Las emisiones de CO2 de origen fósil seguirán aumentando en 2024 hasta los 37.400 millones de toneladas, lo que supone un incremento del 0,8 % respecto a los niveles de 2023. Es una de las conclusiones que muestra el Global Carbon Budget 2024, el informe que recoge las tendencias más recientes de las emisiones globales de carbono y sus consecuencias para alcanzar los objetivos climáticos.
“Todavía no hemos llegado al pico”, explicaba en una sesión informativa del SMC España Pep Canadell, director ejecutivo del Global Carbon Project, el proyecto internacional que se encarga de realizar este informe. Aunque las emisiones aún no hayan tocado techo, el aumento es menor al registrado en 2023, que fue del 1,4 %.
En cuanto a las emisiones derivadas del cambio de uso de la tierra (como la deforestación) siguen siendo elevadas, con una previsión de 4.200 millones de toneladas de CO2 en 2024, pero han disminuido cada década desde los años noventa.
En total, las emisiones de CO2 —la suma de las emisiones fósiles y las derivadas del cambio de uso del suelo— se han estabilizado en la última década y se prevé que sean de 41.600 millones de toneladas cuando finalice 2024. “Lo importante es entender que el gran elefante en la habitación son los combustibles fósiles”, recalcaba Canadell, investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia).
Respecto a los sumideros de carbono naturales, que depuran el dióxido de carbono que les llega, casi la mitad de todas las emisiones de CO2 antropogénico vertidas en la atmósfera son absorbidas por sumideros terrestres y oceánicos. El fenómeno de El Niño provocó una reducción de la capacidad de absorción de los elementos terrestres en 2023, según muestra el informe, pero podría recuperarse en el segundo trimestre de 2024.
Si este ritmo continúa, hay un 50 % de probabilidades de que el calentamiento global supere el límite de 1,5 ºC en seis años. ¿Habría que abandonar ese objetivo por inalcanzable? Según los datos provisionales de Copernicus de enero a octubre de 2024 es “prácticamente seguro” que la temperatura promedio de este año estará, por primera vez, más de 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales. “El objetivo de 1,5 ºC lo vamos a perder, pero nunca deberíamos dejar de pensar que es nuestra referencia, porque si no iríamos al 1,6; luego al 1,7 y así hasta 5 ºC”, afirmó Canadell. “Si lo pasamos, tenemos que trabajar todavía más duramente, más rápidamente y más agresivamente en las trayectorias de descarbonización”, añadió.
El regreso de Trump en el marco de una nueva COP
Esta edición del Global Carbon Budget, de periodicidad anual, es la decimonovena y trabaja con millones de datos reales, junto con una proyección para algunos meses de 2024. Sus resultados se presentarán en la COP29 de Bakú y el informe se publica en preprint en la revista Earth System Science Data. En su elaboración han participado más de 120 científicos de más de 80 centros de investigación y universidades de todo el mundo.
Por países, tanto Europa como Estados Unidos continuarán descendiendo su nivel de emisiones, pero no así India. China podría aumentar ligeramente sus valores de 2023, aunque el modelo también estima que estos podrían llegar a descender levemente, lo que sería la primera vez que ocurriera. Eso podría explicarse, según Canadell, por un crecimiento económico más bajo del esperado de la potencia asiática.
¿Cómo afectará la llegada de Donal Trump como nuevo presidente de Estados Unidos a las emisiones de su país? “Trump tiene el potencial de desacelerar o ralentizar esta bajada de emisiones. Pero creo que no puede revertir lo que ya existe puesto que, en buena parte, ha sido por factores económicos”, opina Canadell, refiriéndose a la fuerte apuesta de Estados Unidos por el gas frente al carbón en los últimos años, al ser mucho más barato. Además, son los Estados los que están apostando por las energías renovables, con independencia del Gobierno federal, y eso podría seguir igual.
“Quizás lo más importante es que vamos a tener una falta de liderazgo global de los Estados Unidos”, apunta el experto. Esa falta de liderazgo podría provocar que otros países más pequeños, viendo que Estados Unidos, como segunda potencia más contaminante del mundo (por detrás de China), no se involucra, tampoco lo vayan a hacer.
El informe también destaca que las emisiones de CO2 fósil disminuyeron en 22 países, entre ellos Estados Unidos o España, mientras sus economías crecieron. En cuanto a tecnologías para retirar o almacenar dióxido de carbono de la atmósfera, su peso sigue siendo insignificante. “No podemos sustituir los sumideros naturales”, recalcó Canadell. “No podemos crear de una forma industrial nada equivalente. Habrá un componente industrial de sacar CO2 de la atmósfera, pero será modesto”, añadió.
De cara a la COP de Bakú, en la que el gran protagonista, sin estar ni ser presidente aún, será Donald Trump, Canadell se muestra optimista: “La moral de Bakú será muy importante. Lo fácil es pensar que será una moral baja por la victoria de Trump, pero Bakú tiene que demostrar que un país no es el encargado de un compromiso de descarbonización de décadas que hemos hecho”.
Reacciones de investigadoras independientes
El SMC España ha recogido valoraciones de expertas independientes que no han participado en el informe. “El Global Carbon Budget señala al gas natural como uno de los principales motores de las emisiones de carbono a nivel mundial. Las emisiones de gas natural en todo el mundo crecen más rápido que las del carbón y el petróleo. Dado que el 22 % de las emisiones globales se producen por el uso de gas natural, este combustible debería estar en el punto de mira para el desarrollo de estrategias de descarbonización a nivel global”, plantea Vanesa Castán Broto, catedrática de Urbanismo Climático en la Universidad de Sheffield (Reino Unido).
Por su parte, Ana Hernández, investigadora en Sostenibilidad de la Fundación para la Investigación del Clima, se ha fijado en el dato de que, para 2024, se prevé que la concentración de CO₂ atmosférico alcance un promedio récord de 422,5 partes por millón, un 52 % por encima de los niveles preindustriales. “Este valor supone un preocupante retroceso frente a los compromisos globales de reducir las emisiones y alcanzar el cero neto para 2050. Asimismo, esta acumulación persistente y creciente de CO₂ en la atmósfera coloca cada vez más lejos la meta de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, 1,7 °C, e incluso 2 °C por encima de los niveles preindustriales, lo que representa un desafío crucial para la mitigación del cambio climático y la sostenibilidad del planeta”, alega.
Ana Cristina Franco Novela también destaca las previsiones relacionadas con el incremento de la temperatura mundial. “Para evitar exceder este límite de temperatura, las emisiones de carbono antropogénicas deben disminuir drásticamente. A día de hoy, las tecnologías para remover de forma deliberada dióxido de carbono de la atmósfera no juegan un papel relevante en contrarrestar las emisiones de carbono antropogénico”, señala la investigadora del departamento de Ciencias de la Tierra - Variabilidad y Cambio Climáticos del Barcelona Supercomputing Center.
En cuanto a las limitaciones del informe, la directora del BC3 (Centro Vasco de Investigación sobre Cambio Climático), María José Sanz, apunta a que se derivan de la existencia y el acceso a datos empíricos de buena calidad, “lo que el mismo Global Carbon Project ha contribuido a impulsar integrando, cada vez más, diferentes comunidades de expertos, y la necesidad, en estos casos, de derivar esta información de forma indirecta”.