Delegación del CSIC en la Comunidad Valenciana
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Investigador del Laboratorio de Clima, Atmósfera y Océanos (Climatoc-Lab) en el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE, CSIC-UV-GVA)
Científico titular en Ciencias Sociales en INGENIO (CSIC-UPV)
Miembro del Grupo de Investigación en Seguridad Alimentaria y Medio Ambiente del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (Valencia)
Profesora de investigación en INGENIO (CSIC-UPV)
Más de tres cuartas partes de la superficie terrestre sufrieron climas más secos entre 1990 y 2020, en comparación con las tres décadas anteriores, según un nuevo informe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. En los últimos 30 años, el 40,6 % de la masa terrestre mundial, excluida la Antártida, se clasifica como tierras áridas, tres puntos porcentuales más que las tres décadas anteriores. El informe, que se presenta en la COP16 sobre desertificación que se está celebrando en Riad (Arabia Saudí), también muestra que en 2020 vivían en zonas áridas 2.300 millones de personas, una población que podría llegar hasta los 5.000 millones en 2100 en el peor de los escenarios de cambio climático.
Una “gran fracción” de las muestras de aguas subterráneas está contaminada por sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) y se consideraría inaceptable para el consumo de agua potable, según afirma un estudio. El análisis, publicado por Nature Geoscience, aglutina los datos de 273 estudios con muestras de aguas superficiales y subterráneas alrededor del mundo desde 2004. La proporción exacta de muestras que superan los umbrales varía según las normativas que se consideran. Por ejemplo, el 69 % de las muestras de aguas subterráneas sin fuente de contaminación conocida superan el umbral canadiense, pero la cifra es de solo del 6 % si se considera el criterio establecido por la Unión Europea para la suma de todos los PFAS.
Un estudio publicado en PNAS plantea el peor escenario del cambio climático actual, explica la probabilidad de que este ocurra y analiza las consecuencias devastadoras que tendría. También incluye un programa de investigación para afrontarlo.