El principal aspecto positivo de los cribados radica en la detección precoz de los tumores, lo que en principio permite ofrecer un tratamiento más temprano y un mejor pronóstico. Sin embargo, existen también aspectos negativos que es preciso valorar y calibrar. Entre ellos están los falsos positivos —el hecho de que la prueba pueda ser positiva sin que en realidad exista enfermedad— y sus correspondientes consecuencias psicológicas, las pruebas innecesarias que a veces conllevan efectos secundarios o los costes que suponen este tipo de campañas. Son algunas de las conclusiones de la sesión informativa organizada por el Science Media Centre España con motivo del Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer que se celebra cada 24 de septiembre.
“Se han definido 18 criterios para evaluar cuándo hay que incorporar un cribado en la cartera común de servicios del Sistema Nacional de Salud”, explicó Adrian Aginagalde, jefe de servicio de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica e Información Sanitaria de Gipuzkoa y, anteriormente, jefe de servicio de la Unidad de Programas de Cribado Poblacional en el Ministerio de Sanidad. Uno de los que más debate está generando últimamente sobre si debería incorporarse es el de cáncer de pulmón. Aunque varias sociedades científicas se han mostrado a favor, el Ministerio de Sanidad lo ha descartado por el momento tras publicarse recientemente un informe de evaluación.
El cáncer de pulmón es actualmente el más mortal, no solo en nuestro país sino a nivel mundial, y las políticas de prevención primaria, muy mejorables, han tenido un impacto nulo
Juan Carlos Trujillo
“El cáncer de pulmón es actualmente el más mortal, no solo en nuestro país sino a nivel mundial, y las políticas de prevención primaria, muy mejorables, han tenido un impacto nulo”, aseguró Juan Carlos Trujillo, jefe clínico del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau en Barcelona, co-coordinador del proyecto de cribado de cáncer de pulmón CASSANDRA y director de Proyectos Integrados de Investigación en Oncología Torácica en la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), quien mostró algunas discrepancias respecto al informe de evaluación emitido. “Nuestro posicionamiento, no solo desde la SEPAR sino también desde otras sociedades, es que debemos plantear un programa de factibilidad de este cribado, sabiendo de la dificultad que tiene implantarlo y de las inequidades que existen incluso a nivel geográfico”, afirmó.
Sin embargo, “existe aún mucha controversia”, indicó Isabel Portillo, médica especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y coordinadora del grupo de trabajo de diagnóstico precoz de cáncer en la Sociedad Española de Epidemiología. Portillo participó en la estrategia sobre cómo definir el cribado dentro de la Unión Europea y es miembro, además, del proyecto europeo LUCIA, que “dará luz sobre factores de riesgo y prevención del cáncer de pulmón y se espera que resuelva los temas más controvertidos o sobre los que hay mucha incertidumbre”.
En todos los cribados se pueden producir resultados falsos negativos, falsos positivos y complicaciones, de ahí que tengamos mucha cautela a la hora de ponerlos en marcha
Isabel Portillo
Portillo destacó: “Tenemos que tener claro que en todos los cribados se pueden producir resultados falsos negativos [si la prueba no detecta el tumor cuando este existe], falsos positivos y complicaciones, de ahí que tengamos mucha cautela a la hora de ponerlos en marcha. Además, tenemos que asegurarnos de que puede beneficiarse toda aquella población que tiene factores de riesgo. La equidad es un criterio fundamental para ofrecer un cribado”.
“Según el informe de evaluación, que elabora siempre una agencia independiente, hay 5 criterios de los 18 que se cumplen plenamente. Sobre 10 de ellos las evidencias son todavía dudosas”, explicó Aginagalde. “Creo, humildemente, que la evidencia parece insuficiente para dar el siguiente paso. Esto no quiere decir que se descarte, sino que necesitamos más y mejores estudios, así como financiar proyectos piloto”, añadió. Tanto Aginagalde como Trujillo coincidieron al afirmar que “en España se debe fomentar la investigación en salud poblacional, que está a la cola si se compara, por ejemplo, con la medicina personalizada”.
Franjas de edad ampliadas y posibles conflictos de interés
En cuanto a otras posibles novedades sobre cribados en España, Aginagalde explicó que lo que está más cerca de ampliarse son las edades de cribado de cáncer de colon y probablemente de mama, mientras que, aunque la Unión Europea recomienda estudiar la implantación del cribado de cáncer de próstata en mayores de 70 años, “no parece que las nuevas evidencias científicas vayan a cambiar la situación sustancialmente”.
En la sesión se habló también de las noticias cada vez más frecuentes que anuncian pruebas en sangre para detectar o estimar el riesgo de sufrir diversos tipos de cáncer. Para Isabel Portillo, “es algo peligroso. La evidencia científica es aún escasa”. Estas herramientas pueden implicar hacer “un montón de pruebas que podrían incluso causar la muerte y a lo mejor conducen a una consulta psiquiátrica para toda la vida”, advirtió.
En cuanto a los posibles conflictos de interés relacionados con las campañas de cribado, Aginagalde reconoció que “se están lanzando terapias muy avanzadas que el mercado precisa rentabilizar. Incrementar o detectar más casos permite rentabilizar esas inversiones. Sin embargo, las cosas se pueden hacer bien y con transparencia. De hecho, a veces las investigaciones hay que plantearlas también con la industria”.