contaminación lumínica

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Reacciones: dos artículos denuncian el impacto sobre el cielo nocturno de la basura espacial y los satélites cercanos a la Tierra

La basura espacial y los satélites que orbitan cerca de la Tierra han proliferado en los últimos años. Dos artículos en Nature Astronomy alertan de su impacto en la contaminación lumínica. En el primero, un equipo calcula el aumento del brillo del cielo nocturno y alerta sobre el efecto sobre ecosistemas y observaciones astronómicas desde la Tierra. En el segundo, que es un comentario, los autores piden limitar la producción de luz artificial y el número de satélites en órbita, llamando a la comunidad científica a enfrentarse a las grandes empresas espaciales y de iluminación (big space y big light). Ambos artículos están cofirmados por Salvador Bará, de la Agrupación Astronómica Coruñesa, y el segundo, por Fabio Falchi, de la Universidad de Santiago de Compostela.  

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Reacción al estudio que mide el rápido incremento mundial de la contaminación lumínica en la última década

Con más de 51.000 observaciones del cielo nocturno hechas a simple vista por la ciudadanía entre 2011 y 2022, un equipo de investigadores concluye que el brillo se ha incrementado del 7 al 10 % por año (según las regiones) en el rango visible por el ojo humano. Según la investigación, publicada en la revista Science, este aumento es más rápido del que se puede observar con los satélites, ya que estos no pueden detectar las emisiones azules de las luces LED, que se usan cada vez más en el alumbrado público.

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Reacciones al estudio que muestra que la luz artificial emite cada vez más espectros azules asociados a las luces LED

Con imágenes hechas por los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional, un equipo de investigadores ha diseñado un mapa que muestra la variación de la composición espectral de la iluminación artificial en toda Europa durante 2012-2013 y 2014-2020. Los resultados, publicados en la revista Science Advances, muestran un cambio asociado a las luces LED de color blanco y con mayores emisiones azules, que los autores relacionan con un aumento del riesgo de los efectos nocivos en los ecosistemas.