Un estudio analizó la edad biológica de más de 1.700 participantes utilizando seis relojes epigenéticos diferentes. Los resultados mostraban que cada embarazo individual reportado por una mujer se correlacionaba con un envejecimiento biológico adicional de dos a tres meses. Estos efectos persistían incluso cuando se tenían en cuenta el estatus socioeconómico, el tabaquismo, la variación genética y la urbanidad del entorno de los participantes. El estudio se publica en PNAS.
Yolanda Cabello - embarazo vejez
Yolanda Cabello
Embrióloga clínica independiente y consultora en reproducción asistida, profesora del máster en dirección Sanitaria y Gestión Clínica de la Universidad Internacional de Valencia
El envejecimiento depende de factores genéticos, ambientales, de estilo de vida, psicológicos y socioeconómicos. Biológicamente, el envejecimiento celular se produce por el aumento de radicales libres y la oxidación. Una dieta equilibrada rica en antioxidantes (las moléculas que neutralizan los radicales libres) podrían reducir ese estrés oxidativo y prevendría el envejecimiento prematuro.
Otro estudio ya señaló algo similar. Sus conclusiones fueron que el embarazo podría afectar a la longitud de los telómeros, los cuales se acortan cuanta más edad se tiene, siendo menores los de mujeres que habían tenido algún hijo respecto a aquellas que no lo habían tenido y también que, a mayor número de hijos, todavía menor longitud de los telómeros de la madre.
Este nuevo estudio comienza nombrando publicaciones de 1966 y 1977, que ya concluían que el embarazo aumentaba el envejecimiento de la mujer. El tamaño muestral es de 1.735 adultos jóvenes de Filipinas, por lo que es una muestra amplia. Los autores utilizaron como instrumento de medida seis relojes epigenéticos (que podrían definirse como pruebas bioquímicas que pueden utilizarse para medir la edad) que supuestamente ya han demostrado predecir el riesgo de mortalidad, la desregulación fisiológica y el declive biológico mediante algoritmos matemáticos. Las conclusiones tras analizar los datos fueron que aquellas mujeres con al menos un embarazo tuvieron un envejecimiento biológico superior a las que no se habían embarazado nunca; y las que tenían más de un embarazo, obtuvieron tasas de envejecimiento todavía más rápido. Estos resultados fueron sólidos frente a posibles factores de confusión sociales, ambientales y genéticos en forma de estatus socioeconómico y medidas de urbanidad, tabaquismo y variación genética; y no se atenuaron tras el ajuste por diferencias en la composición celular estimada. Sin embargo, sus resultados no demostraron que en hombres se pudiera predecir el envejecimiento epigenético. Por ello, los investigadores creen que es la propia gestación y la lactancia, y no los factores socioeconómicos ligados a la fertilidad en los primeros años de vida (o la actividad sexual por sí sola), lo que impulsa el envejecimiento epigenético acelerado en su estudio.
El estudio tiene varias limitaciones. En primer lugar, tanto el análisis transversal como el longitudinal se centraron en participantes relativamente jóvenes durante un período corto de tiempo. En segundo lugar, el estudio acota las medidas al esfuerzo que supone el estado de gravidez, pero muchos de los cambios metabólicos, fisiológicos e inmunológicos asociados con el embarazo coinciden con los que acompañan al envejecimiento, por lo que se cree que la lactancia y el cuidado parental también contribuyen a los costes a largo plazo de la reproducción. Por último, no se pueden vincular los marcadores epigenéticos de la edad biológica con la morbilidad y la mortalidad en edades superiores de la población del estudio.
Aunque se ha dicho que el efecto de envejecimiento biológico ejercido por el embarazo supuestamente podría revertirse parcialmente después de haber dado a luz, se debería estudiar si la falta de sueño, la falta de autocuidado típica del puerperio, o los cambios fisiológicos y psicológicos de la maternidad en sí misma, podrían acelerar el envejecimiento también a través de los mismos relojes epigenéticos.
En mi opinión, se deberían hacer más estudios en poblaciones diferentes y en otros grupos de edad, ya que, lamentablemente, la edad reproductiva real de nuestro país y en general, es muy superior a la población del estudio. También me queda la duda de si un embarazo que acaba en aborto, tanto espontáneo como provocado, aumentaría ese envejecimiento y si sería proporcional a las semanas de gestación cuando este ocurriera.
Esperemos que este tipo de estudios no afecten la decisión de tener hijos, en una sociedad tan preocupada por mantenerse joven y atractiva, ya que estamos viviendo una de las peores épocas en cuanto a tasas de natalidad se refieren.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos
Ryan et al.
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