¿Qué especies se consideran aves migratorias?
Las aves migratorias son aquellas que se desplazan de manera estacional entre el área de cría e invernada de forma regular todos los años. Como explica al SMC España Javier Pérez-Tris, catedrático de Biología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), una de las características de estas especies es que viven de manera más intensa y mueren más jóvenes que las sedentarias: “La migración es peligrosa por muchos motivos”. Entre ellos destacan la pérdida de lugares de parada por el cambio climático o el paso de las especies por distintos países con diferentes políticas ambientales, legislaciones y medidas de conservación que afectan a estas estancias intermedias.
Arantza Leal, ornitóloga y técnica de la Unidad de Especies y Espacios de SEO/BirdLife, señala al SMC España que el motivo principal por el que las aves migran es por la disponibilidad de recursos —principalmente alimento —, que “normalmente está condicionada por las temperaturas”.
Un estudio publicado en Journal of Comparative Physiology A hace hincapié en el comportamiento fascinante de las aves migratorias, pero también advierte de que se encuentran bajo una presión particular en un mundo en constante cambio. Estas especies poseen la morfología y la fisiología perfectas para volar rápido y recorrer largas distancias en viajes agotadores en los que llegan al límite de sus capacidades. Además, ajustan sus ciclos migratorios a las ecologías específicas de una población, lo que implica la existencia de procesos genéticos, epigenéticos y experienciales para lograr esta precisión.
Carlos Camacho, doctor en Biología e investigador en la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), apunta que las aves migratorias carecen de información sobre las condiciones que se encontrarán en sus áreas de destino: “A diferencia de nosotros, no pueden anticiparse a posibles cambios”.
De manera global, según datos de BirdLife, el 17 % del total de especies de aves son migratorias (unas 2.000 de las más de 11.000 especies). Según Leal, aunque el porcentaje pueda parecer escaso, este factor caracteriza “a millones de aves”. “La migración es un fenómeno espectacular que ha llamado la atención humana hace milenios”, señala la ornitóloga. “Al inicio de la primavera llegan las golondrinas, cantan los ruiseñores, las oropéndolas, los cucos...”. En España, la proporción de aves migratorias llega casi al 80 %.

¿Por qué son importantes las aves migratorias?
José Luis Tellería, catedrático de la UCM y miembro del grupo de investigación en Biología Evolutiva y de la Conservación, explica al SMC España que hay aves migratorias que son piezas clave en el funcionamiento de muchos ecosistemas.
“Cumplen funciones ecológicas esenciales para el correcto funcionamiento de los ecosistemas”, indica Camacho al SMC España. Algunos de estos cometidos son la dispersión de semillas o el control de especies de plagas e insectos transmisores de enfermedades.
“Las aves migratorias son importantísimas por lo que suponen en términos de transporte de energía a escala planetaria”, comenta Pérez-Tris. El profesor de la UCM señala que estas especies “representan millones de toneladas de biomasa generada en regiones altamente productivas en sus periodos de cría —como las regiones circumpolares — que son transportados hacia otras regiones”, lo que tiene un impacto directo en el funcionamiento de los ecosistemas a nivel global.
Pérez-Tris añade que los cambios en los patrones migratorios de las especies afectan a los depredadores que las consumen, así como a las presas de las propias aves migratorias. El investigador explica que la migración de las aves es también clave para organismos que no se pueden mover y lo ejemplifica con la polinización de las plantas: “Las semillas pueden ser eficientemente dispersadas por las enormes cantidades de aves migratorias que se alimentan de sus frutos para conseguir energía para el viaje, y parásitos y otros patógenos también se mueven a escala intercontinental aprovechando los flujos migratorios”.
¿Cuáles son las principales amenazas a las que se enfrentan?
Aunque depende mucho de las especies implicadas, son varias las amenazas que comparten estas aves: “Procesos relacionados con el cambio global y la modificación generalizada de un medio ambiente cada vez más antrópico”, señala Pérez-Tris, que añade que en estos impactos no solo se incluyen los derivados del cambio climático —como la desecación de humedales—, sino otros como la intensificación agraria o la caza mal gestionada.
El profesor de la UCM explica que las aves migratorias dependen del buen estado de conservación de distintos lugares, que a veces abarcan contextos globales. Esto es una amenaza en sí misma, ya que su conservación “requiere la coordinación de administraciones diferentes, a menudo de distintos países”.
Por su parte, Camacho destaca la pérdida y deterioro de los sitios de reproducción, descanso y alimentación de las aves migratorias como consecuencia de la urbanización, la agricultura, la deforestación y el cambio climático. Este último factor “altera el grado de sincronización de las aves con otras especies con las que interaccionan”.
Uno de los fenómenos que pone en riesgo a estas especies es la contaminación lumínica. Una investigación publicada en Trends in Ecology & Evolution recoge que la contaminación lumínica puede intensificar las consecuencias de la contaminación ambiental durante las migraciones e incluso después. Estos efectos provocan cambios en la conducta y fisiología de las poblaciones afectadas, obstaculizando su supervivencia y el éxito reproductivo durante la temporada de cría.
¿Cómo les está afectando el cambio climático?
“En términos muy generales, encuentran dificultades para ajustar su ciclo vital a unas condiciones nuevas que cambian demasiado rápido”, resume Pérez-Tris. El catedrático de la UCM explica que es difícil generalizar a la hora de hablar de efectos, ya que el cambio climático, aun siendo un fenómeno global, se manifiesta en respuestas particulares “tanto de los ambientes, como de los organismos que dependen de ellos”.
Uno de los problemas a los que se enfrentan las aves migratorias es ajustar sus fechas de migración a la nueva distribución temporal de los recursos que necesitan. “Si llegan a sus destinos antes o después del pico de disponibilidad de alimento, pueden encontrar serias dificultades para satisfacer sus necesidades energéticas”, comenta Camacho.
La reducción de la calidad de las áreas de cría a las que se desplazan estas especies también ha repercutido de manera negativa en la demografía de algunas poblaciones.
Además, los cambios en sus entornos de referencia no son las únicas razones por la que las aves migratorias han tenido que realizar modificaciones en sus cíclicas migraciones. Una investigación publicada en 2024 en PNAS recoge que muchas especies han variado el momento de la migración para poder adaptarse a primaveras más tempranas.
Leal señala que el cambio climático también conlleva efectos puntuales que afectan a la disponibilidad de alimento, con fenómenos como lluvias torrenciales, bajadas de temperatura brusca o sequías.
¿Cómo se están adaptando a los continuos cambios globales?
Su adaptación a los cambios globales ha sido dispar en las distintas especies: “Mientras algunas parecen haberse adaptado rápidamente cambiando sus calendarios migratorios, otras los han mantenido invariables”, puntualiza Pérez-Tris.
Un investigación publicada en la revista Ecology concluye que a pesar de que algunas especies de aves migratorias son capaces retrasar su salida —para afrontar factores como la sequía o degradación de su hábitat— y compensar este tiempo acelerando el ritmo a lo largo de las rutas, esta alteración tiene un impacto negativo directo en su supervivencia.
Pero además, hay especies que se ven obligadas a modificar sus destinos migratorios. Así lo recoge un estudio realizado sobre 32 especies de aves del este de Norteamérica, publicado en PNAS: las aves analizadas habían desplazado sus destinos de migración en casi medio grado de latitud hacia el norte.
En nuestro entorno, Tellería expone que cada vez viajan menos aves a nuestro país desde el norte de Europa. “Hay especies que están dejando de desplazarse a nuestros campos para invernar”, comenta.
Sin embargo, la comunidad científica no ha encontrado aún explicación a la variable adaptación de las distintas especies a los cambios globales e incluso a que algunas de ellas no modifican sus rutas migratorias. “No podemos explicar por qué algunas especies eligen rutas conservadoras a costa de enormes desvíos y otras desarrollan rápidamente programas migratorios completamente novedosos”, señalan los autores del estudio publicado Journal of Comparative Physiology A mencionado anteriormente.
¿Cuáles son las principales rutas migratorias afectadas por estos impactos?
Pérez-Tris hace hincapié en la globalidad de este fenómeno: “Todas las rutas se ven afectadas, al menos si consideramos los principales corredores migratorios intercontinentales”.
Dentro del corredor migratorio en el que se encuentra nuestro país —el Sistema Migratorio Paleártico Occidental—, la cuenca mediterránea desempeña “un papel muy importante”, según Tellería, a la hora de albergar a aves invernantes que esquivan el paso del Sáhara por sus secuelas en términos de mortalidad. “Considerando que la región mediterránea es un hotspot del cambio climático, se predice que la vegetación sufrirá un cambio drástico y, con ella, las especies que de ella dependen”, señala el catedrático.
Por su parte, Leal comenta que las distintas rutas migratorias de cada continente están determinadas por las características climáticas de cada región y la disponibilidad de alimento, principal razón por la que las aves se desplazan. “Estas rutas son de norte a sur en otoño y de sur a norte en primavera”, explica la ornitóloga, señalando que las aves que migran suelen pasar el invierno en regiones más al sur de sus zonas de cría, porque las condiciones climáticas son más suaves y el alimento más abundante.
Dentro de nuestro país, la técnica de SEO/Bird Life señala que existen varias rutas —por el oeste, este y centro peninsular— utilizadas por especies de aves que crían en España y a las que “se unen aves del resto de Europa por su paso por España”. Leal explica que la mayoría de estos itinerarios confluyen en el estrecho de Gibraltar para dar su paso a África: “Es el punto más cercano entre los dos continentes, la menor distancia para atravesar el mar”.
En esta localización, el Programa Migres, de seguimiento a largo plazo de la migración de las aves por el estrecho de Gibraltar, contabilizó 1,12 millones de aves atravesando el Estrecho entre mayo y noviembre de 2024.

¿Cómo se está intentando proteger a estas especies?
Existen diferentes estrategias en materia de conservación de aves migratorias. Sergi Herrando, investigador del CREAF y presidente del European Bird Census Council, incide en la importancia del carácter global de estas medidas: “Sin la visión internacional no se puede considerar la manera de protegerlas ni el beneficio que dan a nuestras sociedades”.
Herrando, que también es director científico del Instituto Catalán de Ornitología, explica al SMC España que el Convenio de Bonn —la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres firmada en 1979—, es el tratado internacional “más importante” en este ámbito. Este convenio, que entró en vigor en 1983, tiene como objetivo principal la conservación de las especies migratorias de la fauna silvestre a nivel mundial.
Tellería concuerda con el investigador del CREAF en la relevancia de la coordinación internacional a la hora de aplicar mecanismos de conservación e indica que suponen una dificultad añadida ya que las normas “funcionan de manera desigual” en los diferentes territorios.
Ambos científicos señalan que la preservación de las zonas húmedas y humedales, al ser entornos en los que las aves migratorias pasan estancias, supone un compromiso clave en la conservación de estas especies. Las iniciativas más importantes de protección de estos entornos son el Convenio Ramsar y la Red Natura 2000.
Además, entidades como la Comisión Europea impulsan proyectos de restauración ecológica como el programa LIFE AWOM. Camacho explica que este plan —en el que participa actualmente la Estación Biológica de Doñana junto con otras 12 entidades de seis países— “financia un ambicioso proyecto que se centra en identificar y restaurar sitios de parada importantes para la migración del carricerín cejudo, gravemente amenazada”.
Por último, Pérez-Tris afirma que “existe conciencia de que el desarrollo humano debe ser compatible con la conservación de las aves migratorias” y sostiene que se está trabajando en el desarrollo de sistema que minimicen el impacto de infraestructuras sobre estas especies, como las centrales eólicas. El investigador pide priorizar que la planificación y desarrollo de este tipo de actividades sea compatible con la conservación de las especies migratorias y destaca los esfuerzos que actualmente se están realizando con este propósito, aunque con un éxito desigual.