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Víctor Borrell

Profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Neurociencias (Alicante), donde dirige un grupo de investigación que estudia el desarrollo embrionario del cerebro y su evolución, especialista en el plegamiento de la corteza cerebral

El premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año ha sido galardonado a dos grandes científicos, que descubrieron la existencia de los micro ARNs. Este hallazgo significó un antes y un después en el campo de la genética, puesto que puso de manifiesto un nuevo mecanismo biológico y molecular por el que las células regulan la expresión genética. La importancia clave radica en que los microARNs no son un mecanismo alternativo a lo ya conocido, sino un nivel adicional de regulación génica, que se añade y combina a todos los otros mecanismos ya conocidos. Por ello, este descubrimiento nos abrió los ojos a un nuevo mundo de posibilidades antes insospechadas, iniciando un nuevo campo de investigación que tiene y ha tenido repercusiones en muchísimas direcciones: en la investigación fundamental, a nivel de mecanismos moleculares, evolución e incluso el origen de la vida, como en la investigación aplicada al sistema de salud.

Tras su descubrimiento inicial se han identificado miles de micro ARNs diferentes, y comprendemos como los producen las células y cuáles son sus efectos. Una de las características de los miARNs es la complejidad de su forma de acción: sabemos que estas pequeñas moléculas pueden actuar solas, o en grupo, y que su forma de actuar y el efecto que producen pueden variar enormemente según el contexto: el tipo de célula o su estado. Todo ello ha cambiado para siempre nuestra forma de mirar la genética, tradicionalmente determinista.

Aunque son moléculas pequeñas, se ha descubierto que existen desde hace muchos millones de años y desempeñaron funciones clave, tanto en la evolución de nuestro cerebro, por ejemplo, como en su patología, incluyendo cánceres cerebrales infantiles que surgen en el mismo embrión.

Por todo esto, se trata de un premio más que merecido, y que pone en valor la ciencia que ‘solo’ hace avanzar el conocimiento, pero aparentemente sin utilidad social inmediata, en un mundo que exige rentabilidad a corto plazo. Hoy el comité Nobel premia un descubrimiento de Victor Ambros y Gary Ruvkun que cambió para siempre los libros de texto.

ES