto de las sequías extremas también resulte en un aumento significativo de la mortalidad vegetal y en una degradación sustancial de los servicios ecosistémicos.