El carbono almacenado globalmente por las plantas tiene una vida más corta y es más vulnerable al cambio climático de lo que se pensaba anteriormente, según un estudio publicado en Science. Esto tiene implicaciones sobre el papel de la naturaleza en la mitigación del cambio climático, incluido el potencial de proyectos de eliminación de carbono como la plantación masiva de árboles. La investigación revela que los modelos climáticos existentes subestiman la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que la vegetación absorbe globalmente cada año, pero sobreestiman cuánto tiempo permanece allí ese carbono.
Pep Canadell - carbono plantas
Pep Canadell
Director ejecutivo del Global Carbon Project e investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia)
El estudio subraya, aún más, que la excesiva dependencia del uso de vegetación y suelos como estrategia principal para la mitigación del cambio climático no resolverá la crisis climática.
Las plantas parece que absorben más carbono de la atmósfera de lo que pensábamos antes, pero el estudio muestra que el carbono se recicla a través de la vegetación y los suelos más rápidamente de lo que pensábamos.
Se debe hacer hincapié en la reducción de las fuentes de emisiones de carbono provenientes de la combustión y el uso de combustibles fósiles y la deforestación. El uso de estrategias para aumentar la cantidad de carbono en los paisajes es parte de la solución, pero será una contribución pequeña al lado del gran esfuerzo necesario en reducir las emisiones.
Víctor Resco de Dios - carbono plantas
Víctor Resco de Dios
Profesor de Ingeniería forestal y Cambio global de la Universidad de Lleida
El 30 % de todas las emisiones de CO2 nos salen ‘gratis’, desde un punto de vista climático, porque las absorben los bosques y otros ecosistemas terrestres. Es lo que se conoce como sumidero de carbono terrestre. Pero este sumidero terrestre no es algo que midamos, sino que lo inferimos por descarte. Conocemos con gran exactitud cuánto CO2 emitimos, también sabemos cuánto absorben los océanos (en torno al 20 %) y cuánto se queda en la atmósfera (en torno al 50 %). El sumidero terrestre resulta, sencillamente, de la diferencia entre las emisiones, los sumideros atmosféricos y los oceánicos.
El sumidero de carbono terrestre se puede medir a escala local, pero escalar los valores a todo el globo resulta difícil porque, sobre todo en ambientes tropicales, tenemos muy pocos datos. Ya ahí radica la novedad de este estudio, que usa el carbono-14, un isótopo radioactivo, para estimar el sumidero de carbono terrestre. Las concentraciones de carbono-14 aumentaron mucho durante los años 50-60 como resultado de las pruebas con bombas atómicas. Las concentraciones de carbono-14 decaen muy rápidamente porque es radioactivo, y esto permite datar ciertos eventos o estimar, como en este caso, cuánto CO2 absorben los ecosistemas terrestres.
Los resultados del estudio son una de cal y otra de arena. Por un lado, cuantifican cómo el sumidero terrestre es mayor de lo que pensábamos, pero también que el carbono se almacena en los ecosistemas menos tiempo del que creíamos.
Hoy se plantean las repoblaciones para eliminar el CO2 de la atmósfera, pero los árboles no devuelven el CO2 a las capas geológicas de donde salieron los combustibles fósiles. Este sumidero es transitorio y este estudio nos indica cómo su duración es aún menor de lo que pensábamos.
Por tanto, las plantaciones no mitigarán el cambio climático: debemos priorizar la reducción de emisiones y la preservación del sumidero terrestre de carbono, lo que se puede lograr con la gestión forestal sostenible.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares
Graven et al.
- Artículo de investigación
- Revisado por pares