La competencia para atraer audiencias fomenta que los medios de comunicación lleguen a difundir contenidos desinformadores, según explica un estudio publicado en Science Advances. La investigación aplica un enfoque matemático —denominado juego de suma cero— para analizar la dinámica entre beneficios inmediatos para los medios y daños a largo plazo. El modelo mostró cómo puede surgir una “carrera armamentística” entre las fuentes de noticias: cuando un jugador recurre a desinformaciones, el otro tiene que hacer lo mismo para competir.

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Rubén Rivas de Roca
Profesor de Periodismo en el departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidade de Santiago de Compostela
El estudio emplea un modelo innovador para explicar cómo la competencia entre medios de comunicación puede espolear la difusión de información falsa. En un contexto social marcado por la posverdad y la pérdida de confianza en las instituciones, los autores evidencian que el problema de la desinformación no solo atañe a redes sociales y plataformas, sino también a medios periodísticos de prestigio, que se ven presionados a publicar piezas escasamente verificadas para poder competir en una era de inmediatez.
Una de las principales contribuciones del artículo es su capacidad para explicar los efectos de la lucha mediática por la atención en la difusión de desinformación. Esto se logra a través de un modelo que formaliza matemáticamente el fenómeno, lo que permite formular escenarios basados en el ecosistema mediático actual. Para ello se recurre a variables como la credibilidad percibida o las opiniones preexistentes de la audiencia. Resulta ilustrativo que el incentivo por el tráfico web (el fenómeno conocido como clickbait) se imponga al criterio de la verosimilitud de los hechos. Según los autores, se trata de una decisión más derivada de dinámicas repetitivas que de una decisión malintencionada.
La tensión entre beneficios inmediatos (mayor tráfico) y consecuencias a largo plazo (pérdida de credibilidad) es una práctica observable y medible, gracias a la propuesta de Amini y sus colegas. Aplicado al contexto español, este tipo de modelo puede resultar útil para comprender cómo ciertos medios se ven arrastrados hacia posiciones más extremas debido a la presión por captar atención en la red. Dado el alto nivel de polarización que existe en España, enmarcada tradicionalmente en el sistema mediático mediterráneo de Hallin y Mancini (2004), y las recientes regulaciones gubernamentales del Plan de Acción por la Democracia para asegurar la información veraz, cobra especial importancia la apelación a la alfabetización mediática como herramienta para combatir la propagación de noticias falsas.
Aunque el trabajo ofrece una perspectiva más estructurada que la mayoría de las investigaciones previas, que suelen ceñirse a descripciones cualitativas, también se enfrenta a limitaciones. Los propios autores reconocen cierta confusión terminológica entre desinformación (intencionada), misinformation [en inglés] o contenido falso. Además, se asume una influencia partidista de los medios que motiva que utilicen la competencia política para ganar audiencia, lo que redunda en una escalada desinformativa. Ante esta situación, se antoja clave la citada alfabetización mediática, en tanto que fortalece a los consumidores. Una audiencia formada puede ser la oportunidad para reducir el consumo de productos informativos tóxicos y romper así el ciclo de la desinformación.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
Arash Amini et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares