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José Gómez Rial

Jefe de Servicio de Inmunología en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), Servicio Gallego de Salud (SERGAS)

El estudio demuestra que las praderas enriquecidas con nitrógeno producen hasta seis veces más polen que sus equivalentes no fertilizadas, y que ese polen tiene una mayor capacidad para activar células inmunitarias en personas alérgicas, con una sensibilidad 5,1 veces superior en los test de activación de basófilos y un aumento del 1,3 en los niveles de inmunogloblulina E (IgE) específica. Aunque el mecanismo exacto no se detalla en el artículo, es plausible que el exceso de nitrógeno modifique la composición bioquímica del polen, incrementando la cantidad o la proporción de proteínas alergénicas sintetizadas por la planta, lo que potenciaría su capacidad de activar el sistema inmunitario.  

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones tanto ecológicas como sanitarias. Por un lado, revelan que la contaminación por nitrógeno no solo afecta a la biodiversidad vegetal, sino que también puede agravar directamente enfermedades alérgicas muy prevalentes, como la rinitis o el asma estacional. Por otro, subrayan la necesidad de integrar la salud pública en las políticas ambientales: reducir las emisiones de nitrógeno y limitar el uso de fertilizantes no solo contribuiría a preservar los ecosistemas, sino que también podría disminuir la carga de enfermedad asociada a las alergias respiratorias. El concepto de One Health no solo aplica a la salud humana y animal, sino también a la salud vegetal y el medio ambiente.

ES