Desigualdades en la profesión médica: por qué ellas no llegan a las posiciones de liderazgo

Cada 11 de febrero se celebra el Día Mundial de la Mujer Médica, que coincide con el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, aunque su conmemoración hace referencia a Elizabeth Blackwell, la primera mujer que obtuvo el título de Medicina en EEUU, en 1849. Más de un siglo y medio después, a pesar de que cada vez son más las mujeres tituladas, persisten las desigualdades en la profesión, especialmente en los puestos de responsabilidad.

10/02/2025 - 09:25 CET
médicas

Aunque medicina es una profesión muy feminizada, hay brecha de género en las jefaturas asistenciales, academia, investigación y liderazgo en colegios de médicos y sociedades científicas. | Adobe Stock.

¿Cuál es la proporción de mujeres dentro de la medicina? 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres representan el 67 % de la fuerza laboral mundial en materia de salud y asistencia social. Sin embargo, si nos centramos solo en el ámbito de la medicina, este porcentaje disminuye por la necesidad de contar con estudios superiores para su ejercicio y por la propia evolución tardía de la incorporación de la mujer al mercado laboral, en concreto, a las profesiones más cualificadas. 

En España, según la encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) Estadística de Profesionales Sanitarios Colegiados, un 53 % de los profesionales sanitarios colegiados en 2023 eran mujeres. Esta cifra superó por primera vez a la de hombres en 2017, incrementándose año tras año desde este momento. 

Pero los datos también reflejan que no hay paridad en puestos de responsabilidad. Las cifras del estudio WOMEDS —promovido por la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) y publicado en 2023 en la revista BMC Human Resources for Health— señalan que, aunque las plantillas médicas en los hospitales públicos españoles están formadas en un 61 % por mujeres, ellas solo ocupan un 27,6 % de las jefaturas de servicio. 

Como recoge la actualización del Informe de oferta y necesidad de médicos especialistas en España (2023-2035) publicado por el Ministerio de Sanidad, “siendo medicina una profesión muy feminizada (más de la mitad de los médicos colegiados en España son mujeres), se ha identificado sesgo de género en las jefaturas asistenciales, en la academia, la investigación y el liderazgo institucional en colegios de médicos y sociedades científicas”. 

¿Por qué las mujeres no llegan a puestos de mayor responsabilidad?  

Para Carme Valls, doctora en Medicina especializada en endocrinología y medicina con perspectiva de género y directora del programa ‘Mujer, Salud y Calidad de Vida' en el Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS), la respuesta está clara: “Por lo mismo que no llegan a directoras de casi nada en todas las otras áreas de la sociedad”, explica en conversación con el SMC España. “Hay una resistencia por parte de los hombres a dejar el poder o repartirlo”, subraya.  

Valls señala la maternidad como el segundo obstáculo en la vida laboral de las mujeres médicas: “Está contemplada como una carga que interrumpe la carrera profesional”. 

Una de las coordinadoras del proyecto WOMEDS, Pilar Garrido, jefa del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal y expresidenta de FACME, expone más claves: “Influyen múltiples factores, entre otros, la falta de visibilidad, el síndrome del impostor o la ausencia de referentes femeninos en posiciones de liderazgo”. 

Además, “hay que tener en cuenta la desigualdad de género en la asignación de tareas de organización o cuidados, que dificultan la apuesta por el desarrollo profesional y reducen las oportunidades de alcanzar posiciones de liderazgo”, señala Garrido al SMC España.  

La oncóloga comenta que “la pandemia puede haber supuesto un retroceso si se atiende a las publicaciones internacionales”. “La razón era que mujeres y hombres dedicaban las mismas horas al trabajo en el hospital, pero fuera, ellas dedicaban más tiempo al cuidado de la familia y el hogar, mientras que ellos lo destinaron más a la producción científica. Esto puede tener un impacto diferencial en el currículum, frenando el desarrollo profesional de mujeres cualificadas a corto/medio plazo”, sentencia Garrido. 

¿Cuál es la importancia de contar con mujeres en estos puestos, así como en la medicina en general?  

La expresidenta de FACME es clara: “No podemos permitirnos el lujo de perder la mitad del talento”. “Es importante reflejar en los puestos de liderazgo la diversidad del mundo en el que vivimos”, subraya.  

Valls señala que “si no hay mujeres y no hay diversidad en los centros de dirección y grupos de investigación, las mujeres son sesgadas”. “Ni se las reconoce ni se estudian sus diferencias”, sentencia.  

La inclusión de mujeres en cargos de dirección tiene “un impacto positivo en la atención sanitaria, promoviendo una cultura más inclusiva y empática”, explica al SMC España Virginia Izura, vicesecretaria del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y coordinadora del Observatorio de Género y Profesión. 

En la misma línea, María Dolores Gallego, miembro del Grupo de Trabajo de Atención a la Mujer de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), comenta que “los países con un mayor porcentaje de mujeres en posiciones de poder tienden a adoptar políticas más rigurosas”. 

Asimismo, es relevante tener en cuenta que el equilibrio de género impacta de manera directa en los resultados asistenciales para los pacientes y la población en general. De hecho, un estudio publicado en Annals of Internal Medicine indicó que los pacientes tratados por médicas tienen tasas más bajas de mortalidad y de reingreso hospitalario. Además, “el beneficio de recibir tratamientos de médicas es mayor para las pacientes mujeres que para los pacientes hombres”, señalaban sus autores.  

¿En qué especialidades encontramos más o menos mujeres y a qué se debe?  

En general, las especialidades quirúrgicas —excepto las pediátricas— son las más masculinizadas. En concreto, según el Informe de oferta y necesidad de médicos especialistas en España (2023-2035), las tres especialidades con mayor porcentaje de hombres son: cirugía cardiovascular (74,6 %), cirugía ortopédica y traumatología (70,7 %) y neurocirugía (68,5 %). 

 

Por el lado contrario, en pediatría en atención primaria hay casi cuatro mujeres de cada cinco especialistas, y en obstetricia y ginecología, tres de cada cuatro especialistas son mujeres. 

“De todas las mujeres que acaban la carrera, tan solo un 25-30 % escogen especialidades quirúrgicas”, comenta la vicesecretaria del CGCOM. 

Valls explica los motivos: “Muchas optan por especialidades menos exigentes, sin tantas horas de cirugía, en las que puedan compatibilizar la maternidad y los cuidados”.  

Además, la endocrinóloga comenta que las especialidades, a veces, no están adaptadas al cuerpo de las mujeres. “Las mesas de cirugía o los aparatajes no están ergonómicamente adaptados”, señala.   

Por su parte, los datos del INE de la Estadística de Profesionales Sanitarios Colegiados muestran que en 2023 había más mujeres colegiadas que hombres en 13 de las 15 profesiones analizadas. Los colectivos con mayor porcentaje de mujeres fueron los de logopedas (el 93 % eran mujeres), terapeutas ocupacionales (90 %) y enfermeros (84,2 %). 

Por el contrario, los tipos de profesión que presentaron los menores índices de feminidad fueron los protésicos dentales (31,5 %), los físicos con especialidad sanitaria (32,2 %) y los veterinarios (53,6 %). 

¿Cuáles son las desigualdades más frecuentes en la profesión?  

La principal desigualdad, como señala Garrido, es “que no hay mujeres médicas en posiciones de liderazgo en la proporción que corresponde”. “Ellas tienen que luchar más para ser jefas de investigación, trabajo o servicios”, concuerda Valls.  

Esto no solo ocurre en las jefaturas de servicio de los hospitales públicos de España, sino también en los distintos Colegios Oficiales de Médicos y las diferentes sociedades médicas.  

En la historia de la presidencia de la Organización Médica Colegial de España (1921-actualidad) no hay ninguna mujer entre las 21 personas que han ocupado el cargo. De los 52 Colegios Oficiales de Médicos de España, solo diez (19 %) —los de Ourense, Guipuzkoa, La Rioja, Ávila, Valencia, Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Huelva y Granada — tienen como presidenta a una mujer.  

Asimismo, solo diez de las 46 sociedades médicas agrupadas en la FACME tuvieron una mujer presidenta durante el primer periodo del estudio WOMEDS. En su segunda actualización, esta cifra ascendió hasta 12.  

Estos datos ejemplifican una de las conclusiones extraídas de un artículo publicado en la revista Social Science & Medicine: “Las mujeres médicas, aunque están presentes, han sido incorporadas a un entorno rígido, construido sin la intención de que prosperen”. 

Además, como señala Gallego, “las médicas en puestos de responsabilidad tienen una edad media ligeramente menor con respecto a la de los hombres”. Esto “podría estar reflejando una doble discriminación, por edad y por sexo”, aunque insiste en la necesidad de un análisis en mayor profundidad de esta situación.  

También hay desigualdades en cuanto a salarios. Según la OMS, en España hay una brecha retributiva en torno al 15 % en contra de las mujeres en sanidad, después de ajustar las distintas categorías ocupacionales. Hay 17 países con una brecha menor que la de España entre los 26 analizados. 

¿Qué medidas son las más eficaces para atajar esta desigualdad? 

Uno de los aspectos que hay que considerar, según Garrido, es la formación dirigida especialmente a mujeres en los primeros tramos de su carrera profesional, “orientada a proporcionar herramientas para aumentar la confianza en sus capacidades y a poner en valor los logros, contrarrestando el famoso síndrome del impostor”. 

Como señala un artículo, publicado en Journal of Medical Internet Research, el objetivo es que este apoyo se mantenga a lo largo de las carreras profesionales de las médicas.  “A medida que las mujeres se convierten en auténticas competidoras, por los limitados recursos de sus campos, se ven expuestas a la omnipresente cultura de desigualdades y prejuicios sistémicos de la medicina académica”, destaca el trabajo. 

Un artículo publicado en la revista austriaca Wiener Medizinische Wochenschrift afirma que las generaciones futuras (Generación Y, Generación Z) probablemente acelerarán los cambios hacia un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal. “El equilibrio de género puede potenciar el proceso grupal y mejorar el nivel de inteligencia colectiva”, destaca la publicación. 

De manera más concreta, Gallego comenta al SMC España la necesidad de contar con una “acción decidida con políticas y financiación a aplicar en todos los ámbitos, público y privado, sobre perspectiva de género”.  

Con ella concuerda también Izura: “Es crucial que se sigan implementando políticas efectivas para asegurar que las mujeres puedan acceder a los mismos niveles de responsabilidad y liderazgo que los hombres, lo que no solo beneficiará a las profesionales, sino también al sistema de salud en su conjunto”. 

¿Y qué papel tiene la medicina con perspectiva de género?  

La perspectiva de género, en cualquier ámbito, es el estudio del género de las personas que participan en un trabajo, investigación o sobre las que se aplican los resultados de estas. “Es introducirlo en los trabajos de investigación, diferenciarlo bien y analizar estos resultados al final”, explica Valls.  

“Parece mentira, pero en medicina esto no se hace”, señala la endocrinóloga. Valls comenta que muchas enfermedades —entre ellas la diabetes o el cáncer— tardan hasta dos años y medio más en diagnosticarse en mujeres que en hombres. “No estamos atendiendo bien, existe un sesgo de género de cómo hemos enseñado la medicina en las facultades. No hemos tenido en cuenta las diferencias”, comenta.  

“Hay que introducir en los trabajos de investigación otros muchos aspectos que no se tenían en cuenta: el medioambiente, las condiciones de trabajo y de vida o las relaciones de poder”. “Falta construir ciencia de la diferencia y la desigualdad, tener ambas cosas en cuenta y enseñarlas en las facultades”, añade Valls. 

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