La pasada noche entraba en erupción un volcán situado a unos cuatro kilómetros de la ciudad de Grindavík, al suroeste de Islandia. La erupción se produce después de que el pasado mes de noviembre se registrara una sismicidad muy intensa en la zona. La Oficina Meteorológica de Islandia (MET) informa de que la fisura eruptiva tiene unos cuatro kilómetros de largo.
Itahiza - volcán Islandia
Itahiza Domínguez Cerdeña
Sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en el Centro Geofísico de Canarias
La última erupción en Islandia se trata de una erupción fisural basáltica típica de la zona. Es un tipo de erupción efusiva, no explosiva, aunque al comienzo ha generado potentes fuentes de lava de decenas de metros de altura. La fisura es mayor que las anteriores erupciones de la zona, llegando a los 4 kilómetros de longitud. Además, se encuentra mucho más cerca de una zona poblada (Grindavík, ya evacuada). La erupción está produciendo grandes coladas de lava que estarán gobernadas por la topografía de la zona.
El proceso preeruptivo ha sido algo peculiar y activó las alarmas el pasado 11 de noviembre con una deformación muy rápida y una sismicidad intensa. En aquel momento se pensaba que la erupción podría ocurrir en horas, pero no fue así. Se produjo la intrusión de magma en forma de dique de 15 km de largo más al sur de donde ocurrieron las erupciones de los últimos años. En aquel momento se produjo un hundimiento de más de un metro en la zona, típico de las intrusiones en forma de dique que se ha ido recuperando casi en su totalidad durante el último mes con una sismicidad decreciente. Ayer, apenas una hora antes de la erupción, se produjo un enjambre sísmico y de forma repentina comenzó la erupción.
Desde 2021 hemos visto varias erupciones en la península de Reykjanes, todas en una zona concreta en mitad de esa península sin apenas afección a la población. Cada una era una erupción monogenética. En este caso, la erupción ha ocurrido más al sur pudiendo afectar a la planta de energía geotérmica y al pueblo de Grindavík. Toda esta zona es susceptible de tener erupciones como demuestra la existencia de numerosos volcanes
Los mayores peligros de esta erupción podrían ser las coladas de lava que pueden afectar a infraestructuras, edificios y casas, así como la emisión de SO2 que, en función de los vientos, puede afectar a otras zonas habitadas, aunque todavía es pronto para decirlo y dependerá de la evolución de la erupción y de su duración, algo que es imposible de pronosticar ahora mismo. En principio, esta erupción podría provocar cierres del espacio aéreo solo en la zona de la península. No es una erupción que vaya a generar grandes cantidades de ceniza como hizo la del Eyjafjallajökull en 2010, ya que en aquella ocasión la erupción fue bajo un glaciar y el agua ayudó a aumentar la explosividad de la erupción.