- ¿Por qué hay volcanes?
La respuesta corta es: porque la Tierra es un planeta activo geológicamente.
Como explica Protección Civil en su Guía de Riesgo Volcánico, escrita con vulcanólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, “los volcanes son una manifestación en superficie de la energía interna de la Tierra”.
El calor del interior terrestre se debe a procesos físicos y químicos relacionados con la formación misma del planeta. Una parte es un remanente de la energía generada hace miles de millones de años por los choques del joven planeta aún en formación con otros cuerpos —se estima que la Tierra tiene 4.500 millones de años—. El calor también procede de la radiactividad natural de rocas en el interior terrestre, que contienen elementos radiactivos.
Cuanto más nos adentramos en el interior del planeta, más suben la temperatura y la presión. A cientos de kilómetros de profundidad el efecto combinado de la temperatura y la presión funde parcialmente las rocas, y por eso el manto —de donde procede el magma— es una capa semirrígida.
El gradiente de temperatura genera corrientes de convección en el material del manto, que provocan el movimiento de las placas tectónicas —los bloques en que está dividida la corteza terrestre—. En los bordes de estas placas se concentran las manifestaciones externas de la actividad del interior de la Tierra, como los volcanes.
- ¿Qué desencadena una erupción?
Cuando el magma en el manto se calienta —lo que puede ocurrir por fenómenos diversos—, se vuelve menos denso y asciende. “Una erupción es el resultado de la llegada del magma a la superficie del planeta”, señala la Guía de Riesgo Volcánico.
El magma puede llegar a la superficie directamente desde el manto superior, a entre 70-100 km de profundidad, infiltrándose por fracturas ya abiertas en la corteza. Otras veces pausa su ascenso y se queda en cámaras magmáticas.
Durante la subida tienen lugar fenómenos que influyen en la erupción, como la pérdida de gases que puedan estar disueltos en la roca o la mezcla en una cámara de magmas que suben en diferentes fases.
- ¿Se puede pronosticar cuándo y dónde habrá una erupción?
Como explica el Instituto Geográfico Nacional (IGN), “hoy por hoy no se puede saber con exactitud cuándo ni cómo puede entrar en erupción un volcán”, aunque sí hay “señales precursoras” muy valiosas “que pueden indicar su próxima ocurrencia”.
- ¿Cuáles son las señales precursoras de una erupción?
Las más importantes son la actividad sísmica, las emisiones anómalas de gases y la deformación del terreno.
Sin embargo, “no todos los volcanes darán las mismas señales, ni todas las señales irán seguidas de una erupción”, se afirma en WOVOdat, una base de datos mundial de actividad volcánica. “Los volcanes se comportan de manera distinta. A veces las señales precursoras alertan de la erupción con menos de una hora de antelación, y a veces con semanas, meses o incluso años”.
- ¿Cómo se vigilan los volcanes?
El reto es detectar las señales precursoras e interpretarlas correctamente. Como explica el IGN, “en la actualidad, la vigilancia de volcanes se hace midiendo instrumentalmente la actividad sísmica, deformación [del terreno], emisión de gases y temperaturas anómalas”.
Esta información se complementa con la que aporta la observación directa, sin instrumentos específicos, que puede revelar “ruidos, aparición de fumarolas, contaminación de aguas con gases volcánicos (acidez y olor a huevos podridos), variación del nivel de los pozos de agua, etc.”.
La vigilancia instrumental se hace sobre todo con sismógrafos —los sismos se producen cuando el magma rompe el terreno al subir—; con aparatos que miden deformación del terreno —como teodolitos, niveles, distanciómetros, inclinómetros—, una información que también aportan hoy en día las imágenes de satélite; y con análisis químico de gases obtenidos de fumarolas y disueltos en agua.
- ¿Por qué hay erupciones más violentas que otras?
“A medida que sube el magma se va enfriando lentamente y variando su composición, pues algunos elementos cristalizan y se depositan en el fondo de la cámara magmática”, explica la guía del IGN. Cuanto más evoluciona el magma, más rico en gas se vuelve. Y cuanto más gas hay en el magma, más explosiva es la erupción —al fin y al cabo una explosión es el resultado de la expansión brusca del gas; un material explosivo corresponde a una reacción química que produce en muy poco tiempo una gran cantidad de gas—.
Los gases pueden llegar a ser el 5 % del peso del magma. A veces el magma incorpora agua del mar o de acuíferos, lo que se traduce en más gas. Los componentes principales del gas volcánico son: agua (H2O, casi el 80 % del total), dióxido de carbono (CO2), anhídrido sulfuroso (SO2), y ácido sulfhídrico (H2S) y ya en mucha menor proporción hidrógeno (H2), cloro (Cl), flúor (F), etc.
- ¿Qué es un volcán activo?
Un volcán se considera activo si muestra signos de actividad —terremotos, emisión significativa de gas o una erupción— o los ha mostrado en los últimos 11.700 años, el Holoceno. Los volcanes activos tienen fumarolas, esto es, puntos de emisión o una apertura en la superficie terrestre por donde salen vapor y otros gases.
- ¿Y los volcanes ‘dormidos’?
Esto responde la vulcanóloga del IGN Alicia Felpeto: “A veces en volcanología las definiciones como tal son más vagas que en otros ámbitos. En general se considera que un volcán (o una zona volcánica) está activo cuando es esperable que puedan entrar en erupción en un futuro. Y de forma general se considera que eso es posible si ese volcán o zona ha tenido una erupción u otra manifestación de actividad volcánica en el Holoceno (los últimos 11.700 años). En contraposición, un volcán extinto es aquel que no se espera que vuelva a entrar en erupción”.
“Un volcán dormido -añade Felpeto- es aquel que puede entrar en erupción (o sea, que es un volcán activo) pero que en este momento no está en erupción; generalmente se aplica a los que llevan mucho tiempo sin erupción; pero lo de ‘mucho’ ya es completamente subjetivo”.
- Los siete fenómenos que hacen que un volcán sea peligroso
El IGN identifica siete peligros volcánicos principales: coladas de lava; caída de cenizas; flujos piroclásticos; emanaciones de gases y lahares; deslizamientos de ladera; y tsunamis.
10. ¿Dónde hay volcanes activos en España?
Hay varias zonas volcánicas en España: las Islas Canarias, la comarca de La Garrotxa (Girona), Cabo de Gata (Almería), Cofrentes (Valencia), las Islas Columbretes (Castellón) y Campos de Calatrava (Ciudad Real). Solo en La Garrotxa y en Canarias han tenido lugar erupciones en los últimos 10.000 años, y en épocas históricas solo en Canarias -concretamente en La Palma, El Hierro, Tenerife y Lanzarote−.
11. Qué es el Índice de Explosividad Volcánica (VEI)
El VEI da una medida relativa sobre la explosividad de una erupción volcánica. Se puede medir en función de la cantidad de material emitido y la altura alcanzada por la nube eruptiva. Está entre 0 (erupciones no explosivas) y 8 (erupciones muy explosivas). Aquí hay una gráfica que lo ilustra.
12. Cuántos volcanes hay y con qué frecuencia hay erupciones
En el planeta hay unos 1.400 volcanes activos. Como explica el British Geological Survey, cada año entran en erupción entre 50 y 70 volcanes. Hay 82 volcanes en Europa y 32 de ellos están en Islandia. Son mucho más frecuentes las erupciones con VEI bajo. Las de VEI 8 o superiores se dan cada decenas de miles de años.
13. Tipos de explosiones
Efusivas: no violentas; lava poco viscosa, poca producción de cenizas y bajo contenido en gases. Explosivas: violentas, emisión de grandes cantidades de gas. Los fragmentos de rocas, el material piroclástico y las partículas finas pueden llegar a más de 20 km de altura.
De menos a más explosivas las erupciones son: hawaiana, stromboliana, vulcaniana, subpliniana, pliniana, ultrapliniana.
Para saber más
- Material divulgativo del Instituto Geográfico Nacional (IGN)
- Guía IGN
- Presentación didáctica
- Qué hacer ante una erupción, información de Protección Civil
- Guía de Riesgo Volcánico de Protección Civil
- Vídeos del IGN
- Técnicas de vigilancia volcánica (IGN)
- Glosario de los términos más comunes en una erupción