Autor/es reacciones

José Gómez Rial

Jefe de Servicio de Inmunología en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), Servicio Gallego de Salud (SERGAS)

El artículo ofrece una perspectiva interesante sobre cómo el entorno en el que crecemos, como vivir en granjas o tener mascotas, puede influir en nuestra microbiota intestinal y, a través de ella, en nuestro sistema inmunitario. Los autores destacan que los niños expuestos a estos ambientes desarrollan una microbiota intestinal más rica en bacterias beneficiosas desde los primeros días de vida. Esto parece estar relacionado con un menor riesgo de alergias más adelante en la infancia, algo que respalda la idea de que el contacto temprano con ciertos microbios ayuda a ‘entrenar’ al sistema inmunitario para tolerar mejor los estímulos externos.  

Estos hallazgos conectan de manera interesante con la conocida ‘hipótesis de la higiene’, que sugiere que la reducción del contacto con microorganismos en la infancia, debido a estilos de vida más urbanos y esterilizados, podría estar detrás del aumento de enfermedades alérgicas en las sociedades modernas. El trabajo respalda esta hipótesis al mostrar que los niños que crecen en granjas o en hogares con mascotas tienen una microbiota intestinal más diversa y equilibrada desde los primeros días de vida. Esa diversidad parece estar asociada con un entrenamiento temprano del sistema inmunitario para desarrollar tolerancia frente a alérgenos comunes, como el polvo, los ácaros o ciertos alimentos. 

Aunque el estudio tiene un diseño interesante, el número de niños estudiados es relativamente pequeño, lo que hace que los resultados sean prometedores, pero no definitivos. Además, aunque identifica asociaciones claras entre la microbiota y la protección frente a alergias, aún queda camino por recorrer para entender completamente cómo se producen estos efectos y si pudieran aplicarse en intervenciones futuras, como probióticos personalizados o recomendaciones de estilo de vida.

ES