¿Qué es este plan?
Desde 2004 se activa cada verano —entre junio y septiembre— el Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos de los excesos de temperaturas sobre la salud. Su objetivo no es otro que reducir el impacto que tienen las altas temperaturas sobre la salud de la población. Este año, dado el aumento de temperaturas fruto del cambio climático, la estrategia se inició el 16 de mayo y podría extenderse hasta el 15 de octubre si el calor lo requiere.
La novedad para 2024 es que, a partir del 17 de junio, se incluye un nuevo nivel territorial para las alertas de calor extremo. A partir de ahora, en lugar de usarse los 52 umbrales provinciales —correspondientes a las 50 provincias junto con Ceuta y Melilla—, se recurrirá a 182 zonas de meteosalud.
¿Por qué hacen falta tantos umbrales tan diferentes? ¿No aguantamos todos el calor por igual?
Los umbrales en los que se activan las alertas oscilan entre los 23,9 ºC del litoral asturiano y los 40,4 ºC de la campiña cordobesa. Pero, ¿acaso una misma temperatura no es igual en todos los sitios? ¿No resisten todos los seres humanos el calor por igual?
El codirector del Observatorio de Salud y Cambio Climático e investigador del Instituto de Salud Carlos III, Julio Díaz, explica al Science Media Centre que existen muchos factores responsables de esas diferencias en los umbrales. “En primer lugar, como seres vivos estamos acostumbrados a vivir en un nicho biológico que corresponde a las temperaturas a las que estamos habituados”. En otras palabras, “no es lo mismo una persona del interior de Lugo que está acostumbrada a veranos de 32 ºC que una de la costa que tiene veranos de 26 ºC”.
Las diferencias en la aclimatación no son las únicas responsables. La vulnerabilidad al calor y la mortalidad asociada dependen de factores no siempre modificables. A saber: la pirámide de población —los mayores de 65 años son más vulnerables—, el género —las mujeres se ven más afectadas—, el nivel de renta —los lugares más pobres sufren un impacto mayor—, la calidad de la edificación —según se haya invertido en rehabilitar las viviendas— e incluso características sociosanitarias, como el número de sanitarios en las zonas rurales.
“Hay muchos factores que hacen que varíe: nosotros calculamos las temperaturas a partir de las cuales aumenta la mortalidad y vimos que en el 54 % de los lugares está por debajo de la que marca la definición meteorológica de ola de calor” que sigue la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), afirma Díaz.
¿Por qué hace falta este cambio?
Las temperaturas a partir de las cuales empieza a aumentar la mortalidad son diferentes en cada lugar y lo que busca el nuevo plan es ser más preciso: “Si activo la alerta en el percentil 95 [cuando las temperaturas superan el 95 % de su serie de temperaturas máximas diarias] y el impacto en salud ha saltado antes en el 54 % de los sitios, entonces no estoy activando un plan de prevención que debería estar activando”, dice Díaz. Como resultado, “hay muertes que no se están evitando”.
El nuevo plan sigue las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que dicen que estas estrategias deben basarse en relaciones entre la temperatura y la mortalidad, y no en percentiles meteorológicos fijos.
¿Significa esto que habrá más alertas?
Díaz explica que los análisis previos realizados por el Ministerio de Sanidad mostraron que en 2022, de haber utilizado el nuevo sistema basado en regiones isoclimáticas —con condiciones climáticas similares—, las alertas solo habrían aumentado un 5 % a nivel global.
“Una de las ventajas de este plan es que puedes dar la alerta en una región isoclimática y no en otra de la misma provincia”, aclara Díaz. “Esto es positivo porque solo movilizas los recursos de los lugares en los que vaya a haber alerta, no en toda la provincia”.
En cualquier caso, Díaz recuerda que “el objetivo es que haya menos mortalidad y salvar vidas, no dar menos alertas, sino las que hay que dar cuando haya que hacerlo, ni antes ni después”.
Entonces, ¿hay dos tipos de alertas?
Hay que entender que no siempre es lo mismo una ola de calor en salud que una ola de calor en meteorología.
La Aemet informa de las olas de calor meteorológicas, que se definen como “un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10 % de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95 % de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000”.
Las olas de calor en salud, determinadas por el Ministerio de Sanidad a partir de estudios epidemiológicos, se definen como la temperatura máxima diaria a partir de la cual la mortalidad diaria aumenta de forma estadísticamente significativa durante un periodo de tres días.
Los umbrales de temperatura de ambas definiciones pueden coincidir, pero no siempre lo hacen. Para restar confusión, el nuevo plan utiliza la zona de meteoalerta que emplea Aemet como nivel territorial para los avisos en salud (zonas de meteosalud).
¿A qué alerta o aviso hago caso?
Díaz considera que para los ciudadanos preocupados por su salud les basta con estar pendientes de las alertas de meteosalud. Sin embargo, los avisos de la Aemet pueden ser interesantes para otras personas: por ejemplo, para los agricultores que necesiten saber si se va a superar una temperatura concreta.
¿Qué tengo que hacer para protegerme del calor?
El Ministerio de Sanidad cuenta con un decálogo con consejos generales en el que se recomiendan las comidas ligeras, evitar la cafeína, el alcohol y las bebidas azucaradas y beber con frecuencia, aunque no se sienta sed. También reducir la actividad física en el exterior durante las horas centrales del día, así como prestar atención a bebés, embarazadas y personas mayores.
Además, el plan cuenta con cuatro niveles de alerta (de 0 a 3, desde ausencia de riesgo a riesgo alto) asociados a diferentes actuaciones por parte de las autoridades sanitarias y las comunidades autónomas, desde la coordinación de medidas a la información al público del estado de la situación.
¿Cómo me puedo enterar de todo esto?
Las webs del Ministerio de Sanidad y de la Agencia Estatal de Meteorología contienen información sobre la situación en todo momento. También se pueden seguir los perfiles de redes sociales como Facebook y X para recibir información actualizada.
Además, existe un “servicio de suscripción de temperaturas y niveles de riesgo” para quienes lo deseen. A través de este es posible recibir correos electrónicos y SMS con la información diaria sobre las temperaturas y el nivel de riesgo para la salud de aquellas provincias y zonas de meteosalud de interés.