El consumo de tabaco está asociado a cánceres, enfermedades pulmonares y cardiovasculares y otros muchos riesgos que aumentan la mortalidad de los exfumadores durante años. Esto es bien conocido desde hace décadas y, por eso, en los últimos años han surgido alternativas en forma de vaping o tabaco sin combustión.
1. No existen evidencias sólidas de que los vapeadores ayuden a dejar de fumar, pero sí hay otras opciones para hacerlo
Los estudios y revisiones disponibles no muestran que los cigarrillos electrónicos sirvan para dejar de fumar. Además, estudios observacionales en condiciones reales muestran que el efecto mostrado por algunos ensayos clínicos en condiciones ideales se pierde con el tiempo.
Por el contrario, otros estudios muestran que fármacos como la vareniclina tienen una efectividad similar o superior a la de los cigarrillos electrónicos.
2. La antesala del tabaco (y de la recaída)
Numerosos estudios han mostrado que los cigarrillos electrónicos pueden servir de entrada al tabaco para muchos usuarios, incluidos los adolescentes. También pueden favorecer la recaída al tabaquismo en aquellas personas que habían dejado de fumar.
3. No son inocuos
Un informe del Ministerio de Sanidad publicado en 2020 advirtió de los riesgos de fumar cigarrillos electrónicos y el llamado “tabaco calentado”, en el que el producto no se quema mediante combustión . Además de señalar que no existen evidencias robustas de que estos productos ayuden a dejar de fumar y que su consumo ha aumentado entre los jóvenes, el documento recordaba que estos dispositivos tampoco son inocuos.
Así, recordaba que los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contienen sustancias cancerígenas que pueden provocar efectos para la salud a corto plazo como las llamadas “lesiones pulmonares asociadas al vapeo” (EVALI).
4. ¿Reducción de daños?
Los defensores de los cigarrillos electrónicos señalan que estos pueden servir para “reducir los daños”, ya que son menos nocivos que el tabaco tradicional y podrían servir para evitar algunas de las cientos de muertes anuales causadas por él.
Los críticos con este argumento se apoyan en que los cigarrillos electrónicos no han demostrado su efectividad, que no son inocuos y que pueden atraer a nuevos —y viejos— fumadores. Además, señalan que no se defiende su uso en un marco de lucha contra el tabaquismo, por ejemplo mediante su venta previa prescripción médica.
5. Cuidado con los conflictos de interés, también en los estudios
Resulta obvio que hablar de tabaco es hacerlo de una industria millonaria con numerosos intereses económicos. Sin embargo, estos pueden penetrar en la literatura científica y complicar su análisis.
Un estudio publicado en la revista Tobacco Induced Diseases aseguró que un tercio de los trabajos publicados sobre cigarrillos electrónicos no mostraban los posibles conflictos de interés. Además, aquellos cuyas conclusiones eran favorables hacia estos dispositivos tenían mayor probabilidad de ellos.
Para saber más:
-OMS.
-ECDC.
-CDC.