Gemma Marfany
Catedrática de Genética de la Universitat de Barcelona (UB) y miembro de CIBERER
El desarrollo embrionario humano es muy desconocido a partir de la implantación y formación de placenta, que ocurre alrededor del día 7,5 postfecundación. Sin embargo, estos días iniciales de formación del embrión son cruciales para explicar los problemas de fertilidad y falta de implantación de embriones aparentemente sanos. Hasta el momento, nuestro conocimiento derivaba de estudios en embriones de otros mamíferos, pero no todo es extrapolable directamente. La normativa de muchos países prohíbe el estudio in vitro de embriones humanos más allá de los 14 días cuando empieza la gastrulación del embrión y muchos procesos de formación de órganos. Una manera de solventar la falta de conocimiento sobre los embriones humanos es generar "embriones-like” o embrioides, a partir de cultivo de células embrionarias. En estos conjuntos de células, mediante manipulación genética, se puede conseguir que se produzca la diferenciación hacia distintos tejidos embrionarios y estudiar cómo se produce y si recapitula el desarrollo embrionario.
Tanto el grupo de Jacob Hanna (Israel) como de Magdalena Zernicka-Goetz (Reino Unido y USA) llevan tiempo investigando el desarrollo embrionario inicial. Utilizan distintos métodos de agregación de células madre embrionarias con distintos perfiles de diferenciación (Zernicka-Goetz lo hace uniendo células transgénicas para distintos factores de diferenciación, mientras que Hanna utiliza células pluripotentes no modificadas, mezcladas con otras que sí están modificadas genéticamente). El resultado son embrioides humanos, o mejor, modelos sintéticos de embriones humanos que recapitulan características de la diferenciación de los estadios iniciales de un embrión.
Ambos refieren la generación de saco amniótico (los tejidos extraembrionarios que proceden biológicamente del cigoto pero no forman parte del embrión). Los resultados, en formato de preprint, parecen apoyar que los modelos embrionarios derivados de células madre del grupo de Hanna son estructuralmente más parecidos a embriones, mientras que los del grupo de Zernicka-Goetz serían menos estructurados, pero la expresión de genes en estos embrioides daría apoyo a que se están diferenciando en los precursores de órganos.
De momento, no han llegado más allá de estadios similares a los de un embrión de 14 días, pero hay que considerar que son modelos embrionarios sintéticos, creados por la unión de células madre distintas, y no son un embrión humano viable. Queda todavía mucho por investigar y la cuestión principal actualmente es cómo se categorizan estos modelos, es decir, si se consideran embriones humanos o no. En estos momentos no lo son, porque no son viables ni manifiestan toda la potencialidad de un embrión humano. Estos modelos embrionarios derivados de células madre responden preguntas sobre los primeros estadios de los embriones, se parecen mucho a embriones, pero no son embriones humanos. El problema es que están en un limbo legal en muchos países, y no se sabe qué normativa les aplica.
Hay que considerar que el día en el que las técnicas de manipulación celular y genética lo permitan, estos modelos podrán tener potencialidad y viabilidad, por lo que habrá que definir –tanto desde el punto de vista bioético-legal como científico– qué son y determinar qué reglas les aplican, cómo se controla su generación y hasta qué punto del desarrollo pueden ser investigados.