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Eduard Vieta

Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona, jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM)

En mi opinión el artículo presenta graves defectos metodológicos. El principal problema es la "confusión por indicación", característica de los estudios observacionales, y más si son retrospectivos. 

Al comparar la cohorte de pacientes deprimidos medicados con los no medicados, y al no controlar la gravedad de los casos (error imperdonable), los resultados de la comparación no se pueden atribuir al tratamiento, sino a las características del paciente, que es lo que determina si se le trata o no. 

Es decir, no se puede atribuir la ausencia de diferencias entre ambos grupos a los antidepresivos, ya que los pacientes tratados con toda probabilidad eran más graves que los no tratados. 

Es como comparar pacientes con covid-19 tratados con corticoides y sin: la mortalidad es mayor en los pacientes tratados con corticoides, pero es que los corticoides se dan a los pacientes más graves, precisamente para salvarles la vida.

Creo que todavía hay un largo camino para conseguir que los tratamientos de la depresión resuelvan todos los problemas asociados a dicha enfermedad, pero a día de hoy los tratamientos vigentes salvan vidas y ayudan a millones de personas a recuperar su vida previa, trabajo y familia. Son mejorables y deben asociarse a psicoterapia, pero este estudio no aporta información válida ni fiable que ayude a mejorar el cuidado de los pacientes.

ES