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Salvador Peiró

Epidemiólogo, investigador en el Área de Investigación en Servicios de Salud y Farmacoepidemiología de la Fundación para el fomento de la investigación sanitaria y biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO) y director de Gaceta Sanitaria, revista científica de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS)

En el contexto en el que estamos –disminución de la incidencia pese a la ausencia de medidas, incluyendo la ausencia generalizada de mascarilla; sistema sanitario relativamente tranquilo; la mayor parte de la población con inmunidad híbrida y relativamente reciente por la ola de BA.5 de este verano; no parecen vislumbrarse, por el momento, nuevas variantes capaces de desplazar a BA.5– la mascarilla en el transporte público debe aportar muy poco en términos poblacionales.  

Aún hay suficiente transmisión para mantener la recomendación de uso (no obligación) en cualquier espacio cerrado con aglomeración de personas, sobre todo pensando en mayores y vulnerables y, en el mismo sentido, en centros sanitarios.  

En todo caso, se echa de menos hacer más hincapié en mantener la ventilación cruzada, un aspecto que puede ser conflictivo con las estrategias de ahorro energético y que probablemente, con la vuelta a colegios y trabajo, tenga más importancia que la mascarilla en el transporte.

ES