Una investigación realizada en Australia ha analizado cerca de 75.000 casos de pacientes pediátricos que habían sido ingresados en un hospital o que habían acudido a su servicio de urgencias. Cuando alguno de los progenitores o cuidadores manifestaron preocupación por que el menor estuviera empeorando, fue más probable que terminara siendo admitido a la UCI o que requiriera ventilación mecánica. Según los autores, que publican los resultados en The Lancet Child & Adolescent Health, esta intuición “es un recurso que puede ayudar a los médicos y que puede funcionar mejor que algunos sistemas actuales basados únicamente en las constantes vitales”.

Bernardino Oliva Fanlo - intuición
Bernardino Oliva Fanlo
Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del Servicio de Salud de Atención Primaria de Mallorca e investigador sobre las corazonadas en Medicina.
¿Qué le parece el estudio en global?
“La calidad del estudio es alta. El diseño de cohorte prospectiva observacional es adecuado al objetivo planteado en este tema en concreto y el gran tamaño de la muestra refuerza las conclusiones extraídas”.
¿Cómo encaja con la evidencia existente y qué novedades aporta?
“La investigación sobre la relevancia de las impresiones intuitivas de los profesionales sobre el pronóstico de sus pacientes se ha ido poniendo más de relevancia en los últimos años. Como dice Billy Bragg, no todo lo que cuenta puede ser contado, y en muchas ocasiones dichas impresiones, que son difíciles de medir, pueden ayudar a completar los fríos datos clínicos con información extraída de forma tácita de experiencias previas y factores propios del contexto en el que se desarrolla la consulta.
De acuerdo con esta idea también se ha comenzado a trabajar, con estudios ya publicados en los Países Bajos, sobre las impresiones intuitivas de los propios pacientes y sus allegados, especialmente padres y cuidadores habituales. Se trata de intentar sistematizar un consejo que todo residente ha escuchado en una guardia de Pediatría: si una madre te dice que su hijo no está bien, escúchala. Puedes ser el mejor especialista en Pediatría, pero la mejor especialista en ese niño concreto, la que conoce las características de su hijo sano y sabe distinguir cuando hay cambios que se salen de la normalidad de una patología más o menos sin importancia, es ella.
El presente estudio muestra que la expresión por parte de los cuidadores de un niño atendido en urgencias hospitalarias de una preocupación por un posible deterioro de su estado de salud se relaciona de forma significativa con un aumento de la probabilidad de que el niño empeore y acabe siendo ingresado en la UCI, necesitando ventilación mecánica o falleciendo. El estudio concluye que los profesionales médicos deben buscar activamente la opinión de los cuidadores de los niños enfermos y abre una puerta a investigar más sobre el tema y a que los servicios sanitarios encuentren la manera de incorporar las opiniones paternas en la atención clínica habitual de los niños”.
¿Hay limitaciones importantes que haya que tener en cuenta?
“Creo que el estudio debe entenderse como una importante llamada de atención sobre un tema habitualmente soslayado pero, como cualquier trabajo similar, tiene algunas limitaciones que restringen su aplicación universal y deberían ser abordadas en nuevos trabajos de investigación.
La pregunta que se hizo a los cuidadores fue: “¿Le preocupa que su hijo esté empeorando?” La pregunta puede resultar demasiado abierta, aunque los autores defienden que así resulta de mayor utilidad para reconocer un empeoramiento de manera temprana. Sería interesante sistematizar la forma de preguntar en futuras investigaciones, para poder comparar resultados.
Los datos clínicos de los niños cuyos cuidadores mostraron preocupación eran, según se desprende de las tablas de resultados del estudio, peores que los de los otros niños. Habían tenido alteraciones de pulso, respiración, tensión arterial, niveles de oxígeno o estado de consciencia con más frecuencia. Sería importante analizar los resultados en función de si la preocupación paterna se ha expresado antes o después de que los sanitarios documentaran esas alteraciones.
Es importante evaluar su validez externa, es decir, la confianza con la que sus resultados pueden ser aplicados a medios distintos a aquel en el que se ha realizado. El estudio está realizado en un solo hospital terciario de Australia. Desconozco si la cultura sanitaria de profesionales y pacientes es la misma allí que en nuestro medio. De no serlo, habría que abordar si esas diferencias pueden impedir trasplantar esas conclusiones aquí. La localización en un hospital terciario aumenta las probabilidades de que los niños atendidos allí sufran afecciones graves, dado que muchos de los niños enfermos no acaban en ese tipo de servicios, sino que son atendidos en atención primaria o en servicios menores sin necesitar ser derivados allí. De nuevo, habría que conocer si el funcionamiento de los servicios de atención sanitaria en Australia es comparable al nuestro. Por ambas razones, sería de gran interés que estudios similares se realizaran en nuestro medio, a ser posible incluyendo niños atendidos en todos los niveles asistenciales”.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos
Mills et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos