Como con cualquier informe científico, es esencial tener en cuenta las limitaciones de esta investigación, algunas de las cuales se mencionan en el propio artículo. Aunque el tamaño global de la muestra era grande, el subgrupo de portadoras gestacionales era pequeño y eso puede afectar a los resultados.  

Es importante ser prudente antes de sacar conclusiones generales, sobre todo porque sabemos que muchas mujeres que han sido portadoras por gestación subrogada han tenido bebés sanos y han pasado por el embarazo sin problemas de salud.  

No obstante, lo que este artículo pone de relieve es que en realidad sabemos relativamente poco sobre los riesgos concretos de daño para la mujer que actúa como gestante subrogada, o para el bebé, en la gestación subrogada. Como señalan los autores, aunque lo ideal sería que la portadora gestacional estuviera sana y tuviera un bajo riesgo de complicaciones, esto no siempre ocurre en la práctica.  

Esto plantea algunas cuestiones éticas, en primer lugar, sobre la posible explotación de las mujeres que actúan como portadoras gestacionales y que, de hecho, asumen los riesgos del embarazo en nombre de otra persona.  

En segundo lugar, la escasez de datos precisos sobre los riesgos y resultados de los embarazos subrogados debe hacernos plantearnos hasta qué punto se toma en serio la salud de la mujer, en contraposición a la salud del feto o del bebé.  

El olvido de la salud de la mujer en la historia de la medicina está bien reconocido, y puede verse exacerbado en la situación de la gestación subrogada, donde el papel de la portadora gestacional está ocultado socialmente.