Lluís Montoliu
Investigador en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y en el CIBERER-ISCIII
En 2016, John Zhang, un médico especialista de una clínica de reproducción asistida en Nueva York, llamada el “centro de fertilidad de la nueva esperanza” (New Hope Fertility Center) cruzó la frontera con México para realizar un procedimiento que estaba prohibido en EE. UU. y que no estaba todavía regulado en México. Una pareja de Jordania había acudido a esta clínica para poder tener descendencia viable. La pareja ya había tenido dos hijos, que habían fallecido debido al síndrome de Leigh, una de las diversas enfermedades mitocondriales, habitualmente devastadoras y sin tratamiento. Las mitocondrias (nuestras fábricas de energía) se heredan generalmente de la madre, del óvulo. La madre tenía aproximadamente un 25 % de sus mitocondrias afectadas, y estas eran las que había transmitido a sus dos hijos fallecidos.
El Dr. Zhang no utilizó el procedimiento aprobado de forma pionera en el Reino Unido, por la religión musulmana de esta pareja, que se oponía a la destrucción de embriones humanos. En su lugar optó por extraer el núcleo del óvulo de la madre (en realidad la placa metafásica, una división nuclear no completada, que es el estadio en el cual están todos los óvulos listos para ser fecundados) y lo trasladó al óvulo de otra mujer (con mitocondrias sanas), al que previamente también le había retirado su propio núcleo. Una vez transferido el núcleo de la madre al óvulo de la segunda mujer, utilizó este óvulo resultante para realizar una fecundación in vitro con esperma del padre y así obtener embriones. El Dr. Zhang creó cinco embriones de esta manera de los que solamente uno se desarrolló con normalidad, fue implantado en el útero de la madre y dio lugar al nacimiento de un bebé sano. Fue el primer recién nacido obtenido por la “técnica de los tres padres”: dos madres y un padre.
En el Reino Unido la autoridad británica para la fertilización humana y embriología (HFEA) había aprobado en 2015 otro procedimiento, técnicamente distinto, pero también llamado la “técnica de los tres padres” para solucionar los problemas relacionados con las enfermedades mitocondriales. En este caso, el esperma del padre se usa para fertilizar (mediante inyección intracitoplasmática de espermatozoides, ICSI) dos óvulos, el de la madre portadora de las mitocondrias afectadas y el de otra mujer con sus mitocondrias sanas. Tras iniciarse la fecundación, los dos pronúcleos (paterno y materno) que aparecen de forma transitoria están conminados a fusionarse y a formar el primer núcleo del cigoto. Antes de que esto suceda los investigadores pueden extraer los dos pronúcleos de la fecundación in vitro entre el óvulo de la madre y el esperma del padre y traspasarlos al óvulo de la mujer fecundada por el mismo esperma del padre, al que previamente se le habrán eliminado sus pronúcleos. El resultado final es que el óvulo con las mitocondrias sanas de la mujer acoge a los dos pronúcleos de la pareja, cuyo bebé nacerá sin la enfermedad genética mitocondrial y será genéticamente de los dos, del padre y de la madre. Las mitocondrias sanas provendrán de la mujer donante). En este procedimiento, metodológicamente algo más agresivo que el anterior, pero menos arriesgado, se destruye un embrión para crear otro, algo que la pareja musulmana que asistió el Dr. Zhang consideraba inaceptable. El primer bebé en el Reino Unido obtenido por el procedimiento británico autorizado de los tres padres nació en 2023.
Diez años después [de la aprobación de esta técnica en Reino Unido], un equipo de médicos e investigadores británicos y australianos publica esta semana en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine (NEJM) los resultados de aplicar la técnica británica de “tres padres” sobre 22 mujeres portadoras de mutaciones patogénicas en sus mitocondrias (y, por ello, con elevado riesgo de que sus hijos nazcan con esas enfermedades incurables). De las 22 mujeres tratadas solamente 8 dieron a luz (36 %) y todavía reportan un embarazo más en progreso. Los ocho bebés nacidos están sanos, sin signos o con valores muy bajos de mitocondrias afectadas, que no son suficientes para generar la enfermedad. Hasta el momento los ocho niños están bien. Solamente un par de ellos desarrolló algún problema clínico menor, en principio no relacionado con el procedimiento, que se resolvió con tratamiento o espontáneamente.
Adicionalmente, los investigadores aplicaron una segunda técnica (test genético de preimplantación, PGT en sus siglas en inglés) a mujeres que presentaban heteroplasmia (mezcla de mitocondrias sanas y afectadas) para evaluar el porcentaje de mitocondrias afectadas en bebés obtenidos por fecundación in vitro y seleccionar aquellos con valores menores de mitocondrias afectadas. En este caso obtuvieron 16 embarazos de 39 mujeres (41 %) con el resultado de 18 bebés nacidos con un porcentaje de mitocondrias afectadas menor del 7 %.
En España, nuestra Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, no se refiere explícitamente a esta técnica (que no existía cuando se aprobó esta legislación) por lo que sensu stricto el procedimiento no estaría expresamente prohibido ni explícitamente autorizado en nuestro país. Esencialmente no está regulado. Las dudas legales y éticas que subsisten han impedido, hasta el momento, que la técnica de los tres padres se aplique en España.
Sin embargo, este nuevo estudio demuestra que la técnica tiene un porcentaje de éxito notable (36 %) que bien podría ser ofrecido a parejas en las que la madre es portadora de mitocondrias afectadas para poder tener descendencia libre de las terribles enfermedades mitocondriales. Personalmente creo que deberíamos permitir esta técnica en nuestro país en aquellas clínicas de reproducción asistida que tuvieran la formación adecuada en esta sofisticada metodología de intervención embrionaria