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Qué sabemos sobre el impacto en la salud de tomar una copa de vino al día

“El nivel de consumo de alcohol que no daña la salud es cero”, se asegura en una revisión de decenas de estudios realizados en los últimos años sobre el efecto de beber poco. La veintena de autores de este trabajo, y otros expertos, insisten en que riesgo de desarrollar cáncer es mayor cuanto mayor es el consumo.

 

09/05/2022 - 11:04 CEST
Actualizado el Actualizado con correcciones sobre relaciones de causa-efecto y con el texto de María del Carmen Climent sobre la magnitud del riesgo.
 
Los expertos insisten en que la mejor recomendación es el consumo cero de alcohol. / Pixabay

Los expertos insisten en que la mejor recomendación es el consumo cero de alcohol. / Pixabay

El alcohol es en España “un importante factor de riesgo de carga de enfermedad y mortalidad, en un contexto social de normalización y banalización del consumo”, se afirma en la Monografía alcohol 2021. Consumo y consecuencias, del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, editada por el Ministerio de Sanidad.

El alcohol es, “con diferencia, la sustancia psicoactiva más consumida por la población”; su impacto sobre la salud aumenta en función del consumo, pero “no existe un nivel libre de riesgo”, algo que “no es conocido por la mayoría de la población general ni, en ocasiones, por el propio ámbito sanitario”, añade este informe exhaustivo elaborado teniendo en cuenta desde encuestas a la población hasta el análisis en profundidad de la evidencia científica recabada en la última década. 

¿Cuál es el efecto del alcohol sobre la salud?

En España el consumo de alcohol es el segundo factor de riesgo de pérdida de salud (Años de Vida Ajustados por Discapacidad-AVAD) en mujeres, y la quinta en hombres (datos de la Monografía alcohol 2021). Produjo anualmente 15.489 muertes durante el periodo 2010-2017, el 74 % en hombres y el 55,7 % prematuras (antes de los 75 años). 

Las causas de las muertes atribuibles al alcohol más frecuentes en el conjunto de la población de 15 años o más fueron cáncer, enfermedades digestivas y enfermedades circulatorias.

¿Es también perjudicial consumir poco y con las comidas?

Los epidemiólogos Iñaki Galán, del Centro Nacional de Epidemiología, y Manuel Franco, de la Universidad Alcalá de Henares, coinciden en sus declaraciones al SMC España: es cada vez más sólida la evidencia de que incluso beber poco tiene impacto negativo. 

Esta conclusión vale para todos los tipos de alcohol e incluso el vino en la comida. Galán, autor de una revisión al respecto, señala que asociar el vino con la dieta mediterránea, y por tanto con una alimentación sana, “ha fortalecido la creencia de los efectos positivos” del vino y la cerveza; sin embargo los estudios que investigan la asociación de consumo de alcohol con el patrón de la dieta mediterránea “hallan que en realidad es débil”, dice Galán. 

Estos expertos recuerdan que los estudios que permiten llegar a estas conclusiones son difíciles y largos. Evitar factores de confusión implica procesar datos sobre hábitos dieta, tabaquismo, ejercicio… de cientos de miles de personas durante periodos de tiempo prolongados. De ahí que la evidencia se esté consolidando poco a poco.

Sí, incluso beber poco alcohol se asocia con más riesgo de desarrollar cáncer

“La respuesta a si está establecida claramente la relación entre consumo de alcohol y riesgo de cáncer es que sí, existe suficiente evidencia”, responde al SMC España Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología. “El riesgo es proporcional a la cantidad de alcohol ingerida, siendo menor para el consumo moderado una copa de vino o una caña al día para las mujeres y dos copas de vino o dos cañas al día para los hombres, pero el aumento del riesgo existe”. En cuanto a si es menos dañino beber en la comida o fuera de ella, “no hay evidencia”.

Coincide plenamente Nuria Malats, jefa del Grupo de Epidemiología Genética y Molecular del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). 

Remiten al World Cancer Report 2020, de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), y a la última revisión del Código Europeo Contra el Cáncer, que dice: “El alcohol es el tercer factor de riesgo de enfermedad y mortalidad en Europa. (…) hay una relación causal entre el consumo de alcohol y los cánceres de cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal y de mama femenino, incluso con ingestas de alcohol bajas y moderadas. (…) En Europa, se calcula que un 10 % de todos los casos de cáncer en hombres y el 3 % en mujeres son atribuibles al consumo de alcohol”.

El American Institute for Cancer Research da el mismo mensaje: el alcohol “es el tercer factor modificable que aumenta el riesgo de cáncer, después del tabaquismo y el exceso de peso corporal. (…) Cuanto menos alcohol beba, menor será el riesgo de padecer cáncer. (…) Para prevenir el cáncer lo mejor es no beber nada”. 

Pollán recuerda que estas instituciones “solo emiten recomendaciones cuando la evidencia es convincente”. 

¿Por qué es preferible hablar de consumo ‘de bajo riesgo’ en lugar de ‘moderado’? 

“Los términos referidos al alcohol como consumo moderado, prudente, social o responsable son equívocos y confusos y provienen más del marketing que de la salud pública”, se afirma en el informe Límites de Consumo de Bajo Riesgo de Alcohol. Se prefiere el concepto de consumo de “bajo riesgo” dado que no existe un nivel de consumo seguro.

¿Cuánto es consumo ‘de bajo riesgo’?

Teniendo en cuenta que no hay un riesgo cero, “se consideran niveles de consumo de de bajo riesgo aquellos a partir de los cuales se evidenció un aumento significativo del riesgo de mortalidad”, se afirma en el documento Límites de Consumo de Bajo Riesgo de Alcohol, elaborado por una veintena de expertos de distintos hospitales y centros de investigación españoles y aprobado por la Comisión de Salud Pública en 2020.

‘Bajo riesgo’ son dos Unidades de Bebida Estándar (UBE) en hombres y una en mujeres. Una UBE equivale a 10 g de alcohol, o el contenido medio de un vaso de vino de 100 cc de 13 grados; 1 vaso de 250 cc de cerveza de 5 grados; 30 cc de licor de 40 grados.

¿Y eso que se dice de que el consumo moderado es bueno para el corazón?

Se considera un paradigma superado. En el documento Límites de Consumo de Bajo Riesgo de Alcohol se constata: “Entre 2000-2014, los metaanálisis y revisiones sistemáticas parecían concluir un claro beneficio del consumo de alcohol en la mortalidad cardiovascular (…) pero se han descrito muchos sesgos que pueden justificar esta asociación (…) y los análisis que los tienen en cuenta han modificado en gran medida el paradigma del beneficio del consumo “moderado” de alcohol”. 

Una posible fuente de error, explica Manuel Franco, es obviar que las personas abstemias pueden serlo precisamente por tener problemas de salud previos, que en las estadísticas las situarían entre los enfermos. 

Por otro lado, “los bebedores ‘moderados’ suelen ser más sanos y de mayor nivel socioeconómico, factores que no siempre se consideran en los estudios”, se afirma en Límites de Consumo de Bajo Riesgo de Alcohol.

¿Realmente no hay ningún beneficio?

Hay análisis que podrían mostrar “una ligera reducción de la mortalidad por cardiopatía isquémica”, dice Galán, pero incluso teniéndolos en cuenta, “este beneficio cardiovascular queda muy lejos de compensar la mortalidad por el resto de causas. (…) 

La mayoría de individuos pueden reducir su riesgo coronario de forma más segura y efectiva aumentando la actividad física y con una alimentación saludable”.

Por lo tanto, “debe enfatizarse la idea de evitar los consumos intensivos y transmitir a la población que lo más beneficioso para la salud sería no consumir alcohol o hacerlo en unas dosis mucho más bajas que las aceptadas hasta la fecha en nuestro país”, insiste este epidemiólogo. 

En declaraciones recientes la cardióloga Almudena Castro, jefa de Sección de la Unidad Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario La Paz (Madrid), y coordinadora del grupo de trabajo de Diabetes y Obesidad de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), afirmaba: “El alcohol aumenta el riesgo de desarrollar miocardiopatía alcohólica (patología que surge por abuso de alcohol); favorece la aparición de un tipo de arritmias que se relaciona de forma muy estrecha con el consumo de alcohol, como la fibrilación auricular; aparte de representar riesgo de cáncer, de problemas hepáticos (cirrosis hepática), o bien de producir alteraciones cerebrales, adicciones, y problemas de tipo social y emocional”.

Ningún consumo de alcohol es seguro para las embarazadas

La recomendación de ‘consumo cero’ es especialmente importante en el caso de las embarazadas. Eva Bermejo, coordinadora del ECEMC (Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas) y directora del Instituto  de Investigación de Enfermedades Raras (IIER), recuerda que “el consumo de alcohol durante el embarazo puede causar efectos indeseados que duran toda la vida”. 

no hay consumo seguro de alcohol en el embarazo

Los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF)incluyen problemas físicos, del comportamiento y del aprendizaje, y son “de los pocos problemas prevenibles al 100 % con una medida tan simple y barata como evitar el consumo de bebidas alcohólicas”, afirma. 

Como explica Bermejo al SMC España, el consenso internacional es recomendar “evitar totalmente el consumo de bebidas alcohólicas en el embarazo, extendiendo esa recomendación también al período en el cual la mujer podría estar embarazada pero no ha podido aún confirmarlo, y al periodo de lactancia si se opta por lactancia materna. No hay cantidad alguna de alcohol que pueda considerarse segura durante el embarazo y lactancia”. 

Bermejo cree que “falta mucha labor docente a este respecto”. 

¿Por qué sigue el mito de los efectos positivos del consumo “moderado”? 

Entre los sesgos identificados en publicaciones que encuentran un efecto protector del alcohol sobre la salud cardiovascular, el documento Límites de Consumo de Bajo Riesgo de Alcohol menciona los frecuentes conflictos de interés con la industria: “Cualquier financiación por parte de la industria puede influir en la independencia, objetividad, integridad y credibilidad de los estudios”. 

En 2018 los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses decidieron cancelar un estudio dotado con 100 millones de dólares para investigar los efectos del consumo moderado de alcohol, después de que varias voces advirtieran de que la mayor parte de la financiación procedía de la industria. 

¿Qué ha dicho la Sociedad Española de Cardiología (SEC) sobre el consumo cotidiano de vino?

El SMC España ha recibido esta respuesta de la SEC: “Desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC), apoyamos la Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud que se ha aprobado. Conocemos que lo más importante es prevenir y, en este sentido, fomentar la dieta y el estilo de vida mediterráneos. Afortunadamente, solo en casos muy concretos en los cuales el corazón está muy deteriorado, tenemos que recomendar la abstinencia absoluta de alcohol. Ahora mismo no existen evidencias en contra de que se pueda consumir una o dos copas de vino al día. Hay incluso datos que podrían demostrar que esas cantidades moderadas de alcohol pueden ser beneficiosas para la salud cardiovascular en la mayor parte de las personas. Esto no quiere decir que la SEC recomiende el consumo excesivo de vino”. 

La SEC apoya estas afirmaciones en publicaciones científicas, en especial la revisión Wine and Cardiovascular Health: A Comprehensive Review, de 2017. Este trabajo, no obstante, también ha sido tenido en cuenta en los metaanálisis que han dado lugar al documento Límites de Consumo de Bajo Riesgo de Alcohol, donde se insiste en que no hay riesgo cero.

¿De qué magnitud es el riesgo asociado al consumo ligero de alcohol?

Más allá de explorar si existe un incremento en el riesgo de desarrollar problemas de salud asociados al consumo de alcohol, es crucial comprender de qué magnitud es ese riesgo para los diferentes niveles de consumo. Para esto contamos con María del Carmen Climent, miembro del comité asesor del SMC España y experta en comunicación del riesgo en el Winton Centre for Risk and Evidence Communication en la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

Climent explica que uno de los estudios que más ha resonado en los medios es el publicado en la revista The Lancet, que demuestra que a medida que aumenta el consumo de alcohol, hay un daño cada vez mayor a la salud.

Decir que "no hay un nivel seguro" de alcohol no aclara la magnitud del riesgo. ¿Qué encontraron exactamente sobre el consumo ligero?

La nota de prensa que acompañaba al estudio indicaba que “beber una bebida alcohólica (10 g de alcohol) al día aumenta el riesgo anual de desarrollar uno de los 23 problemas de salud relacionados con el alcohol en un 0,5 %, en comparación con no beber en absoluto, en personas de entre 15 y 95 años”. En el comunicado proporcionaron las frecuencias esperadas para explicar la magnitud absoluta de ese riesgo, añade Climent: "En personas que no toman alcohol se espera que 914 de cada 100.000 personas desarrolle problemas de salud en un año, mientras que en personas con consumo ligero de alcohol (1 bebida al día), se espera que 918 de cada 100.000 personas desarrolle algún problema de salud relacionado con el alcohol en un año (es decir, 4 casos adicionales)”.

Explicado de otra manera, dice Climent, este resultado “significa que se necesitan 25.000 personas tomando 1 bebida diaria de alcohol durante 1 año para ver un caso adicional de problemas de salud asociado al alcohol”. La percepción sobre ese riesgo puede variar de persona a persona.

 

Publicaciones
Límites de Consumo de Bajo Riesgo de Alcohol. Actualización del riesgo relacionado con los niveles de consumo de alcohol, el patrón de consumo y el tipo de bebida
  • Informe
  • Revisión sistemática
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Autores

Grupo de Trabajo para la Actualización de los Límites de Consumo de Bajo Riesgo de Alcohol

Tipo de estudio:
  • Informe
  • Revisión sistemática
MONOGRAFIA ALCOHOL 2021. Consumo y consecuencias
  • Informe
Fecha de publicación
Institución
Autores

Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones y la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.

Tipo de estudio:
  • Informe
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