Un trabajo realizado por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) estima que, en el año 2050, más de tres cuartas partes (155 de 204) de los países no tendrán tasas de fecundidad lo suficientemente altas como para seguir manteniendo el tamaño de su población. El porcentaje subirá al 97 % en el año 2100. Los autores advierten de que los gobiernos nacionales deben planificar las amenazas que estos cambios supondrán para la economía, la seguridad alimentaria, la salud, el medio ambiente y la seguridad geopolítica. Los resultados se publican en la revista The Lancet.
Fecundidad - Castro
Teresa Castro Martín
Profesora de Investigación en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
En 2020 el mismo equipo de investigación del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) también publicó en Lancet unas proyecciones globales de población a las que se les dio mucha publicidad. Aquel estudio recibió algunas críticas por parte de los expertos en demografía por inconsistencias metodológicas.
Las proyecciones de población más utilizadas globalmente siguen siendo las que produce bianualmente la División de Población de Naciones Unidas (las últimas: World Population Prospects 2022) y el Wittgenstein Centre for Demography and Global Human Capital (Austria). Las que produce el IHME se publicitan más, pero se nota que los autores principales (de un equipo de más de 500 colaboradores firmantes) no son expertos en fecundidad.
De todas formas, el estudio ilustra bien las tendencias esperables en un futuro próximo (2050) y otro más lejano (2100): una reducción sostenida de la tasa de fecundidad a nivel global y en casi todos los países. Este estudio estima un descenso de la fecundidad a nivel mundial, y sobre todo en el África-subsahariana, más rápido que Naciones Unidas. El estudio de Lancet prevé que la tasa de fecundidad mundial caerá por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer) en torno a 2030, mientras que la previsión de Naciones Unidas es que esto ocurra en torno a 2050.
Una aportación importante del estudio es resaltar el contraste demográfico entre los países más ricos (con una fecundidad muy baja) y los países más pobres (con una fecundidad todavía elevada). A nivel global, los nacimientos cada vez estarán más concentrados en las zonas del mundo más vulnerables al cambio climático, la escasez de recursos, la inestabilidad política, la pobreza y la mortalidad infantil.
Otra de las aportaciones importantes es la estimación del impacto que podrían tener las políticas familiares —como la ampliación de los permisos parentales, la universalización de las escuelas infantiles, las ayudas a los cuidados infantiles o facilitar el acceso a los tratamientos de reproducción asistida— en los países con una fecundidad muy baja. Se estima que el impacto sería modesto, pero podría evitar que la fecundidad siguiera descendiendo en estas sociedades.
Las limitaciones del estudio son las propias de todas las proyecciones de población. El margen de error depende de los datos, hipótesis y modelos utilizados y aumenta progresivamente con el horizonte temporal de la proyección. Por eso, la práctica habitual es revisarlas periódicamente.
Fecundidad - Mariona
Mariona Lozano Riera
Socióloga e investigadora en el Centre d'Estudis Demogràfics (CED) de Cataluña
Las tasas de fecundidad en países de ingresos altos están decayendo desde hace décadas. Hace treinta años que nacen pocos niños y, por tanto, las mujeres que hoy en día están en edad de tener hijos son pocas. Como señala el artículo, ello implica que estamos ante sociedades cada vez más envejecidas. Esto puede tener consecuencias económicas y sociales, como por ejemplo la sostenibilidad de los sistemas de pensiones públicos y la financiación de los Estados del bienestar. Sin embargo, ante el panorama actual, no me atrevería a decir que el Estado del bienestar está en peligro en el sentido que desaparezca, pero con toda seguridad habrá un cambio y el sistema del futuro será muy distinto a como lo conocemos ahora. Hay de hecho ya una transformación silenciosa hacia modelos en los que hay una cifra básica, todos cobran la misma pensión y los extras dependen de planes de pensiones privados o establecidos por convenios colectivos.
Para el caso español en concreto, el problema no es tanto la falta de trabajadores como la baja productividad del sistema económico español. España tiene un mercado laboral que está muy sesgado hacia sectores de baja productividad y poco valor añadido, como el caso de la construcción, y hay muy poca inversión en I+D. Actualmente tenemos las generaciones jóvenes más formadas de la historia, pero son generaciones que han sufrido varias crisis económicas. Además, estos jóvenes tienen un mercado laboral muy temporal y salarios muy bajos, con lo que sus contribuciones son muy bajas también. Con lo cual, es cierto que la demografía no resulta muy buena para sostener el sistema de pensiones actuales, pero no es la culpable, sino que la falta de acción política y las condiciones estructurales del mercado de trabajo español agravan el problema.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
- Humanos
- Modelización
GBD 2021 Fertility and Forecasting Collaborators
- Artículo de investigación
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