Iván Fernández Vega
Profesor Titular de Anatomía Patológica de la Universidad de Oviedo, director científico del Biobanco del Principado de Asturias (BioPA) y coordinador del hub de Organoides de la plataforma de Biomodelos y Biobancos del ISCIII
Me ha parecido un trabajo muy relevante, pero hay que ser cautos. El estudio representa un hito en la historia de la xenotrasplantación hepática, al describir por primera vez un trasplante de hígado porcino genéticamente modificado a un ser humano (en este caso, en muerte cerebral).
La calidad del trabajo es muy elevada, tanto por el rigor científico como por la exhaustiva caracterización clínica, inmunológica, histológica y hemodinámica del procedimiento. Se han aplicado modificaciones genéticas sofisticadas en el injerto para prevenir el rechazo hiperagudo, una de las complicaciones más críticas en modelos preclínicos de xenotrasplante.
Las implicaciones clínicas son muy relevantes, ya que si se optimiza este enfoque podría ampliar la reserva de órganos disponibles y salvar vidas en situación de emergencia hepática. Este trabajo complementa y amplía la evidencia existente sobre xenotrasplantes previos de corazón y riñón de cerdo a humanos. Aporta varias novedades relevantes:
- Es el primer estudio en demostrar que un hígado porcino genéticamente modificado puede sobrevivir y ejercer funciones metabólicas básicas (producción de albúmina y bilis) en el cuerpo humano.
- Muestra que no hubo disfunción importante de coagulación, en contraste con lo observado en otros modelos, como el primer xenotrasplante cardiaco humano, donde se detectaron microtrombos y trastornos severos.
- Señala la necesidad de valorar posibles daños miocárdicos en fases tempranas del postoperatorio, dada la elevación precoz de la enzima AST y de enzimas cardíacas, algo que puede confundirse con daño hepático.
- Se plantea el uso del xenoinjerto como terapia puente, especialmente en pacientes con fallo hepático agudo en espera de un injerto humano, aunque no como solución definitiva, ya que la producción de bilis y albúmina fue limitada para el soporte a largo plazo.
No obstante, el estudio tiene limitaciones relevantes:
- Una limitación importante del estudio es que se trata de un caso único (n=1), lo que impide extraer conclusiones generalizables o establecer patrones sólidos de respuesta clínica e inmunológica. Aunque se trata de un avance pionero, serán necesarios estudios con una mayor muestra y en receptores vivos para confirmar la seguridad, eficacia y reproducibilidad del procedimiento.
- Duración limitada del seguimiento (10 días), por decisión de la familia del receptor, lo que impide valorar la viabilidad del injerto a medio y largo plazo. Por tanto, no añade información en relación al rechazo agudo y crónico de los xenotrasplantes.
- Solo se evaluaron funciones hepáticas básicas (síntesis de albúmina y secreción de bilis), sin datos sobre otras funciones complejas del hígado como metabolismo de fármacos, detoxificación o función inmunológica.
- El procedimiento de trasplante auxiliar heterotópico no permitiría resecar el hígado original, lo cual lo invalida como estrategia por ejemplo en pacientes con hepatocarcinoma en espera de trasplante.