Julián Pérez-Villacastín
Jefe de servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid
En España se implantan cada año más de 40.000 marcapasos. Estos dispositivos se utilizan para que el latido cardíaco no se detenga en personas que tienen alteraciones en la instalación eléctrica de su corazón.
Su tamaño se ha ido reduciendo progresivamente e incluso existen marcapasos actuales que no necesitan cables y se implantan directamente dentro del corazón. Pero todos conllevan riesgos y todavía tienen que ser reemplazados cuando caduca su batería.
Este trabajo presenta un prototipo excepcional. Primero, porque es una miniatura, la cual podrá ser transportada utilizando catéteres, hasta ser implantada en las paredes del corazón. Segundo, porque la forma en la que se generan los impulsos eléctricos es absolutamente original. Esto abre la posibilidad de poder implantar varios dispositivos que estimulen el corazón de forma simultánea, aumentando la eficiencia de la contracción.
En resumen, este prototipo es espectacular, pero que a nadie se le olvide que se trata de un prototipo experimental. La idea es brillante, pero tendrán que pasar años para que esta tecnología pueda llegar a implantarse en seres humanos con las suficientes garantías. El prototipo que se presenta solo posibilita una estimulación transitoria, la cual podría ser útil para pacientes que requieran marcapasos solo durante un tiempo muy reducido. Esto no es la norma, porque la norma es que las personas que necesitan un marcapasos lo necesiten de por vida. Sin embargo, eso no resta importancia a este tipo de desarrollos que marcan lo fascinante que va a resultar la medicina de un futuro muy cercano.