Este martes, el presidente ruso Vladímir Putin ha anunciado que suspende la participación de Rusia en el tratado New START, un acuerdo bilateral firmado con Estados Unidos que está en vigor desde 2011 y que limita y controla el armamento nuclear de ambas potencias.
Vladímir Putin, durante su discurso sobre el estado de la nación este martes. EFE/EPA/SERGEY SAVASTYANOV/SPUTNIK/KREMLIN POOL MANDATORY CREDIT.
Daniel Ramjil - tratado nuclear Rusia
Daniel Rajmil
Profesor de Relaciones Internacionales en la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC)
El tratado "New START" atendiendo a sus siglas en inglés (New Strategic Arms Reduction Treaty) es un tratado de reducción de armamento nuclear estratégico firmado por Estados Unidos y Rusia en 2010 y su vigencia está extendida hasta 2026. El tratado ha sido el mecanismo principal legalmente vinculante para limitar la capacidad de armamento nuclear estratégico de las dos principales potencias nucleares del mundo. El tratado principalmente destaca por:
- Limita la cantidad de ojivas nucleares desplegables por parte de los dos países en 1550.
- Restringe a un número de 700 la cantidad de vehículos de lanzamiento nuclear de largo alcance.
- Limita a 800 el número de lanzadoras y vehículos de entrega desplegados y no desplegados.
El tratado también destaca por incluir un régimen de verificación integral, que incluye inspecciones in situ e intercambios de datos de rutina. La suspensión del tratado por parte de Rusia es importante por dos motivos: por ser una limitación de los arsenales nucleares estratégicos de las dos potencias nucleares más importantes del mundo y, en segundo lugar, aunque el tratado no abarca las armas no estratégicas o tácticas, es una medida de confianza más necesaria que nunca en un período de tensión creciente por la guerra en Ucrania.
Natividad Fernández - Putin desarme nuclear
Natividad Fernández Sola
Catedrática de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de la Universidad de Zaragoza
Jurídicamente, la suspensión del tratado START III anunciada por el presidente Putin supone la paralización de los compromisos de reducción de armas estratégicas acordados en 2010; sin embargo, no implica su terminación, es decir, cabría una reanudación de su aplicación.
Aunque es una mala noticia para los esfuerzos en pro de la no proliferación nuclear, hay que relativizar su importancia por dos razones. La primera es que START solo vincula a Estados Unidos y Rusia, las principales potencias nucleares y deja fuera al resto, en particular a China, cuya capacidad nuclear no se conoce a ciencia cierta. La segunda es que EE. UU. estuvo a punto de abandonarlo en la presidencia de Trump puesto que no quiere atarse legalmente frente a una proliferación de Pekín, su adversario estratégico.
Finalmente, el cumplimiento de sus disposiciones esconde hoy, parcialmente, la necesidad de ambas partes de eliminar algunas de sus armas estratégicas obsoletas para sustituirlas por otras de nueva generación que EE. UU. ya prepara; algo a lo que Rusia no puede renunciar para mantener la paridad nuclear.