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Reacción: un estudio asegura que los humanos bebíamos leche mucho antes de que pudiéramos digerirla

Un estudio publicado en la revista Nature ha encontrado que las antiguas poblaciones de humanos consumían leche durante la edad adulta mucho antes de que pudiéramos digerir la lactosa más allá de la infancia. La variante genética que nos permite hacerlo no aumentó su frecuencia por el consumo de leche, sino por las hambrunas y las infecciones, según su hipótesis. 

27/07/2022 - 17:00 CEST
leche-niño

Niño bebiendo leche. / Pexels

Reacciones

Santos Alonso - lactasa

Santos Alonso

Investigador doctor permanente en el departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU)

Science Media Centre España

El estudio ha llevado a cabo un detallado y amplio muestreo arqueológico de restos de recipientes de alfarería de entre los años 7000 a. C. al 1500 a. C. en los que se han podido detectar residuos de grasa láctea, de lo cual se deduce que han contenido leche. Con ello, los autores son capaces de proporcionar una resolución sin precedentes del consumo de leche a lo largo de la geografía y la prehistoria europea. 

Estos datos han sido contrastados con datos genéticos obtenidos previamente por otros investigadores a partir del ADN de más de 1.700 muestras de restos humanos antiguos. En concreto, se ha examinado el polimorfismo rs4988235, una variante cuyo alelo A se encuentra asociado a la persistencia de la lactasa en adultos. Recordemos que la lactasa en la enzima que posibilita la digestión del azúcar de la leche, la lactosa, en unidades más pequeñas y digeribles. Un poco contraintuitivamente, el estado ancestral en los humanos para esta variante determina que este enzima cese su actividad en la edad adulta, y por lo tanto se convierten en intolerantes a la lactosa (es decir, al consumo de leche). Por el contrario, en los individuos con al menos una copia de esta variante mutada (la mutación reciente rs4988235-A), la actividad de la enzima persiste a lo largo de la vida adulta y son, por lo tanto, capaces de procesar la lactosa. 

Se cree que este ejemplo de la lactasa es uno de los casos más claros de la existencia de la selección natural (darwiniana) reciente en los humanos, pero quedan dudas sobre dónde y cuándo se originó esta mutación y por qué empezó a resultar tan ventajosa como para aumentar su frecuencia hasta los niveles de hoy en día. Este estudio no da una respuesta definitiva a estas preguntas, pero descarta algunas hipótesis y plantea nuevas alternativas. 

En concreto, se conoce que el individuo más antiguo que presenta un alelo rs4988235-A (la mutación que permite la persistencia de la lactasa durante la vida adulta) data aproximadamente del año 4700 a. C., mientras que solo se detectan frecuencias apreciables de este alelo a partir del año 200 a. C.; asimismo, los datos muestran que, contrariamente a lo que se pensaba, Europa Central no es el lugar de Europa con mayor consumo de leche en la prehistoria, y que la ‘industria’ láctea, si bien persistió a través del Neolítico, sufrió grandes fluctuaciones en el tiempo y el espacio. 

También encuentran que el consumo de leche per se no constituye una explicación óptima para el incremento de la frecuencia del alelo rs4988235-A que confiere la persistencia de la lactasa; otras hipótesis, como la asociada a que el consumo de leche favorecería la disponibilidad de vitamina D en regiones de escasa radiación solar (en latitudes altas) ofrecen unas probabilidades superiores. Sin embargo, los autores concluyen que son las economías de subsistencia y la exposición a patógenos los fatores que mejor pueden explicar la persistencia de la lactasa en Europa. 

Por una parte, en periodos de crisis (por ejemplo, cuando hay hambrunas) se incrementa el consumo de leche al agotarse el resto de los recursos. En individuos gravemente malnutridos y que no tienen persistencia de la lactasa, la diarrea asociada al consumo de leche tendría unas consecuencias más graves. La persistencia de la lactasa en estos casos conferiría una importante ventaja selectiva (mayor supervivencia). 

Por otro lado, la exposición a patógenos estaría relacionada con el hecho de que en aquellas poblaciones de mayor densidad poblacional (y animal, que pueden transmitir zoonosis) suele darse una mayor prevalencia de enfermedades infecciosas; en este contexto, aquellos individuos intolerantes a la lactosa que bebieran leche como fuente de agua no contaminada sufrirían una mayor incidencia de diarrea y, como consecuencia, una mayor tasa de mortalidad. 

En resumen, este estudio constituye un gran avance para la comprensión de la evolución de la persistencia de la lactasa, si bien quedan abiertos otros aspectos que pueden tener influencia: por ejemplo, la composición de la microbiota intestinal de las poblaciones del pasado, que no se puede esclarecer con los datos y el material disponible a fecha de hoy.

No declara conflicto de interés
ES
Publicaciones
Dairying, diseases and the evolution of lactase persistence in Europe
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
Revista
Nature
Autores

Evershed et al.

Tipo de estudio:
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
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