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Reacción al estudio que relaciona los cambios en la felicidad de España y otros nueve países europeos con la generosidad de sus programas de bienestar

Un estudio publicado en PNAS analiza los cambios en la felicidad de diez países europeos, entre ellos España, desde la década de los 80 hasta 2018, y los relaciona con la generosidad de sus programas de bienestar. 

05/09/2022 - 21:00 CEST
 
Reacciones

Fátima Servián Franco - felicidad

Fátima Servián Franco

Profesora de Psicología en la Universidad Internacional de Valencia

La construcción teórica para medir y comprender la felicidad tiene diferentes acepciones en psicología. En este estudio se analizan principalmente los factores objetivos de la felicidad, como son el bienestar económico, social y medioambiental, factores que pueden ser impulsados desde las ciencias sociales y medidas políticas.  

Hasta ahora, los datos ofrecidos en apoyo a estas conclusiones se basaban en su mayoría en datos puntuales, de corte transversal. El estudio longitudinal de Easterlin y O’Connor cuenta con una interesante batería de datos que proporciona un lapso de tiempo de 36 a 37 años, recogidos desde 1981 a 2018 en 10 países europeos.  

Una de las limitaciones de los datos recae sobre la contaminación atmosférica, debido a que empezaron a estar disponibles en 1990 y no se corresponden directamente con el periodo completo. Sin embargo, complementaron el análisis de series temporales con un análisis de efectos fijos que aprovecha los múltiples periodos correspondientes. 

Entre las teorías más acogidas por la comunidad científica sobre la felicidad, se define a esta como una parte del bienestar subjetivo. Este se delimita como la forma en que las personas experimentan la calidad de su vida en tres aspectos mentales diferentes pero interrelacionados; afecto negativo poco frecuente, afecto positivo frecuente y las evaluaciones realizadas sobre la satisfacción con la vida.  

Las estrategias cognitivas y conductuales que las personas eligen en sus vidas fortalecen o debilitan los componentes del bienestar subjetivo y de la felicidad, más que las condiciones ambientales y/o el crecimiento económico. El bienestar también puede ser medido de manera objetiva mediante la calidad de vida proporcionada por la disponibilidad de bienes y servicios, crecimiento económico, capital social, políticas del estado de bienestar y medioambientales, variables medidas en el artículo de Easterlin y O’Connor. 

Es un estudio valioso ya que, además de promover medidas para mejorar el componente objetivo del bienestar, aporta datos longitudinales y transversales. Gracias a ello podemos ver cómo la relación de las variables medidas cambia dependiendo de la recogida de datos en periodos cortos o largos de tiempo. Además, los autores exponen en la línea de lo comentado que a largo plazo las variables meramente objetivas del bienestar, nivel económico y social, van perdiendo relación con la felicidad.   

El estudio encaja con la evidencia existente, paradoja ingresos y felicidad a largo plazo, también del autor Easterlin, y presenta nuevas evidencias disponibles de series temporales importantes que apoya la importancia de políticas del estado del bienestar. En los datos recogidos de series temporales a largo plazo, las variables económicas, el capital social y la calidad del medio ambiente no tienen ninguna relación con la felicidad, al contrario de lo que se encontraba en los estudios transversales y en el presente estudio al analizar transversalmente los datos recientes.  

Los datos transversales pueden dar una impresión errónea de que el crecimiento económico, el capital social y/o la calidad del medio ambiente impulsan las tendencias de la felicidad, ya que se ha encontrado en los datos de series temporales a largo plazo que estas variables no tienen ninguna relación con la felicidad. Es probable que el resultado de la regresión transversal que señala al PIB como principal impulsor de la felicidad, y posiblemente a las demás variables transversales significativas, sea un artefacto estadístico. 

Entre las limitaciones del estudio se encuentran que los resultados se basan en un conjunto limitado de países europeos, aunque la principal limitación podría estar en que se ha puesto el foco en las variables del bienestar objetivo. Se necesita como propuesta futura un mayor impulso al bienestar subjetivo desde las políticas sociales, más que a un aumento netamente económico y de mejora medioambiental. Los últimos estudios sobre la felicidad, dan más peso a trabajar el eje tridimensional del bienestar subjetivo, afecto negativo, afecto positivo y valoración de la calidad de vida, que a los ingresos económicos. Para mejorar el nivel de felicidad de sus ciudadanos, los países europeos podrían invertir también en programa de entrenamiento mental para optimizar los aspectos ligados estrechamente a la felicidad humana.  

La principal conclusión de este estudio de series temporales de 10 países del norte, oeste y sur de Europa ha sido que la felicidad aumenta con la generosidad y la felicidad disminuye con un descenso de la generosidad de los programas del Estado del bienestar. Las implicaciones de cómo puede un país aumentar la felicidad en la vida real no pueden quedarse solo en los aspectos objetivos de la felicidad, sino ampliarlos a los subjetivos. En los datos recogidos longitudinalmente, los cambios en la generosidad predicen mejor los cambios en la felicidad que las condiciones económicas, el capital social y la calidad del medioambiente. Los programas de bienestar generosos son la clave aparente de la felicidad, y ahí deberían ir los futuros estudios longitudinales y la inversión de los países para aumentar la felicidad de sus ciudadanos. 

No declara conflicto de interés
ES
Publicaciones
Explaining happiness trends in Europe
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
Revista
PNAS
Fecha de publicación
Autores

Easterlin et al.

Tipo de estudio:
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
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