A lo largo de las últimas décadas, las plataformas tecnológicas como Facebook, Twitter o Instagram, que conocemos con el nombre de redes sociales, han revolucionado el modo en que muchas personas comparten contenidos digitales y se comunican con otras personas. Más allá de satisfacer el interés por acceder a información a través de internet, el diseño de la mayoría de estas plataformas busca mantener conectados a sus usuarios el mayor tiempo posible en busca de novedades, aprobación social y otras estrategias de diseño del comportamiento. El uso de las redes sociales es particularmente frecuente entre las generaciones más jóvenes de nativos digitales y, a pesar de los beneficios que sin duda pueda tener, es a veces motivo de preocupación por motivos que van desde la exposición a contenidos inadecuados, la reducción del tiempo disponible para otras cuestiones importantes —como las relaciones personales, el estudio, la actividad física o el reposo— y, quizá en algunos casos, el desarrollo de trastornos mentales como las adicciones. 

El estudio que se acaba de publicar en BMJ revisó los resultados de 126 trabajos publicados en revistas científicas que investigaron la asociación entre el tiempo dedicado a las redes sociales y el acceso a ciertos contenidos y un conjunto de comportamientos que suponen un riesgo para la salud en la adolescencia, como el uso de tabaco, alcohol y otras drogas, la participación en juegos de apuestas, las conductas sexuales de riesgo y la conducta antisocial. 

Aunque muchos de los trabajos incluidos en la revisión estaban basados en diseños transversales o presentaban otras limitaciones metodológicas que no proporcionan pruebas definitivas de una relación causa-efecto, los resultados de la revisión muestran que entre los adolescentes que dedican más tiempo a las redes sociales se observa con mayor frecuencia el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, una mayor probabilidad de practicar conductas sexuales de riesgo y conductas antisociales y una mayor participación en apuestas. Además, los resultados de la revisión refuerzan las conclusiones de otros trabajos en los que se ha observado que la exposición a contenidos en los que se muestra el uso de tabaco, cigarrillos electrónicos o alcohol se asocia a una mayor probabilidad de uso de estos productos. 

Aunque todavía hacen falta nuevas investigaciones que demuestren cuál es la contribución efectiva que tienen el tiempo dedicado a las redes sociales y la exposición a ciertos contenidos sobre el desarrollo de comportamientos de riesgo para la salud como el uso de tabaco, alcohol y otras drogas (es muy posible la relación inversa que lleve a los adolescentes con comportamientos de riesgo para la salud a dedicar más tiempo a las redes sociales y a buscar contenidos relacionados con esas conductas), los resultados de este y otros trabajos de investigación justifican la necesidad de fortalecer medidas preventivas que ayuden a fijar límites en el acceso a las redes sociales en la infancia y la adolescencia, evitar ciertas campañas de marketing y promoción dirigidas a menores y desarrollar actividades que hagan uso del interés por las redes sociales en la adolescencia para diseminar eficazmente contenidos preventivos y de promoción de la salud.