Se trata de un estudio exploratorio utilizando un modelo matemático aplicado a bases de datos de 204 países sobre pacientes atendidos ambulatoriamente, en urgencias, en el domicilio u hospitalizados. A partir de lo que estas fuentes de datos registran, el autor calcula la tendencia de la incidencia de eventos adversos del tratamiento médico (EATM) de 1990 a 2019, es decir, efectos adversos no deseados resultantes de un procedimiento, tratamiento u otro contacto con el sistema de salud. 

Dado que el estudio no se basa en la recogida directa de datos primarios en pacientes, debe interpretarse con prudencia. Además, tradicionalmente existe un infrarregistro de los EATM, especialmente en los países de bajos ingresos, y su incidencia está marcada por múltiples factores que no son fáciles de controlar. 

A pesar de estas limitaciones, el estudio se basa en el Global Burden of Disease (GBD) Study, que es la fuente más completa de información sobre los niveles y tendencias de pérdida de salud debido a las enfermedades y lesiones en todo el mundo. El autor aplica métodos de análisis sofisticados que le permiten comparar la ocurrencia de EATM entre países de altos y bajos ingresos, independientemente de las diferencias de edad, las tendencias seculares y los efectos de la cohorte de nacimiento (la generación en que se sitúa cada persona). 

Los efectos adversos a tratamientos médicos se han convertido en un problema de salud pública de primer orden en todo el mundo. Ocupan los primeros lugares de causas de mortalidad evitable tanto en los países desarrollados como en los países de bajos ingresos. 

El estudio aporta estimaciones de la tendencia temporal de la tasa de incidencia de EATM entre 1990 y 2019 a nivel mundial, según el desarrollo socioeconómico del país y por grupos de edad. 

Del año 1990 al 2019, el número total de EATM aumentó de 11,3 millones a 18,0 millones, es decir, sufrió un incremento del 59,3 %, superando el crecimiento de la población del 44,6 % durante el mismo período. La tasa de incidencia de EATM para todas las edades fue de 232,5 por 100.000 habitantes en 2019, lo que representa un aumento del 10,1 % en los últimos 30 años, observado principalmente entre la población de mayor edad. Ello representa un crecimiento neto de la tasa de incidencia global del 0,631 % por año, a pesar de que mundialmente se implementen políticas que priorizan la seguridad del paciente. 

Las implicaciones de estos resultados son que a medida que el envejecimiento de la población mundial se intensifica, junto con la creciente cantidad de servicios de salud prestados, es necesario tomar medidas para abordar la carga continuamente creciente de EATM. 

El estudio aporta información imprescindible para priorizar los recursos e implementar más estrategias preventivas específicas para los EATM, haciendo énfasis en la importancia de mejorar la optimización del manejo médico geriátrico para reducir el daño iatrogénico. 

Como se ha comentado, las principales limitaciones recaen en la medición de los efectos adversos de los tratamientos médicos. Ello es especialmente relevante en los países con bajos ingresos, los cuales carecen de datos originales fiables sobre los EATM y las estimaciones de la incidencia proporcionadas por los modelos predictivos aún tienen incertidumbre. 

El estudio solo evalúa la incidencia general de EATM, sin disponer de datos sobre los tipos de eventos adversos ni de su gravedad (impacto en la salud, la calidad de vida y la mortalidad).