Una investigación internacional en la que participa el CREAF estima que, en los próximos dos siglos, desaparecerán más de 1.300 especies de aves, lo que supone más del doble de las extinciones registradas hasta ahora —610 especies desaparecidas en los últimos 130.000 años—. El trabajo, que se publica en la revista Science, muestra que, en el caso de las especies endémicas insulares, las pérdidas proporcionales han sido y serán aún mayores. Los autores advierten de que cuando se extingue una especie, su papel en el ecosistema puede desaparecer con ella.
Anna Traveset - extinciones aves
Anna Traveset
Profesora de Investigación en el IMEDEA (CSIC-UIB)
La investigación que presentan Matthews y colaboradores muestra resultados que subrayan la gravedad de la crisis de biodiversidad y la urgencia de identificar las funciones ecológicas perdidas con cada extinción. Los autores reportan que, desde el Pleistoceno tardío (aproximadamente 130.000 años atrás), se han extinguido más de 600 especies de aves (¡al menos 562 extinciones debidas a causas antropogénicas!), lo cual ha causado una pérdida significativa del ‘espacio funcional’ y tres mil millones de años de historia evolutiva única. Esto último implica que no solo se han perdido un montón de especies, si no ramas completas del árbol de la vida. Los resultados de sus sofisticados modelos son muy alarmantes, especialmente al proyectar que más de 1000 especies podrían extinguirse en los próximos dos siglos, reduciendo aún más la diversidad funcional y filogenética. Las consecuencias de tal reducción sobre el mantenimiento de la biodiversidad y funcionamiento de los ecosistemas no son fáciles de predecir, aunque diversos estudios ya apuntan a que distintas disrupciones en las interacciones ecológicas (por ejemplo, polinización o dispersión de semillas) podrían resultar en colapsos ecológicos, especialmente en las islas, cuyos ecosistemas son más simplificados y, por tanto, más vulnerables a las perturbaciones que las áreas continentales.
Matthews y colaboradores han realizado una tarea titánica compilando datos publicados e información aportada por diferentes taxónomos expertos, diferenciando entre las extinciones debidas a actividades humanas (causas antropogénicas) y las debidas a causas desconocidas. Para cada especie extinta, han obtenido las medidas de un buen grupo de caracteres morfológicos (a partir de especímenes de museos y de la literatura) para calcular la diversidad funcional. Además, han construido una filogenia global de las aves, incluyendo tanto las especies extinguidas en el Pleistoceno como las desaparecidas en el Holoceno, a partir de la cual —mediante modelos nulos— han estimado la cantidad de diversidad filogenética que se ha perdido con esas extinciones.
Este estudio de gran impacto, basado en décadas de datos de la Lista Roja de la IUCN, refuerza una advertencia clara de la ciencia: la actividad humana descontrolada está provocando una devastación masiva de la biodiversidad.
Borja Milá - extinciones aves
Borja Milá
Investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC
Este trabajo representa la mejor estimación hasta la fecha del impacto que los humanos hemos tenido y vamos a tener en la tasa de extinción de un grupo taxonómico principal como son las aves, y de lo que esas extinciones suponen a nivel de pérdida de funcionalidad ecosistémica y de diversidad filogenética.
El estudio identifica las islas oceánicas como lugares donde las extinciones de aves son, a la vez, más probables y más graves a nivel de funcionamiento de los ecosistemas por haber evolucionado adaptaciones únicas a esos entornos singulares y frágiles.
Este tipo de análisis tan ambicioso solo puede hacerse en aves, pues utiliza dos tipos de datos esenciales que a nivel global solo están disponibles para este grupo: filogenias moleculares y datos morfológicos para las más de 10.000 especies del mundo. Sin la disponibilidad de todas las especies de aves en las colecciones biológicas de los museos de historia natural no sería posible realizar este tipo de análisis tan necesarios.
Las predicciones a futuro indican que la pérdida de especies de aves causadas por impactos humanos podría afectar gravemente el funcionamiento de los ecosistemas.
Nicolás López - extinción aves
Nicolás López-Jiménez
Miembro de la Unidad Sociedad y Territorio y delegado de SEO/BirdLife en Asturias
Se trata de un artículo muy acertado que pone de relevancia, por fin, el valor intrínseco de los servicios ecosistémicos que nos prestan las aves. Pero esta vez, y esto es lo más interesante, en el contexto de la biología de la conservación. La extinción de especies es de por sí un fenómeno natural, pero es también una consecuencia de las actividades humanas y, en este último caso, cuando desaparecen las aves como elementos de los ecosistemas donde habitan, podrían desaparecer o resentirse algunas de las funciones de esos ecosistemas, dando lugar a una disfunción o alteración en el ecosistema, o bien a que se produzca una sustitución de las especies desaparecidas por otras más generalistas que puedan cumplir su rol.
Desgraciadamente, y tal como se muestra en el estudio científico, en el caso de las islas el grado de especialización de muchas especies es tan alto y la interdependencia de algunas de ellas con otras es tal que la evolución ha hecho que sean compañeras de camino. En el entorno insular este camino es tan estrecho que este rol funcional se presta menos a que se den sustituciones a corto plazo de especies generalistas por aquellas que han desaparecido recientemente, con lo que el fenómeno de la extinción de aves insulares provoca que los ecosistemas donde habiten o elementos de estos se resientan mucho más, tal y como relatan los investigadores.
Este tipo de publicaciones y los datos que aportan deberían ser tenidos en cuenta a la hora de confeccionar los catálogos de protección de especies, de manera que uno de los criterios para la conservación de una especie y su inclusión en una u otra categoría de amenaza se basara en su papel funcional dentro de un ecosistema y, más aún, en el valor de los servicios ecosistémicos que proporciona y de las consecuencias negativas que derivarían de la pérdida de las funciones asociadas a ese rol que desarrolla en el ecosistema donde habita.
Estas pérdidas de funcionalidad derivadas de la extinción de especies de aves que cumplen un papel fundamental como controladoras de plagas, polinizadoras, dispersoras de semillas, etc., no solo podrían acarrear consecuencias fatales en algunos ecosistemas, todavía no muy bien estudiadas, sino también graves repercusiones socioeconómicas para los humanos.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Modelización
Thomas J. Matthews et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Modelización