La mayoría de los países ricos no tiene programas de cribado de cáncer de próstata para toda su población; se pueden hacer pruebas de antígeno prostático específico (PSA por sus siglas en inglés) de manera individual. En un artículo de opinión publicado en The BMJ, un grupo de urólogos y epidemiólogos especializados en el cribado de esta enfermedad argumenta a favor de un uso restringido de las pruebas PSA para evitar la sobredetección y el sobretratamiento.
Alvaro Paez - cribado PSA ES
Álvaro Páez Borda
Jefe de Servicio de Urología del Hospital Universitario de Fuenlabrada, profesor asociado de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos y Chairman de la rama española del European Randomized Study of Screening for Prostate Cancer
Como señalan los autores de este interesante artículo de opinión, el screening para el cáncer de próstata basado en la determinación de PSA sigue siendo una cuestión extremadamente controvertida, de manera que todavía no está claro si sus beneficios (en términos de reducción de la mortalidad por cáncer de próstata) superan a los riesgos del sobrediagnóstico y el sobretratamiento. Además, la fórmula más extendida entre las recomendaciones de las autoridades en el tema —la famosa ‘decisión compartida’— conduce a una mayor utilización del PSA entre las personas con más acceso a la información, creando una inequidad inaceptable en una sociedad moderna.
Los autores de este estudio —entre los que se encuentran autoridades incuestionables en el screening para el cáncer de próstata— sugieren que los países con capacidad económica para organizar campañas de esa naturaleza deberían diseñar sus programas para evitar el sobrediagnóstico y el sobretratamiento: o recomendar en contra del screening o, abiertamente, dificultar el acceso a la determinación del PSA.
Como alternativa al screening indiscriminado, los autores sugieren que la determinación del PSA debería restringirse a varones entre los 50 y 70 años, y ofreciendo la biopsia de próstata a los que se presuma puedan padecer un cáncer de alto riesgo tras una prueba confirmatoria como es la resonancia magnética prostática. Una estrategia de esa naturaleza debería ser monitorizada para garantizar el cumplimento de los protocolos diagnósticos, y no asumir pasivamente la adhesión a los procedimientos. Ese tipo de aproximación, elevada a nivel de programa nacional, retendría la mayor parte del efecto beneficioso del screening, y limitaría el número de pruebas.
En definitiva, la recomendación [del Consejo de] la Unión Europea de 2022 en favor de los programas de screening para el cáncer de próstata [PDF] encuentra su contrapunto en este conciso, sensato y comprometido artículo.
Marcos Luján - cribado PSA ES
Marcos Luján Galán
Jefe de Unidad de Urología en el Hospital Infanta Cristina, investigador en la rama española del European Randomized Study of Screening for Prostate Cancer
El estudio es una revisión de la literatura, con un claro posicionamiento en contra de las políticas actuales de screening (cribado en español) del cáncer de próstata.
La política respecto del screening en los países más ricos es similar: que el médico explique al paciente los pros y los contras de someterse a la determinación de PSA en los análisis, y que el paciente decida. Los autores de este trabajo concluyen en su revisión que este abordaje no persigue el efecto deseado, sino que aumenta el riesgo de detectar cánceres de poca relevancia clínica (sobredetección, que puede alcanzar hasta un espeluznante 50 %), de aplicar tratamientos innecesarios (sobretratamiento). Además, introduce desigualdad en la atención recibida, ya que las clases más ricas son las que acaban sometiéndose al test con mayor frecuencia.
Otro resultado indeseado es una elevada proporción de varones mayores sometidos a screening. Todas las sociedades científicas están de acuerdo en desaconsejar el screening en varones cuya esperanza de vida es inferior a los 10-15 años, ya que este es el periodo medio que tarda un cáncer de próstata detectado mediante screening en acabar produciendo síntomas por el avance de la enfermedad (dicho de otro modo, el individuo fallecería de otras causas por su edad antes de que el cáncer de próstata tuviera tiempo de acabar con su vida). La probabilidad de morir por cáncer de próstata en lo que te queda de vida, si a los 75 años tienes un nivel de PSA normal, es prácticamente cero. Por ello no se recomienda continuar con el screening pasado cierta edad. Precisamente, la política actual de que ‘el ciudadano elija’ produce que la tasa de screening en varones mayores sea preocupante.
Esta política es la vigente actualmente en Europa (Asociación Europea de Urología, EAU) y es la que adopta directamente la AEU (Asociación Española de Urología).
¿Qué proponen los autores?
- Que los programas de screening los controlen los gobiernos. Que ellos elijan los candidatos (y proporcionen el acceso al test), y que se siga un protocolo de seguimiento adecuado al perfil de riesgo del individuo (el intervalo de seguimiento sería diferente según el nivel del primer PSA, por ejemplo).
- Como alternativa a lo anterior, restringir el acceso al PSA, indicado solo por el urólogo ante la presencia de síntomas o perfiles de riesgo concretos (historia familiar, ciertas mutaciones genéticas, etc.).
¿Recomendaciones para los pacientes? En mi opinión, ante la ausencia de un programa gubernamental establecido, en pacientes sin perfil de riesgo concreto (historia familiar, ciertas mutaciones genéticas, etc.) y ausencia de síntomas, me inclinaría por no hacer el PSA de modo indiscriminado.
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Andrew Vickers et al.
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